12 Personas que pensaron que su pasado estaba olvidado hasta que su ex llamó a la puerta

La vida en pareja puede llegar a ser divertida y acogedora, sin embargo con los beneficios vienen los retos. Ajustar tu rutina, horarios y costumbres a las de tu pareja puede ser una tarea ardua y si no se maneja adecuadamente puede desencadenar en situaciones incómodas; afectando directamente nuestro desempeño laboral y estado de ánimo. Este es el caso de una joven pareja que por sus diferencias en rutinas terminaron en una situación difícil.
“Llevo tres años de relación con mi novia, Jess, y vivimos juntos, pero ella no es una persona madrugadora. Esto se debe principalmente al hecho de que ella se queda despierta hasta las 2 o 3 de la mañana todos los días, viendo su celular, a pesar de tener que despertarse a las 8 de la mañana. He intentado que empiece a acostarse más temprano para poder despertarse a tiempo, pero dice que eso no le dejaría tiempo para hacer sus cosas, así que decidí no insistir.
Generalmente, tengo que despertar a Jess. Yo me despierto a las 5:00 am, corro una hora, llego a casa a las 6:00, me ducho, desayuno y hago algunas cosas en la computadora. Luego, empiezo a despertar a Jess alrededor de las 7:30”.
“Sé que es ridículo tener que despertar a una mujer de 28 años, y no me importaría si no fuera porque despertarla a ella es una pesadilla. Comienzo por encender las luces poco a poco alrededor de las 7:30 am, luego intento despertarla con cuidado y, si se levanta a esta hora, va al baño y luego, cuando vuelvo a la habitación, la encuentro durmiendo de nuevo.
Lo peor es que Jess es muy malhumorada por la mañana, entonces me insulta y luego, cuando le menciono lo que me ha dicho, simplemente dice: ’Tenía sueño y estaba fuera de mí. ¿Qué quieres que haga?’. Bueno, el viernes pasado llevó las cosas al límite. Estaba despertándola como de costumbre, y cuando pasó a mi lado para ir al baño, me gritó, con cara de asco: ’¡Hueles horrible, date una ducha!’. Yo ya me había duchado y siempre mantengo una buena higiene”.
“Entonces, esa noche, le dije que estaba cansado de despertarla, que estaba harto de sus rabietas, sus insultos y sus caras, así que yo no iba a mover un dedo para asegurarme de que se levantara a tiempo. Naturalmente, se enojó, pero le dije que tenía que despertarse sola. Hoy era lunes y, obviamente, se quedó dormida y llegó a su trabajo más de una hora tarde. Como ya la habían amonestado dos veces durante su período de prueba, eso fue causal de despido automático.
Como a mediodía, me llamó gritando incoherencias, diciendo que yo había hecho que la despidieran. Cuando llegué a casa por la tarde, inmediatamente comenzó a llorar y a gritarme más, exigiéndome la mitad de mi salario hasta que ella pueda encontrar un mejor trabajo. Creo que me precipité en obligarla a despertarse sola de repente, y al parecer le gustaba mucho el trabajo que tenía. ¿Debí al menos haber intentado despertarla?”.