Por qué nos enojamos cuando tenemos hambre
Si alguna vez dijiste algo que no debías y luego tuviste que pronunciar el clásico “perdón por lo que dije cuando tenía hambre”, debes saber que no eres la única persona a la que le ha sucedido eso. Estar de malas cuando tenemos hambre es muy común, y aquí te contaremos por qué. Así que pásale este artículo a la persona que tiene que soportarte cuando estás de mal humor.
Por qué nos da hambre
Mientras que el apetito es el deseo de comer, el hambre es la necesidad de hacerlo. El hambre es una señal que nos envía el cuerpo para decirnos que le hace falta combustible para mantener los niveles de energía y seguir andando. Estas señales físicas involucran al cerebro, sistema nervioso, páncreas, estómago y tracto intestinal.
Además, factores como el estilo de vida y tipo de alimentación pueden influir notablemente en el hambre. Por ejemplo, comer alimentos altamente procesados (que, por lo general, contienen muchos azúcares), suele causar una mayor sensación de hambre que si llevamos una dieta rica en proteínas.
El hambre y el enojo
Aunque pueda sonar a pretexto para el mal humor, estar de malas por tener hambre es algo real que les pasa a muchos. En inglés, incluso es común llamar hangry a esta sensación, una expresión que surgió como resultado de la unión de las palabras hungry (“hambriento”) y angry (“enojado”). De hecho, varios estudios han indagado sobre el vínculo entre la sensación de hambre y el estado de ánimo, y han llegado a la conclusión de que a mayor nivel de hambre, mayor irritabilidad y menor sensación de placer.
También se descubrió que esto es general en todas las personas, independientemente de factores como la edad, el sexo, el índice de masa corporal, el tipo de alimentación, etc. Es muy probable que todos pasemos por eso. En realidad, tampoco es exclusivo de los humanos, pues también se ha visto en especies como cebras y mosquitos, que en su afán de obtener alimento, suelen comportarse de forma más agresiva.
Aunque aún se desconoce la razón exacta por la que el hambre nos pone más irritables, sí se han hecho algunas sugerencias para explicarlo. Te las contaremos enseguida.
Se alteran los niveles de azúcar en la sangre
Pasar períodos prolongados sin comer puede afectar el nivel de azúcar en la sangre, pues la glucosa tiende a disminuir cuando tenemos hambre. Entonces, el cuerpo reacciona liberando las hormonas adrenalina y cortisol, que si bien ayudan a elevar de nuevo el azúcar en la sangre, también provocan que estemos más irritables y hacen que cualquier dificultad, por pequeña que parezca, desate nuestra ira.
El cerebro se comporta diferente
Nuestro cerebro siempre está realizando múltiples funciones, pero cuando el nivel de glucosa disminuye por falta de alimento, esto interfiere con algunas de sus funciones, lo que hace que le sea más complicado realizar ciertos procesos como regular los impulsos y el comportamiento.
Sin embargo, esto no significa que el hambre haga que alguien se enfade sin razón. Probablemente, no haya enojo al momento de ver alguna película, pero si surge una dificultad mínima, como que esta se trabe, se puede mostrar una respuesta desproporcionada y excesiva.
Entonces, ¿qué se puede hacer para evitar el enojo por hambre?
- Come regularmente: sí, ya sabemos que puede sonar obvio, pero es importante que no dejes pasar mucho tiempo entre una comida y otra. Establece algunos horarios que puedan ayudarte a evitar las caídas del nivel de glucosa en la sangre. Si sales de casa, lleva un refrigerio contigo.
- Cuida tu alimentación: los alimentos altamente procesados, como la comida chatarra, suelen llevar a un aumento rápido en los niveles de azúcar para luego experimentar una caída súbita, lo que puede afectar el estado de ánimo. En cambio, los cereales integrales y la fibra ayudan a tener niveles de energía y azúcar más estables.
- Pon atención a tus sentimientos: la autoconciencia ayuda a identificar cambios en el estado de ánimo, lo que nos permite anticiparnos a las reacciones negativas.