¿Qué pasaría si una gota de agua cayera en la Tierra a la velocidad de la luz?
Estás en medio del Sahara. Ves un enorme toldo con el patrón de un blanco rojo. Su superficie está tan caliente que podrías freír comida en él. Una gota de agua debe golpear el centro de esta diana a la velocidad de la luz. Teórica y técnicamente, este experimento es imposible de realizar. Pero si se llevara a cabo, entonces nos esperaría la misteriosa nada. Y cada versión de esta “nada” sería diferente. Así que haremos tres caídas. Opción uno. Es mejor hacerlo desde una gran altura o desde el espacio. Despegas con una mochila cohete hacia la estratosfera. Tienes una botella de agua en la mano. Viertes una gota. Digamos que empieza a acelerarse. En este caso, incluso a baja velocidad, la gota de agua se quemará en las capas protectoras de la atmósfera. En menos de un segundo, esta se convertirá en vapor.
Supongamos que nuestro planeta no tuviera el tipo de protección que es la atmósfera. La resistencia del aire seguiría deshaciéndose de la gota. Esta vuela hacia abajo a una velocidad tremenda. El viento frío la convierte en un témpano. Cuanto mayor es la velocidad de esta, más fuerte es la resistencia del aire. La gota se mueve cada vez más rápido y pronto alcanza la velocidad del sonido. Entonces se rompe en miles de pequeñas partículas. En estas condiciones, la gota nunca podrá llegar a la Tierra a la velocidad de la luz. No ocurre nada porque nada llega al blanco. El siguiente intento consiste en cambiar la gota. El oxígeno, el dióxido de carbono, el ozono y otros gases de la atmósfera destruyen cualquier objeto que caiga. ¿Pero qué pasa si la gota no se encuentra con todos estos obstáculos? Cambias la estructura interna del agua químicamente. Entonces, te pones de nuevo la mochila cohete y tomas una botella de agua.
A la altura de la órbita de la Tierra, la abres y viertes una gota. Se acelera y no hay resistencia. Pasa por las capas más calientes de la atmósfera, pero no se quema. Pasa por la temperatura de congelación, pero no se congela. Vuela hasta el suelo, desarrollando la velocidad de la luz, y vuelve a chocar, pero no pasa nada. La gota tiene las propiedades de una partícula de luz: un fotón. Solo en esas condiciones puede desarrollar la velocidad que necesitamos. Ningún objeto con masa, ya sea un auto, una casa, la hoja de un árbol, una hormiga, un solo cabello, un grano de arena o una molécula, puede alcanzar la velocidad de la luz. Solo las partículas de luz son capaces de hacerlo, ya que no tienen masa. Una gota intangible cae en el centro del blanco, y de nuevo, no pasa nada.
La tercera opción. Los científicos han encontrado una forma de acelerar una gota hasta la velocidad requerida. También tienen que cambiar la composición molecular del agua, haciéndola más resistente a las altas y bajas temperaturas. Para que la gota alcance la velocidad de la luz sin ningún daño, hay que colocarla en un vacío perfecto. Sin resistencia del aire, sin capas protectoras de la atmósfera. Solo queda el espacio y el agua. Para ello, los científicos necesitan construir un largo tubo. En el centro del Sahara, alrededor de la misma diana, se crea un centro científico. Desde aquí, la tubería debe subir. Su altura es aproximadamente la distancia a la Estación Espacial Internacional. Es decir, 408 km, que es aproximadamente la altura de 50 montes Everest. No te puedes conectar con la EEI en sí, ya que se mueve todo el tiempo. Gira alrededor de la Tierra, completando una revolución en 90 minutos. Por eso los astrofísicos e ingenieros deberían construir una pequeña estación diseñada para una persona. Y esta debería moverse en paralelo a un único punto del suelo.
El tubo de vacío está hecho de materiales sólidos inoxidables para que la lluvia y las altas temperaturas no puedan destruirlo. Por dentro, es una aleación de titanio y grafeno, el metal más duradero de la Tierra. El tubo se construye en horizontal. Luego, con la ayuda de varios helicópteros y cables, se coloca en posición vertical y se une a una pequeña estación espacial. La tubería está equipada con pequeñas bombas que bombean el aire y bloquean su flujo en el interior. La gota de agua no debe tocar las paredes, por lo que hay una capa especial de placas de gravedad. Estas empujan el agua lejos de la superficie de la tubería, utilizando el poder del magnetismo y las ondas sonoras. Te pones la mochila cohete y vuelas hasta la estación con una botella de agua mejorada y duradera. Tus manos tiemblan de emoción. Tu respiración suena fuerte en el traje espacial. Abres la botella, la inclinas ligeramente y viertes una gota en una caja especial. Dentro de este recipiente, la gota se carga con la energía necesaria para desarrollar la velocidad de la luz. Ahora está lista para el viaje. Miras la caja, cierras los ojos y presionas el botón de inicio.
La gota vuela hacia la tubería a gran velocidad. Por la potente onda expansiva, toda la estación sale despedida hacia un lado. La gota se acelera, y en ese momento, la tubería hecha de los metales más fuertes de la Tierra comienza a derretirse como un helado. Hay tanta energía en el agua ahora que sería suficiente para proporcionar electricidad a una pequeña ciudad. Y ahora esta alcanza la velocidad de la luz, que es de 300 000 km/s. La tubería se convierte en polvo. No importará si la gota toca el suelo o no, porque no habrá nada. Literalmente, todos los objetos materiales, carros, casas, campos, océanos, computadoras, aviones, barcos, flores, árboles, ¿continúo?, desaparecerán. Las cosas intangibles, como el gas, el aire, las ondas de radio, la radiación electromagnética, los miles de millones de terabytes de información digital... todo esto también se esfumará. ¡Vaya que estás en problemas!
Cualquier sonido, gritos, música, el timbre del teléfono, será imposible de crear y escuchar. La luz desaparecerá y la oscuridad será total. Pero rebobinemos el tiempo y veamos qué ha pasado exactamente ahora. No funcionará, sin embargo, porque tampoco hay tiempo. Imagina el tiempo como un río tormentoso que fluye rápidamente en una dirección. Luego, este cae en un pozo sin fin y desaparece por completo. Todo esto ocurrió porque una gota de agua se estrelló en nuestro planeta a la velocidad de la luz. En cuanto una gota empieza a acercarse a la velocidad necesaria, pierde sus propiedades de agua. Ahora es el objeto más poderoso y pesado del universo. La energía que proviene de ella destruye todo en cientos de miles de kilómetros. El hormigón, el suelo, las rocas, etc., etc., etc., todo desaparece. En el primer segundo, todo se rompe en millones de pedacitos. Luego, estos trozos se rompen en millones de partículas aún más pequeñas. Las moléculas se queman.
Imagina un mapa del mundo en papel. Si lo mojas y lo rompes, se convertirá en trozos de papel mojado. Si lo quemas, una parte se convertirá en cenizas y la otra simplemente volará en el aire en forma de humo. El mapa permanecerá, pero nunca volverá a tener el mismo aspecto. Pero si destruyes las moléculas del mapa, se puede decir que este nunca existió. No hay rastro de su existencia. Lo mismo ocurre con nuestro planeta. La energía procedente de una gota de agua hace que la Tierra nunca haya existido en el espacio. Y ahora la gota supera la velocidad de la luz. Un agujero negro comienza a evolucionar. Se expande y absorbe todos los restos espaciales. Luego la Luna. Pronto será el turno de Marte y todos los demás planetas de nuestro sistema solar. El agujero negro se expande y aumenta la fuerza de gravedad en su interior. Junto con los planetas, absorbe la luz. Se acerca cada vez más al Sol. Nuestra estrella se divide en tiras de luz, como si hubiera pasado por un enorme triturador cósmico. El Sol explota y escupe una cantidad imposible de energía.
Se cree que los agujeros negros aparecen tras la explosión de las estrellas. Ahora mismo, toda la energía solar está siendo absorbida por nuestro agujero negro. Se está volviendo completamente negro. La luz de las estrellas lejanas cae directamente en el infinito supermasivo. Los meteoritos que vuelan en un radio de cientos de miles de kilómetros a la redonda también son devorados hacia lo desconocido. Hay muchos agujeros negros en el espacio, pero solo uno de ellos fue creado por una pequeña gota de agua. Cuanto mayor es la velocidad de cualquier objeto, más pesado se vuelve. La masa es la cantidad de energía que tiene un objeto. Cuando las moléculas de agua alcanzan la velocidad de la luz, su masa empieza a crecer. Y esto no tiene límites; se vuelve infinita. Una masa infinita forma un agujero negro. Lo absorbe todo, y nadie sabe qué hay dentro. Todo lo que queda es la oscuridad y la inimaginable fuerza de la gravedad. Así que supongo que probablemente NO deberíamos hacer este experimento, ¿verdad? ¿Qué tal si hacemos un volcán de bicarbonato de sodio en su lugar?