¿Quién vive en el agujero más profundo del mundo?
¡Hola, Genialocos! ¿Saben dónde se encuentra el lugar más profundo del mundo? Creo que está en el océano Pacífico. Aquí, cerca de Filipinas y Papúa Nueva Guinea. Se trata de la famosa fosa de las Marianas. Bien, tomemos una cinta métrica, una muy larga, y atemos un extremo al barco. ¡Aguantemos la respiración y saltemos al agua! Los peces y los animales marinos pasan nadando... Descendemos a las profundidades y a la oscuridad total. Y después de varias horas, llegamos al abismo de Challenger. La cinta métrica muestra una profundidad de 11 000 m.
La fosa de las Marianas no es el lugar más profundo de la Tierra como todo el mundo pensaba. El pozo superprofundo de Kola, ubicado en la región de Múrmansk, en Rusia, la supera ¡y por mucho! Los científicos descubrieron algo inusual y siniestro allí. Cuando los geólogos perforaron el agujero, alcanzaron una profundidad de 14,5 km. Y entonces encontraron unos vacíos. Los científicos de la superficie quedaron desconcertados. Decidieron bajar un micrófono y docenas de otros sensores a estos vacíos.
La temperatura resultó ser de unos 1100 °C. El micrófono grabó algo que sonaba como gruñidos y gritos humanos. Muchos pensaron habían alcanzado el inframundo. La gente de arriba, conmocionada, ya estaba entrando en pánico. De pronto, una criatura desconocida saltó del tubo de perforación. Parecía una cabra negra que caminaba sobre sus patas traseras. Su cuerpo estaba envuelto en llamas negras. El monstruo salió de las profundidades y huyó en una dirección desconocida.
Espera. Estos son solo unos mitos que un periódico publicó el 1 de abril. Ese es el Día Internacional de los Inocentes, pero mucha gente se lo creyó. Pensaron que los científicos que trabajaban en el pozo habían abierto un portal al inframundo, y que ahora unas horribles criaturas de otro mundo habían sido liberadas de su encierro. Pero, como todo mito, hay algo de verdad en él. Mientras más perforaban los científicos, más aumentaba la temperatura. A 5 km de profundidad, la temperatura era de 70 °C. A 7 km, la temperatura llegaba a los 120 °C. Y, a la profundidad máxima de 12 km, los sensores registraron una temperatura de 212 °C.
Un día, los científicos oyeron una fuerte explosión bajo tierra. Dejaron de trabajar e intentaron averiguar qué había provocado un estallido tan fuerte. Al parecer, no había nada. Después de un tiempo siguieron perforando, y a la misma profundidad no se produjo ningún accidente. La perforación comenzó en mayo de 1970. Pasaron los primeros 6 kilómetros con bastante facilidad, encontraban principalmente rocas de granito duro. Era como perforar una pared resistente. Pero más adelante, el taladro se adentró en capas más blandas y el pozo comenzó a desmoronarse. Era como perforar en arena mojada. Cada vez que los trabajadores sacaban el taladro, corrían el riesgo de que el agujero se derrumbara por su propio peso. Y eso fue lo que terminó pasando, así que los científicos eligieron un nuevo punto donde perforar. ¿Quieres saber algo interesante?
Al final, el mapa del pozo parecía no un sendero recto, sino un tronco de árbol que se bifurcaba en muchas raíces. Nueve años después, los científicos alcanzaron la profundidad de 9500 m y batieron el récord mundial del pozo más profundo. En 1983, lo hicieron otros 2400 m más profundo. Tras una breve pausa, se produjo un accidente. Una parte de la perforadora se desprendió del cuerpo principal y quedó en el pozo. Durante varios meses, los científicos intentaron extraer el taladro, pero nada funcionaba. Tuvieron que regresar a una profundidad de 7,2 kilómetros y comenzar de nuevo.
La perforadora estaba dividida en secciones, y una de ellas solo podía trabajar unas 4 horas antes de tener que ser sustituida. En términos de profundidad, eso solo suponía unos 10 m de perforación. Después, la traían de regreso a la superficie, la reemplazaban y volvían a hacerla bajar. La velocidad promedio de perforación era de unos 60 m al mes, lo que equivale a un edificio de 20 pisos. En 1990, 20 años después de haber dado inicio al trabajo, los científicos alcanzaron una profundidad final de 12 260 m, el equivalente a 100 campos de fútbol hacia abajo. Tras otro accidente, los trabajos se interrumpieron. El Libro Guinness de los récords registró el pozo superprofundo de Kola como la perforación más profunda del mundo. Equivale a un monte Everest más nueve Empire State encima. Uno de los descubrimientos más insólitos de este superpozo fue que, a una profundidad de unos 3 kilómetros, el suelo coincide casi perfectamente con la composición de la superficie de la Luna.
Esto nos ha permitido conocer mejor cómo apareció y se formó nuestro satélite. Al parecer, en las primeras etapas de la formación de la Tierra, un asteroide gigante se estrelló contra ella. Su fuerza provocó una explosión tan potente que parte de nuestro planeta se desprendió y voló hacia arriba. Este trozo de Tierra permaneció en nuestra órbita, se enfrió y posteriormente formó la Luna que hoy conocemos. Otra sorpresa para los trabajadores fue la presencia de oro. Había unos 70 gramos por cada tonelada de suelo extraído. Cuanto más profundo iban los científicos, más antiguas eran las rocas. En unas capas de roca de unos 2800 millones de años, encontraron restos fósiles de organismos vivos. Esto hizo que el mundo de la ciencia hirviera de emoción: era evidencia de que la vida en nuestro planeta había aparecido 1500 millones de años antes de lo que se pensaba.
A principios de los años 90, el proyecto de perforación fue suspendido. Poco a poco, los edificios que rodeaban el pozo y el equipo de perforación se perdieron. Actualmente, muchos turistas visitan el lugar, más que nada por los mitos sobre las criaturas del inframundo. Sí, hay un agujero de 12 km de profundidad bajo esta tapa oxidada, pero los científicos que trabajaban allí nunca alcanzaron su objetivo. Ellos querían perforar el manto terrestre. Para ello, tendrían que haber cavado unos 70 km. A 60 m por mes, habrían tardado hasta 80 años, y eso suponiendo que no hubiera habido accidentes. Mientras más bajas, más interesante se vuelve la cosa. Hace unos años, se encontró una enorme cantidad de agua en las profundidades. En algún lugar que no supera los 600 km de profundidad, hay un gran océano de miles de millones de años de antigüedad. La cantidad de agua es varias veces mayor que la de todos los océanos, mares y ríos combinados en la superficie de la Tierra.
El agua está a unos abrasadores 1500 °C, pero, como está sometida a una enorme presión, no se evapora. Está encerrada en una estructura cristalina de minerales. Este océano se formó en las primeras etapas del desarrollo de nuestro planeta, cuando solo había lava caliente y restos de cuerpos espaciales. Sin embargo, lo más emocionante que puedes encontrar al perforar son los organismos vivos. Han estado aislados allí durante miles de millones de años, y pueden darnos una pista de cómo surgió la vida en primer lugar. Unos científicos de la Antártida han hecho una perforación similar. Descubrieron un lago entero, de la mitad del tamaño del lago Ontario, bajo el grueso hielo. La cantidad de agua de este lago es solo 3,5 veces menor que la del lago Baikal, el lago más grande de la Tierra en términos de volumen. El hielo que oculta tiene al menos 20 000 años, y el agua que hay debajo ha estado aislada del mundo exterior durante unos 15 millones de años.
Mientras perforaban, los científicos levantaron un trozo de hielo de las profundidades y encontraron una bacteria desconocida. Su código genético era solo un 86 % similar al de los organismos vivos conocidos. Eso significa que nunca antes habíamos visto una bacteria así... o que provenía del espacio exterior. Pero eso es solo una teoría. Sabemos que estas bacterias pueden vivir en condiciones inusuales y en aguas con temperaturas inferiores al punto de congelación. La composición del agua de los lagos subterráneos también es diferente a la que conocemos: hay mucho más oxígeno y dióxido de carbono. Si a estas condiciones le añadimos un aislamiento total, obtenemos organismos vivos que se han desarrollado y evolucionado de forma completamente diferente. ¿Entiendes lo que eso significa? El estudio de los organismos profundos podría darnos una pista sobre la posible existencia de vida bajo el hielo de otros planetas o sus lunas. Por ejemplo, Encélado, una de las lunas de Saturno, tiene hielos de 40 km de espesor. Es posible que haya un océano debajo, calentado por fuentes termales. Eso es todo por hoy. ¡Recuerden, amigos! Seamos cada día más inteligentes junto a Genial.