“Las tareas invisibles que conlleva ser madre están matándome”, algo que toda madre vive a diario y decide callar (no estás sola)
Erin Pepler es una madre de dos pequeños y esposa de un profesor de universidad barbudo, lleno de tatuajes, con quienes viven en Toronto, Canadá. Le gustan los libros, la música, el arte, viajar, cocinar y dormir hasta tarde. Sí, es una mamá regular con una familia regular que pareciera tener una vida regular como cualquiera otra. Y en parte es así, solo que lo único que se ve desde el exterior es lo “perfecto”. Por eso, Erin decidió desahogarse y contar su historia, haciendo que miles de madres de todo el mundo se sintieran identificadas con ella.
Genial.guru entiende que ser madre es algo complejo que conlleva un montón de responsabilidades, algunas muy claras, y otras, que pasan desapercibidas. Por eso, decidió compartir contigo esta carta de Erin, para que sepas que, si tienes este tipo de problemas, no estás sola. Y así fue como esta madre, con el corazón en las manos y con mucho sentimiento, empezó a relatar su otro lado de la moneda: “las tareas ‘invisibles’ que conlleva ser madre están matándome. Pregúntale a cualquier mamá sobre estas tareas y sabrá exactamente de qué estás hablando. Se trata de las cosas que hacemos por nuestras familias, que son necesarias, pero que nadie nota. La larga lista de pequeñas tareas que solo harían ruido si no se hicieran. El peso mental de hacerlo todo, recordarlo todo, sentir cada emoción de tu familia y preocuparte constantemente”.
Tus responsabilidades como mamá nunca se acaban
“No se trata de hacer la cena cada noche, se trata de saber qué cosa le gusta a cada quien, decidir qué hacer, tener un inventario mental de lo que ya está en el refrigerador y en el almacén, hacer las compras, y saber qué noche no estaremos en casa para cenar porque es día de fútbol. Es guardar los restos de comida en un contenedor y crear una nota en tu mente para recordar cuándo caducarán. Es darte cuenta de que el jarabe se derramó en la parte posterior de la nevera y, en silencio, limpiarlo, mientras también botas un viejo aderezo para ensaladas y un poco de pasta incomible”.
“Las tareas imperceptibles están compuestas por el montón de formularios del colegio e invitaciones para fiestas de cumpleaños, la lonchera que necesita ser cambiada y los zapatos para la escuela que están volviéndose muy pequeños. Se trata de cómo la ropa de verano es cambiada de los armarios por los pantalones para el frío que compraste con anticipación. Se trata de cómo esa ropa vieja de verano termina siendo vendida, donada o regalada a un amigo. Es por eso que tus hijos tienen las uñas cortadas regularmente y el cabello del largo adecuado”.
Sin ti, las cosas no sucederían
“La lista es algo diferente para todas, pero nunca se acaba. A veces se trata de reponer la alacena con papel higiénico, lavaplatos, toallas de papel, champú y pasta dental. Otras veces, cuando una nueva cafetera aparece cuando la vieja se rompe, o cuando una niñera aparece de la nada antes de salir a una cita con tu esposo. Es comprar y envolver los regalos para las fiestas de cumpleaños sabiendo los nombres de los niños y padres que estarán en la celebración, entendiendo cuál de estos niños está siendo evadido por tu pequeño y por qué. Ah, y también por cómo CADA día festivo se hace realidad”.
“Y todavía estás haciendo las cosas evidentes. Pero ¿cuándo? Dios mío, en serio, ¿cuándo?”.
Solo quieres un poco de tiempo libre para ti
“Así pases el día trabajando fuera de casa o con tu familia, es probable que estés muy ocupada, y, aun así estás obligada a mirar en cinco diferentes direcciones en cualquier momento. Tus mañanas son un caos, y las horas de 9 a. m. a 5 p. m. son consumidas en una oficina o con tu adorable, pero increíblemente demandante hijo. Después llega la hora de cenar, quizás hacer la tarea, la rutina para dormir y, finalmente, un poco de tiempo libre... el cual probablemente usarás para preocuparte por otros”.
“Cuando me despierto en una de las camas de mis hijos a las 8:15 p. m., después de haberme dormido al lado de ellos con una copia del El Grúfalo que se cayó al piso, quiero que se acabe el día. Solo quiero besar a mi hermoso hijo en la cabeza, salir de su habitación y sumergirme en mi propia cama para tener un largo, profundo e ininterrumpido sueño. Pero eso nunca sucede”.
Cuando crees que terminaste, te das cuenta de que no es así, ya que aún hay cosas por hacer
“En cambio, caigo en sus camas calentitas y busco frenéticamente mi celular para revisar la hora. Corro al centro comercial antes de que cierre porque a uno de mis hijos ya le queda muy grande su chaqueta de otoño y mi hija destruyó todas sus medias. Mientras estoy ahí, aprovecho a comprar nuevos pantalones de trabajo para mi esposo y una copia del libro que necesito para el club de lectura. Me voy del centro comercial, pero antes me compro un café, y después voy al mercado que está abierto 24 horas a comprar la comida de la semana. Camino a casa, quizás tenga que llenar el tanque de mi carro en alguna gasolinera (también abierta 24 horas, gracias a Dios) porque olvidé recoger una tarjeta de cumpleaños para la fiesta del fin de semana o un regalo para ese profesor genial que se irá de la escuela pronto, y, además, ya no nos queda casi nada de paracetamol para niños ni tiritas adhesivas. Siempre hay algo que hacer. Hay tantas cosas que hacer”.
“Claro, también hay noches en las que me quedo en casa viendo algún programa en la televisión con mi esposo o juego en mi teléfono hasta me canso de ver la pantalla. Hay otras noches en las cuales me reúno con una amiga para tomar café o (casi nunca) me uno a alguna clase de ejercicios, voy a alguna reunión en la escuela de mis hijos o hago alguna diligencia que no tuve tiempo de hacer antes. Algunas veces tomo mi computadora portátil y voy a una cafetería para ponerme al tanto con mi trabajo. Otras noches, voy a librerías y lentamente recorro los pasillos, relajándome con el silencio”.
Llegas al punto de tener la necesidad de estar realmente cansada para sentirte bien durmiendo
“He llevado mi auto a la gasolinera para que lo limpien a las 10 de la noche porque no había otro momento para hacerlo. He lavado la ropa a media noche y preparado la comida para el colegio a la una de la mañana antes de finalmente colapsar en mi cama. No hay ninguna tarea que no haya completado en una hora impía y ninguna tienda que no haya maldecido por cerrar a las 9 p. m. Y, aun así, mi casa sigue siendo un desastre”.
“Cuando todo está dicho y hecho, sé que debería ir directo a la cama, pero no, no lo hago. Porque no he tenido un solo momento para mí, para simplemente EXISTIR, sola, con mis propios pensamientos. Así que empiezo a ver un programa de televisión a altas horas de la noche, o leo un libro, o veo Instagram hasta que estoy suficientemente relajada. Es ahí cuando me siento cómoda para dormir, y así, descansar antes de hacer todo de nuevo al día siguiente”.
Pero tranquila, no estás sola
“Mientras hay otras mamás como yo, están nuestras contrapartes de la mañana también. No se trata de estar despierta toda la noche haciendo cosas, se trata de exprimir toda tu vida adulta en unas cuentas horas cuando tus hijos están durmiendo. Todas lo hacemos hasta un punto. Para algunas, esto significa levantarse a las 5 o 6 de la mañana para hacer ejercicio, disfrutar de una taza de té en silencio u organizarse para empezar el día. Para mí, significa estar despierta hasta cualquier hora porque odio las mañanas más que cualquier niño de tres años que odia usar guantes”.
“Sin importar a qué hora del día estés luchando para sobrevivir a tu lista de responsabilidades visibles e invisibles, no estás sola. En algún lugar, hay una mamá como tú. Hay alguna madre comprando barras de pegamento y fieltro para un proyecto escolar, y otra clasificando juguetes viejos para sacarlos de la casa antes de que los niños se despierten nuevamente. Estas mamás están en todas partes, en cualquier momento. Aman a sus hijos más de lo que pueden describirlo, pero, Dios mío, están exhaustas. Si ves a una, asegúrate de darle una sonrisa de apoyo. Quizás no lo note, porque está extremadamente cansada, pero la solidaridad estará ahí, y con eso basta”.
¿Qué hay de ti? ¿Has experimentado este mismo sentimiento? ¿Crees que haces cosas por tu familia y nadie se da cuenta de ello? Desahógate con nosotros en la sección de los comentarios.