16 Personas cuya vida sería aburrida si no fuera por las excentricidades de sus familiares

Hay heridas que no sanan fácilmente, sobre todo cuando la traición llega en los días más oscuros. En esos instantes de vulnerabilidad, descubrir que la confianza se rompe puede cambiarlo todo y marcar el final de lo que un día parecía inquebrantable. Este caso es prueba de ello.
Yo de 25 años y mi esposo de 27 años llevamos dos años de casados, cinco juntos. Nos casamos jóvenes, pero los dos estábamos listos, emocional y financieramente. Los dos queríamos una familia grande. Quedé embarazada el año pasado, y hace como seis meses, tuve un mortinato a los cinco meses.
Pasó después de una caída. Mi esposo se resbaló en las escaleras, se cayó encima de mí, y los dos rodamos. Fue un accidente raro, no lo culpo, pero estaba luchando por no hacerlo en ese momento. Y me tuvieron que llevar al hospital, y perdimos al bebé. La recuperación física fue dolorosa, y emocionalmente... era un desastre. Estaba de luto, traumatizada, y mentalmente no estaba bien.
Pedí espacio. Le dije que quería quedarme con mis padres un tiempo para sanar y procesar todo. Empecé terapia y lo animé a hacer lo mismo. Me fui por unos 2 meses y medio, tratando de recuperarme emocional, física y mentalmente. Eventualmente, me mudé de vuelta. Reanudamos la terapia juntos. Las cosas seguían pesadas, pero pensé que estábamos tratando de avanzar. Fue entonces cuando me dijo, con mucha culpa, que mientras yo no estaba, estuvo con otra mujer... porque estábamos en un “break”.
Me quedé en shock. Dolida. Entumecida. Estamos casados. No estábamos “en un break” como en una relación de secundaria. Me fui a quedar con mis padres para llorar a nuestro hijo, no para “tomarme un descanso” de la relación. Nunca, ni una vez, insinué que estaba bien estar con otras personas. Él nunca preguntó ni aclaró. Simplemente, decidió que eso era lo que significaba nuestro espacio. Para empeorar las cosas, esperó meses después de que volví para confesar. Eso me dice que sabía exactamente lo que estaba haciendo. Lo ocultó. Mintió por omisión durante semanas.
Me fui inmediatamente. Reservé un hotel por como tres días, corté a todos. No quería hablar con mis padres o amigos porque sabía que tratarían de convencerme de perdonarlo. Ahora mismo, me estoy quedando con mi hermano por como 2 semanas. Incluso he dejado la terapia, todo se siente... inútil por ahora.
Ha estado disculpándose sin parar. Diciendo que podemos arreglar esto, que podemos seguir yendo a terapia, que podemos reconstruir. Incluso involucró a nuestros padres. Ahora todos, sus padres, mis padres, están diciendo que debería darle una oportunidad. Que él estaba “de luto a su manera”. Que “no fue infidelidad” porque estábamos separados.
Pero no puedo verlo de esa manera. Me siento traicionada. Creo que él tomó una decisión. Y no siento ningún deseo de luchar por este matrimonio nunca más. Todos, excepto mi hermano, me hacen sentir que estoy exagerando, que el divorcio es demasiado descabellado...
Mensaje escrito después de leer los comentarios de las personas en internet: Honestamente, recién ahora me doy cuenta de que pudo haberse sentido abandonado, e hice un mal trabajo ahí. Gracias por señalarlo. Seguíamos en contacto, nunca lo dijo ni en terapia, pero de nuevo, tal vez sintió que no podía hacerlo. No puedo leer su mente, aunque yo también estaba lejos de él, pero los dos teníamos a nuestras familias allí para nosotros, así que nunca pensé en eso como abandonarlo, yo seguía estando ahí para él. Aun así, siento que las cosas solo habrían empeorado si no me hubiera tomado ese tiempo, y no creo que cambiaría eso. Esto me ayuda a perdonarlo (no a quedarme), y a seguir adelante si no lo veo como una especie de monstruo por hacer esto.
Tras un mortinato, cada persona en la pareja puede vivir el duelo de manera distinta: mientras uno necesita expresar el dolor, el otro puede preferir procesarlo en silencio. Reconocer esa diferencia no es indiferencia, sino una forma de supervivencia emocional. Permítanse llorar juntos y también por separado, y compartan cómo están atravesando esa pérdida. También es importante ir con un profesional, tanto de manera individual, como en pareja.
El duelo no es una línea recta: a veces irrumpe con fuerza, otras apenas se siente. Aprender a aceptar esa alternancia es clave para sanar como individuo y pareja. No se juzguen por sentir alegría en algunos momentos o tristeza en otros; esos altibajos forman parte del proceso. Ser pacientes y compasivos entre ustedes, y validar lo que siente, sin disculpas, es un acto de amor compartido.
La comunicación abierta y sincera es fundamental para que las parejas puedan enfrentar juntos momentos de crisis. Expresar emociones y preocupaciones de manera honesta ayuda a construir confianza y a prevenir malentendidos que pueden dañar la relación. La terapia de pareja brinda un espacio seguro donde ambos pueden aprender herramientas para mejorar la comunicación, resolver conflictos y reconectar emocionalmente.
En los momentos de duelo, cuidar el corazón y la mente es fundamental. Buscar acompañamiento profesional puede brindar el apoyo necesario para atravesar el dolor o una situación de traición. ¿Qué situación viviste con tu pareja que te costó perdonarle o no pudiste hacerlo?
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