19 Cosas que antes eran signo de pobreza pero hoy valen una fortuna

¿Te ha pasado que no te sientes muy seguro de poder lograr una meta hasta que alguien te dice que cree en ti? Pueden ser unas cuantas palabras de aliento que parecen tener alguna magia secreta con la que te llenas de motivación y de pronto eres capaz de lograr tus metas, aunque parecieran imposibles. Pues resulta que no se trata de ningún encantamiento, es más bien un fenómeno psicológico con el que nos queda claro que la percepción que los demás tienen de nosotros, a veces, sí importa.
En 1968, Rosenthal y Jacobson, un psicólogo social y una directora de primaria respectivamente, describieron por primera vez lo que hoy se conoce como el efecto Pigmalión. Este se refiere a un fenómeno psicológico en él se observa que cuando hay expectativas altas, el desempeño de las personas puede mejorar.
Es común que este efecto se produzca en las escuelas y los espacios de trabajo, pues convivimos con figuras de autoridad como maestros y jefes que se han creado una expectativa de nosotros, y éstas pueden ser positivas o negativas.
En general, este fenómeno nos dice que lo que otros esperan de nosotros puede influenciar de manera significativa nuestra conducta. Como todo proceso, tiene ciertos pasos:
Al final es un círculo que se repite constantemente y que nos permite ver que cuando alguien tiene una visión optimista de nosotros, es probable que tengamos un mejor desempeño, pero si las expectativas que tienen son bajas, podría pasar lo contrario.
Ya sea que tú tengas expectativas altas de otra persona, o viceversa, hay algunos tips que pueden ayudarte a hacer un uso más responsable de este efecto.
A veces no nos damos cuenta, pero nuestras creencias sobre las personas que nos rodean, ya sean nuestra pareja, amigos o hasta compañeros de trabajo, pueden influir seriamente en cómo los tratamos y lo que esperamos de ellos.
Por eso, es importante darnos un momento para pensar: “¿estoy esperando lo peor de alguien?” Si es así, trata de darle una vuelta y ver esa situación con ojos más amables. Con un poco de empatía y mente abierta, podrías estar ayudando a que esa persona también crea más en sí misma y pueda mejorar.
Aunque de vez en cuando nos guste creer que no nos importa lo que piensen otros, la verdad es que las opiniones externas pueden tener un gran impacto en nuestra conducta. A veces llevamos encima expectativas negativas sin darnos cuenta, como esa vocecita que te dice que no vas a poder lograr alguna meta y que no vale la pena intentarlo.
Lo más importante es identificarla y pensar que no tienes por qué ignorarla, sino replantearla, es clave que te preguntes de dónde viene ese pensamiento y recordar que tienes las capacidades para hacer cambios puntuales en tu vida que te lleven a lograr tus metas. Tómate tu tiempo, lo importante es que lo hagas con honestidad, cariño y sin juzgarte. Recuerda: ser amable contigo misma también es una forma de avanzar.
¿Has escuchado hablar de la “mentalidad de crecimiento”? Es una idea de Carol Dweck, una psicóloga de Stanford, que básicamente dice: “puedes lograr lo que te propongas si trabajas en ello”. Suena simple, pero cambia mucho. En lugar de pensar que naciste con ciertas habilidades y ya, empiezas a ver que todo se puede aprender, mejorar y transformar. Y sí, los obstáculos no son fracasos, sino parte del camino.
Ahora ya sabes que las expectativas que los demás tienen en nosotros pueden influenciarnos para bien y para mal, pero siempre puedes tener la última palabra y darle la vuelta para motivarte y alcanzar tus metas, aunque para alguien más parezcan imposibles.