Estudio comprobó que la educación es un factor importante para el cuidado del medio ambiente
No podemos negar que el ser humano comete acciones nocivas que afectan al medio ambiente. Sin embargo, un estudio comprobó que dichos parámetros dependen mayoritariamente de la educación brindada por las madres, quienes, con sus actitudes, serían las que inculcarían en sus hijos el cuidado de la naturaleza.
Para poder explicar mejor dicha afirmación, en Genial.guru recopilamos los detalles más importantes de la investigación, la cual se basó en la observación de un grupo de individuos que pasó la mayor parte de su vida en zonas rurales y suburbanas.
La importancia de la educación para cambiar la actitud destructiva humana
El estudio afirma que las personas con mayor valor político progresivo y alto nivel de educación tienden a estar más inclinadas hacia el comportamiento ambiental. Este fue llevado a cabo por un grupo de investigadores que examinó los comportamientos ambientales de ciertos sujetos en un período de tiempo determinado.
Dicho equipo estuvo conformado por los investigadores Gary W. Evans y Siegmar Otto de la Universidad Cornell, y Florian G. Kaiser, de la Universidad Otto von Guericke, quienes, en conjunto, exploraron a los primeros contribuyentes del medio ambiente y cuáles fueron sus influencias en cuanto al comportamiento ambiental a lo largo de sus vidas.
“Una mejor comprensión de los orígenes tempranos del comportamiento ambiental de los adultos es fundamental para comprender, y, en última instancia, cambiar la actividad humana ambientalmente destructiva”, dijeron los investigadores.
Para que se pueda paliar la actitud destructiva, es importante analizar el comportamiento de los padres en el ámbito ecológico. Una de las acciones que se puede vislumbrar es que estos se dediquen al reciclaje, el cual genera un impacto en cuanto al comportamiento de sus hijos con respecto al cuidado del medio ambiente. De esa forma, con pequeñas contribuciones, se podría desarrollar una mayor conciencia y responsabilidad en el factor ambiental.
Cómo se llevaron a cabo las observaciones
Evans y su equipo decidieron comprobar sus afirmaciones mediante la observación de un grupo de 99 niños con sus madres, quienes residían en áreas rurales y suburbanas del noreste de Estados Unidos. La investigación fue de carácter longitudinal, debido a que se observó a niños de entre 6 a 18 años en un período de 12 años.
A los 6 años, los niños y sus madres fueron evaluados por los investigadores. Las mamás completaron el Nuevo Paradigma Ambiental (NEP), una medida de autoinforme de actitudes ambientales, y la escala de comportamiento ecológico general (GEB). Por otro lado, los pequeños completaron versiones modificadas de NEP y GEB que usaban juegos e imágenes interactivos. Los investigadores también midieron cuánto tiempo pasaban los niños al aire libre y recopilaron datos sobre la ideología política y el nivel educativo de las madres.
A los 18 años, 74 de los niños regresaron para completar la segunda ronda de recolección de datos. Los adultos jóvenes completaron las mismas versiones de la escala NEP y GEB que sus madres completaron 12 años antes.
Dichos datos demostraron que aquellas personas cuyas madres tenían actitudes más proambientales poseían mejores comportamientos con respecto a la naturaleza al llegar a la primera etapa de la adultez. También se descubrió que el logro educativo de las madres era un factor influyente, aunque los investigadores señalaron que existió una baja variación en sus niveles de educación, debido a que la mayoría poseía una educación universitaria y muy pocas desertaron de la escuela secundaria.
Por qué es importante este estudio y cuál es su futuro
Tanto Evans como sus colegas observaron que los niños que permanecieron más tiempo al aire libre reflejaron un comportamiento y actitud más responsables con respecto al medio ambiente al llegar a la adultez. Sin embargo, también surgieron algunas excepciones donde no consiguieron predecir el comportamiento de dichos individuos. Esto puede deberse a problemas metodológicos, aunque también existe la posibilidad de que, simplemente, dichos comportamientos tarden en estabilizarse.
El equipo señaló que “este es el primer estudio que muestra que estos factores parentales son importantes para el desarrollo eventual de la participación de un adulto en el comportamiento ambiental”. Tal es así que sugirieron que, para futuras investigaciones, se realicen observaciones de cómo influyen las diversas actividades en la educación de los niños.
De esa forma, se puede concluir que la identificación de los primeros contribuyentes a comportamientos ambientales responsables superiores es un paso necesario para la creación de intervenciones, políticas y otras estrategias en pos a mejorar estos comportamientos a escala local, regional y global.
¿Qué es lo que más te impactó del estudio? ¿Cómo crees que podría influir la educación en el cuidado del medio ambiente de las futuras generaciones? Cuéntanos en los comentarios.