Mis 5 años con un narcisista y cómo identificar un buen novio

Pareja
hace 1 año

La vida en pareja no es sencilla, principalmente pasado el periodo de enamoramiento en el que todo es color de rosa. Al avanzar en la relación, es inevitable que surjan diferencias y actitudes o cualidades del otro que no nos gustan. La comprensión y la comunicación son vitales para aprender a entenderse. Pero, ¿qué pasaría si de golpe y porrazo descubrieras que aquel de quien te enamoraste no es como decía ser? Esto es lo que le pasó a una usuaria, y lo quiere compartir con nosotros. ¿Sabes identificar un buen novio? Al final tenemos unos tips para reconocerlo.

“A base de atención y constancia, se ganó mi corazón”

Mi expareja y yo trabajábamos para la misma empresa, y a pesar de que lo conocía de vista, nunca me interesó establecer contacto con él más allá del profesionalmente necesario. Sinceramente, no me atraía en lo más mínimo. Se podría decir que fui un gran reto para él, una conquista que le supuso poner a prueba todos sus encantos y estrategias de cortejo, con cautela y paciencia.

Comenzó mostrándose sumamente dispuesto a ayudar; ante cualquier pequeño problema que me surgiera, aparecía él como “mi salvador” a ofrecerme soluciones. Esa amable actitud por su parte hizo que rápidamente nos hiciéramos buenos amigos, hasta el punto de que yo confiaba plenamente en él, tanto como para abrirme y contarle las cosas más profundas e íntimas de mi vida.

“Teníamos tanto en común que creí que era mi alma gemela”

Surgió el amor y todo era perfecto, él, nosotros, nuestros planes de futuro. Cuando estábamos juntos lo pasábamos en grande. Me persuadió de que dejara mi empleo, según él, porque no me valoraban, no me pagaban lo que merecía y no me daban la posibilidad de mostrar mi verdadero potencial profesional. Él mismo se encargó de buscarme un nuevo empleo, a mi disposición para cuando me sintiera preparada para “dar el paso”.

No podría decir que realmente fuera malo conmigo, al revés, parecía mirar siempre por mi bienestar y me hacía sentir segura y protegida. El problema no estaba en lo que hacía frente a mí, o conmigo, sino en lo que hacía a mis espaldas, sin que yo lo supiera. Había entretejido una maraña de mentiras, de vidas múltiples y paralelas, con secretos por doquier, que a largo plazo serían insostenibles.

“Un día recibí una llamada que puso mi mundo patas arriba”

Todo iba de maravilla; no solo estábamos bien, sino que además vivíamos juntos y nos habíamos comprometido. Él era de otra ciudad, una que quedaba a varias horas de donde vivíamos. Si bien al principio de nuestra relación estaba siempre conmigo y no viajaba a menudo, su madre comenzó a tener problemas de salud, y él empezó a viajar para estar con ella cada dos semanas. Era hijo único y adoraba a su madre, hablaban por teléfono todos los días, varias veces al día.

Durante sus viajes, me enviaba fotos con ella, me la mostraba en videollamadas o incluso me la ponía al teléfono. Un día, estando él de viaje, me llamó. Como si nada, yo atendí diciéndole algo tipo: “Hola, amor, ya te estaba extrañando”. Para mi sorpresa, después de un breve silencio, una voz de mujer me preguntó: “¿Por qué le dices esas cosas a mi marido?”. Me quedé en total y absoluto shock.

“Ya no era capaz de distinguir lo que era real de lo que no”

Ella y yo empezamos a hablar a espaldas de él, contándonos una a la otra lo que hacía, para compararlo con lo que él nos decía. A mí me había vendido que era soltero, pero llevaba seis años casado y tenía dos hijos. Su mujer, en cambio, creía que vivía en otra ciudad puramente por negocios. Resultó que su mamá, con la que tan a menudo hablaba, era su esposa. Como buena nuera, se encargaba de cuidar y atender a su anciana suegra porque vivían juntas.

Cuando finalmente lo desenmascaré, juró y perjuró que estaba en trámites de divorcio. Que su ex era una mala mujer que solo quería arruinar su vida. Incluso llegó a mostrarme unos papeles de su supuesto trámite de divorcio; tiempo después, supe que eran falsos. Dicen que el amor es sordo, ciego y mudo, y confirmando la teoría, le creí, solo para descubrir más tarde que todo lo que había pasado no era más que la punta del iceberg y que siguió en paralelo con su “ex” y conmigo.

“Sus constantes mentiras me llevaron al borde de la locura”

Lo quería, y quería estar con él, pero ya no era capaz de confiar. Si me decía que iba a comprar algo, que tenía que hacer doble turno o que se iba con los amigos, sonreía y asentía, pero por dentro, mi instinto me decía que no era verdad. Él seguía jurando que no hacía nada malo, me llamaba paranoica, me regalaba palabras de amor tan hermosas y era tan atento que al final me hacía creer que la que tenía un problema era yo. Pero aun así, seguía sintiendo que algo no iba bien.

Mi frustración me llevó a convertirme en una novia muy tóxica. Me despertaba temprano para revisar su teléfono a diario. Cuando se daba cuenta cambiaba la contraseña, pero yo me las arreglaba para descubrirla otra vez. Cuando no podía desbloquearlo, lo conectaba a mi computadora para acceder a las imágenes, los audios y los videos. Estaba fuera de mí, tanto que llegué a instalarle un programa de protección parental para poder controlarlo. No me enorgullezco, pero tampoco me arrepiento, porque así pude dar con la verdad.

“Él, yo y otras dos mujeres, su cuadrado amoroso secreto”

Una tarde discutimos por un tema económico y él se fue. Lo llamé miles de veces, pero no me atendió. Le mandé mensajes, y aunque se conectaba, no los abría. Enloquecí, desde mi teléfono consulté su localización y hecha una furia salí a buscarlo. Llegué a un edificio ubicado a unas manzanas, donde sabía que vivía una compañera de trabajo. No sabía en qué departamento, así que les pregunté a unas vecinas, que amablemente me indicaron cuál era la puerta. Desde afuera podía escucharlos hablar y reírse.

Me armé de valor y toqué el timbre. Ella abrió lo justo como para ver quién era. Me conocía, y se sorprendió al verme. Cerró, y volvió a abrir después de unos segundos; él ya no estaba. El cobarde se había escondido. Al principio, ella dijo que él no estaba allí, pero tras explicarle la situación, acabó revelando que estaba dentro de un armario. Él salió, me pidió perdón, dijo que me amaba y que había metido la pata. Ella se puso a llorar, y entre lágrimas, confesó que estaba embarazada.

“No fue nada fácil, pero conseguí superarlo y seguir adelante”

En aquel entonces, me derrumbé. De la noche a la mañana, entendí que mi mundo perfecto, todo en lo que creía y el amor que recibía no habían sido reales. Durante años, mi vida fue como un reality show, una total y absoluta farsa, diseñada a gusto y placer de un solo televidente, él. Me sentía avergonzada, yo, que había sido la víctima. Tuve que hacer un gran trabajo psicológico y emocional para asimilar lo que había pasado, perdonarlo y, más importante aún, perdonarme por no haberlo visto venir.

Supe, tiempo después, que mi ex era una persona de perfil narcisista. Tiene un trastorno que hace que busque atención constante para alimentar su ego, que no pueda amar más que a sí mismo y que no sea capaz de sentir empatía más allá de sus propios deseos. Lo odié como a nadie, pero ahora siento pena por él. Aunque yo pude liberarme y recomponer mi corazón hecho añicos, él tendrá que vivir para siempre atrapado en su oscuro mundo de mentiras y siendo, a diario, víctima de sí mismo.

¿Qué hacer cuando lidiamos con alguien narcisista?

Las personas con un trastorno narcisista suelen ser muy cautivadoras. Cuidan mucho su imagen, por lo que suelen ser percibidas como personas simpáticas y agradables. Esto hace que sea fácil pasar por alto sus primeros comportamientos dañinos. En caso de que estés en contacto con alguien que sufra este trastorno de la personalidad, aquí te dejamos algunos tips que podrían serte de ayuda:

  • Asesórate e infórmate sobre este trastorno para poder entenderlo y aceptarlo.
  • Trabaja tu autoestima para poder manejar con mayor facilidad ciertas situaciones.
  • Di lo que sientes y establece límites, aclarando todo lo que no estás dispuesto/a a aceptar.
  • Aprende a desconectarte, relájate y dedica tiempo también a tus relaciones sanas con terceros.
  • Si no te sientes a gusto, corta la relación, es casi imposible que las cosas vayan a mejorar.

Identifica a un buen novio

  • Un buen novio es aquel que te hace sentir hermosa y te sorprende con detalles. No importa si es un ramo de flores o una cena romántica, lo importante es que se preocupa por hacerte sentir especial.
  • Te apoya y te anima en tus logros, incluso cuando sientes que has perdido. Un buen novio siempre está ahí para ti, para celebrar tus éxitos y ayudarte a superar tus fracasos.
  • Te recuerda constantemente que te ama a través de llamadas y mensajes. No hay nada más importante que saber que alguien te ama y un buen novio siempre te lo recordará.
  • Cuida de ti y te consiente cuando estás enferma. Un buen novio siempre estará ahí para cuidarte cuando estás enferma y hacerte sentir mejor.
  • Siempre busca solucionar las situaciones difíciles y te hace sentir segura y protegida. Un buen novio siempre está ahí para ayudarte a superar los momentos difíciles y hacerte sentir segura y protegida.

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