¿Qué sucedería si nunca te cortaras las uñas?
Así que, estás a unos minutos de una importante entrevista de trabajo que cambiará tu vida. Estás nervioso, tus piernas no pueden dejar de temblar. Un empleado te hace pasar a una sala de conferencias, pero... ¿Qué están viendo? Entras con la cabeza bien alta, dispuesto a dar en el clavo en esta. Pero los entrevistadores también están sorprendidos. Extiendes la mano para estrecharla, pero nadie está interesado. Todos te observan las uñas... ¡parecen ramas de árbol! Te das cuenta de que te miran, pero sigues adelante, respondiendo a todas las preguntas... que en su mayoría son sobre estas, claro.
Las uñas crecen a un ritmo promedio de 3,3 mm al mes. Así que, si fueras un adulto joven que nunca se las ha cortado, ¡tendrías unas de 1,2 m de largo! Eso es como andar con palos de escoba en las manos. Pero, de todas formas, “clavaste” la entrevista (je, je) y empiezas a trabajar enseguida. Te acompañan a tu cubículo y todos los ojos están puestos en ti. O más bien en tus uñas. Te sientas frente a la computadora y empiezas a escribir. Pero no haces más que destrozar el teclado, ¡tumbando todo! Te levantas de la silla de la oficina y te pones a 1 metro del teclado. Perfecto. Pero cómo vas a alcanzar el ratón... ¿o ver lo que estás escribiendo?
Después, te diriges a la sala de descanso para tomar un café. Vas a tomar la taza, pero no consigues agarrar bien el asa. ¡No quieres quemarte! Así que lo sorbes con un popote hasta que este se enfría, lo llevas entre las dos palmas de la mano y vuelves a tu mesa. Finalmente, ¡es el gran día! Llevas semanas preparando una gran presentación. Te reúnes con todos en la sala de conferencias y bajas la pantalla del proyector. Gracias a tus uñas, puedes sentarte y señalar la pantalla, ¡incluso puedes apuntar 10 cosas distintas a la vez!
Te vas a casa, agotado. Ahora conduces una moto. Tenías un auto, pero era imposible encender la radio o el aire acondicionado... hasta subir a un autobús o un tren puede ser problemático. Incluso puede que tengas que comprar un asiento extra en un avión, solo para tus uñas. Lo bueno de los humanos es que nuestros cuerpos son, cómo decirlo, increíbles. Con nuestras dos piernas, podemos correr más rápido que un montón de animales. Aguantar la respiración más tiempo que este video, incluso más. Entrenar duro y lograr impresionantes hazañas de fuerza humana. Y a veces, hacer que nuestros cuerpos parezcan raros.
Este hombre dejó crecer sus uñas desde los 14 años. Shridhar Chillal, de la India, decidió empezar a dejárselas crecer en 1952, y desde entonces mantiene el récord. Estas crecieron con varias formas interesantes. La del pulgar se enroscó como un rollo de canela y las otras se torcieron como bobinas eléctricas. ¡Eso es lo que pasa cuando no te las cortas durante 66 años! Según él, la vida con las uñas largas no era fácil. Tuvo problemas para encontrar trabajo... nadie quería contratarlo. Y casarse fue igual de desafiante. El 2018 fue el gran año... finalmente renunció a su título y se cortó sus legendarias uñas. Actualmente están expuestas en un museo de Nueva York, por si te interesa.
Después de cortárselas, se dio cuenta de que su mano izquierda estaba permanentemente dañada: no puede abrir el puño y ya no puede flexionar los dedos. Al menos mantuvo las de la mano derecha recortadas y limpias. Sus uñas eran tan largas que si las estiraras, ¡serían tan largas como un autobús! Las de la mano dominante crecen más rápido que las de la mano más débil. El flujo sanguíneo contribuye a la velocidad de crecimiento de estas, y tu mano fuerte necesita más sangre, así que te las cortarás mucho más. Y como la mayoría de las cosas las haces con la misma, es más probable que las uñas se dañen. Tu cuerpo responde enviando más nutrientes y sangre a esta para ayudarla y repararla.
Así que llegas a casa después de un largo día en la oficina. Te preguntas qué han publicado tus amigos en Instagram... Pues no será tan fácil averiguarlo. Imagina compartir una foto o comentar una publicación... ¡Tardarías muchísimo! ¿Y si estás caminando por una selva densa con hojas y arbustos espesos? Hace calor y hay humedad ahí fuera, tienes que darte prisa para alcanzar a los demás. Mientras te abres paso entre estos, tus largas uñas se atascan en algunas lianas y ramas. Te miras la mano... ¡estas se confunden perfectamente! ¿Cuál parte es la enredadera? ¡Y cuál tus uñas!
Y ahora, precisamente, ves una serpiente venenosa deslizándose hacia ti. Solo tienes unos segundos para decidir qué hacer. Tienes que cortar las lianas... ¡pero no puedes arriesgarte a cortarte la mano! La serpiente se está acercando. Cierras los ojos y... zas. ¡Tu mano está libre! ¡Oh, y tienes un corte de uñas gratis! Corres para alcanzar a los demás y volver sano y salvo. Oh, no. Tienes un gran atraso en los pedidos, ¡se siguen acumulando! Como chef, eres responsable de alimentar a un montón de gente hambrienta. Te pones en la zona y empiezas a picar algo. Pero es imposible sostener un cuchillo con tus grandes uñas. La gente sentada en la mesa cercana a la cocina asoma la cabeza por la puerta... ¡y ve tus uñas de rama de árbol intentando trabajar la sartén! Unos minutos después, el restaurante está medio vacío.
El gerente no está contento. Tampoco los demás trabajadores de la cocina. Pero tú tratas de compensarlo preparando la siguiente comida. Cuando estiras la mano para tomar el pimiento, ¡tiras una pila monstruosa de platos sucios! ¿Por qué te contrataron en primer lugar? ¡Aaaah! Tu equipo de baloncesto va perdiendo por casi 20 puntos y tú te quedas en el banquillo. El entrenador está furioso y decide ponerte. Estás muy emocionado y no puedes creer que vayas a debutar, ¡por fin! Calientas rápidamente, asegurándote de no golpear tus largas uñas contra nada. El entrenador pide tiempo fuera, grita a los jugadores y te mete. Tu compañero te pasa el balón, ¡estás libre! Pero cuando lo tomas, tus uñas se rompen. Los trozos vuelan por todas partes y el árbitro tiene que apartarse. Y de pronto vuelves a estar en la banca.
Estás en tu parque favorito corriendo bajo el caluroso sol del mediodía. Ves a alguien paseando al perro más bonito del mundo y no puedes resistirte. ¡Toma, perrito, perrito! Pero en cuanto te acercas, ves que el canino se siente amenazado. Te gruñe y empieza a ladrar como loco. Imagínate que una mano así te acaricia la cabeza, ¡no, gracias! Al cabo de unos minutos, ves a otro perro. Este está feliz y tiene esa tonta y divertida mirada. Justo cuando te acercas a acariciarlo, te muerde las uñas y se niega a soltarlas. ¡Cree que son un juguete para masticar!
Después de un largo día de correr y ser mordido por lindos cachorros, decides pasar el resto del día levantando pesas. Consiguiendo esos músculos. Cincelando tu cuer... Ya me entiendes. Guardas tus cosas en un casillero y empiezas a levantar pesas. Pero solo tus uñas pesan mucho. Es difícil agarrar la mancuerna sin clavarlas en la persona que tienes delante. Accidentalmente derribas su botella de agua y auriculares. Ups. No hay nada como unos buenos estiramientos en tu tapete de yoga. El problema es que ya lo hiciste trizas, parece que una manada de hienas tiró la casa por la ventana con él. Y ya puedes olvidarte de dar unas vueltas en la alberca. Ya no puedes estirar las manos, ¡es como nadar con los puños! Quizá debas limitarte a correr.
El caso es que para tener las uñas largas, también hay que tenerlas supersanas. Una buena forma de saber si tu cuerpo necesita más vitaminas y minerales es mirar tus uñas. Comer alimentos frescos e integrales puede ayudar a desarrollar esos duros accesorios de los dedos. O quizá solo necesites cuidarlas más. Las uñas blandas o débiles pueden ser el resultado de tenerlas expuestas a mucha humedad o a productos químicos como el detergente para la ropa u otros líquidos de limpieza. Asegúrate de llevar guantes cuando manipules productos químicos. Aun así, al final de un largo y productivo día, te ganaste el derecho de decir con orgullo “¡Di en el clavo!”.