Qué pasaría si lanzaras una bola de acero a la fosa de las Marianas

Curiosidades
hace 7 meses

Es uno de los lugares más intrigantes del mundo. Cubierto de oscuridad y a kilómetros de profundidad, este lugar extremo alberga criaturas y fenómenos insólitos. Su nombre es fosa de las Marianas, y es la fosa oceánica más profunda de la Tierra. No es de extrañar que sea tan difícil de explorar. Debido a las arriesgadas condiciones, no es posible explorarla sin el equipo adecuado. Pero ¿qué pasaría si lanzáramos una bola de acero allí abajo?

Comencemos por lo más básico: ¿cómo se descubrió este agujero de enorme profundidad en el océano? El HMS Challenger lo identificó en 1875. El barco contaba con un equipo bastante sofisticado para su época, pero no era lo suficientemente bueno como para poder explorar la fosa por completo. Algunas décadas más tarde, en 1951, otro barco, el HMS Challenger II, regresó al lugar mejor equipado. El buque contaba con una ecosonda, y logró tomar medidas precisas de lo que parecía ser el punto más profundo de la superficie de nuestro planeta. Si la observaras en 2D, verías que la fosa mide 2400 kilómetros de largo y 70 kilómetros de ancho en promedio. Además, parece una especie de cicatriz en forma de media luna cuando la observas desde arriba. Nada fuera de lo común hasta ahora, ¿verdad? Pues bien, si extendieras un cable desde la superficie del océano hasta el punto más profundo de la fosa, mediría la asombrosa cifra de 11 kilómetros. Si fuéramos capaces de mover el monte Everest (la montaña más alta de la Tierra) para cubrir la fosa de las Marianas, seguiría sin ser suficiente: le faltaría aproximadamente un kilómetro y medio.

Al ser tan profunda, está casi completamente cubierta de oscuridad, ya que la luz apenas puede llegar a distancias tan extremas bajo el agua. La temperatura tampoco es agradable: apenas unos grados por encima del punto de congelación. Pero la característica más peligrosa de todas es la presión del agua. Justo en el punto más profundo de la fosa, la presión es unas mil veces superior a la presión atmosférica estándar.

No son muchos los que han intentado descender a la fosa de las Marianas. De hecho, el primer intento organizado tuvo lugar hace más de 60 años. Estuvo a cargo de Jacques Piccard y Don Walsh en un sumergible. Solo pasaron unas cinco horas descendiendo, y apenas 20 minutos en el fondo. Por desgracia, no lograron tomar fotos. Antes de que estos dos científicos lograran descender, los especialistas creían que había pocas o ninguna posibilidad de que existiera vida allí abajo debido a las condiciones, sobre todo por la presión extrema. ¡Pero, mientras estaban en el fondo, las luces del sumergible divisaron una criatura! Una criatura muy plana.

Como puedes imaginar, los recursos aquí son muy escasos. ¿Qué clase de criaturas viven aquí abajo? ¿Y cómo sobreviven, dada la hostilidad del entorno? Sorprendentemente, en la fosa de las Marianas viven una gran cantidad de animales. Algunas de estas criaturas recurren a sustancias químicas para sobrevivir, como el metano o el azufre, mientras que otros tipos de peces devoran la vida marina que es, bueno... más débil que ellos en la cadena alimentaria. Las criaturas más comunes que se encuentran aquí son los ctenóforos, los anfípodos y los pequeños pepinos de mar. Algunos de ellos se han adaptado al endurecer su caparazón, utilizando el aluminio extraído del agua de mar. Las criaturas más pequeñas, como los microbios, se adaptaron alimentándose de las sustancias químicas emitidas cuando el agua del mar golpea las rocas submarinas. En cuanto a la fauna, el pez caracol de las Marianas es la estrella de la zona. Es pequeño (de 7 a 22 centímetros), translúcido y sin escamas, pero es el principal depredador de la zona.

No es de extrañar que algunas personas creyeran que el antiguo megalodón podía seguir viviendo aquí. ¿Qué era el megalodón? Era el mayor depredador conocido en la historia de nuestro planeta, básicamente el tiburón más grande y desagradable que jamás haya existido. Los científicos creen que se extinguió hace bastante tiempo, y la idea de que todavía podría estar escondido en la fosa de las Marianas no tiene mucho respaldo. El megalodón tendría que haber aprendido a navegar en una completa oscuridad. Debería ser bioluminiscente o evolucionar para tener unos ojos enormes. Además, debido a su tamaño similar al de un autobús escolar, habría necesitado mucha comida. Los microbios y los pequeños peces caracol no habrían sido suficientes.

Si dejaras caer una bola de acero en la fosa, ¿qué efecto tendría en ella? ¿Sería la bola lo suficientemente fuerte como para soportar tal presión? Analicemos los datos. Si suponemos que se trata de una bola de acero sólida, la presión en el fondo de la fosa no sería suficiente para afectarla y causarle un daño permanente. Sin embargo, tardaría 12 minutos en llegar al fondo del océano. ¿Y la temperatura? Bueno, resulta que la diferencia de temperatura en la superficie y el fondo de la fosa es bastante impresionante. Esto haría que la bola se encoja un poco. Pero, una vez que la bola regresara a la superficie, recuperaría su tamaño original. En caso de que la bola se quede atascada allí, hay otra pregunta interesante a responder: ¿se vería afectada por la corrosión? La corrosión del acero depende en gran medida de la cantidad de oxígeno en el agua. El nivel oxígeno disuelto en el agua permanece constante a profundidades superiores a 5 kilómetros. Me ahorraré los cálculos, pero la bola de acero tardaría más de 10 000 años en oxidarse por completo bajo el mar.

Sin embargo, no puedo evitar preguntarme qué necesitaríamos los humanos para sobrevivir a profundidades tan extremas. Veamos lo que se usó en el pasado para explorar este misterioso lugar: una pequeña cosa llamada espuma sintáctica. ¿Por qué? Porque es el único material que puede flotar y resistir la presión que se encuentra aquí. Sin este tipo de protección, nuestros pulmones colapsarían rápidamente. Es más, la presión del agua empujaría el líquido hacia nuestra boca, reemplazando el oxígeno por agua. Por otro lado, deberíamos contar con la muy necesaria capacidad de poder regresar a la superficie en caso de que algo no saliera según lo planeado. Una de las embarcaciones que se sumergió aquí tenía pesos de acero de casi 500 kilogramos fijados para asegurar su hundimiento. Estos pesos estaban conectados al barco mediante un tipo especial de cable que tenía un tiempo de corrosión mayor en el agua de mar (de 11 a 13 horas), por si algo salía mal ahí abajo y debían regresar más rápido.

Dadas las duras condiciones del lugar, el problema del suministro de oxígeno también es muy importante. Cualquier buque que quiera volver a descender a la fosa de las Marianas tendría que considerar algún tipo de dispositivo capaz de reciclar el aire para reducir la cantidad de oxígeno a transportar. Y el último, pero definitivamente no el menor de los problemas, sería la electricidad. No creo que haya un enchufe para cargar el celular allí, así que debe haber suficiente batería como para mantener todo el equipo necesario: comunicación, suministro de oxígeno, dispositivos de iluminación, etc. Ninguno de estos problemas parece ser un gran reto en la actualidad, ¡ya que, desde hace poco, es posible comprar una excursión por la fosa de las Marianas!

Tres afortunados formaron parte de este proyecto en 2020. Fueron sumergidos en una esfera de titanio de 9 centímetros de grosor. Esto garantizó que no sintieran ningún cambio de presión ni ningún tipo de estrés fisiológico. Cada uno de los invitados participó en un viaje individual con una duración estimada de unas 14 horas. El descenso en sí duró más de cuatro horas. Una vez que llegaron al fondo, tuvieron la oportunidad de presenciar algunas de las criaturas más extraordinarias del planeta. Luego, llegó el momento de iniciar el ascenso de cuatro horas hacia la superficie.

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