Si las comodidades modernas desaparecieran, ¿sobreviviríamos o sería nuestro fin?
Estás pasando el rato con tu celular en el balcón, cuando, de pronto, todo lo que te rodea comienza a convertirse en polvo. Boquiabierto, haces tu teléfono a un lado. ¡Ves cómo los autos, las bicicletas, las aceras, las calles y los semáforos desaparecen frente a tus ojos!
Las personas en la calle entran en pánico y corren en diferentes direcciones. Miras tu reloj, también se desvanece. Volteas para mirar tu habitación a través de la puerta del balcón, y descubres que todos tus muebles están convirtiéndose en escombros. Vuelves a mirar hacia la calle: no hay más que una tormenta de polvo. Tu casa comienza a sacudirse. Bajas las escaleras y te paras en medio de la calle, justo a tiempo para ver cómo los edificios de tu vecindario desaparecen.
Intentas resguardarte en tu auto, pero, en un parpadeo, no hay nada en el lugar en que te encontrabas hace un segundo. Revisas tu teléfono y encuentras varias notificaciones que te informan que el mundo se está reiniciando. ¡Todo lo que los humanos han creado está desapareciendo! Sigues sosteniendo tu teléfono, que se hace más y más liviano... hasta que desaparece por completo. El mismo proceso está ocurriendo en todo el planeta. La torre Eiffel, las pirámides de Guiza, el Empire State Building... todos desaparecieron. Buscas algún lugar donde esconderte hasta que el desastre se termine.
Despiertas en una cueva con otras personas. Todo lo que los humanos han creado a lo largo de siglos de trabajo duro ha desaparecido de la faz de la Tierra. Solo quedan las personas, los animales y la naturaleza. Tu ciudad es ahora una llanura de tierra estéril con unos cuantos árboles dispersos.
Tu comunidad está conformada por tu antiguo barbero, el encargado de una tienda de cómics, un panadero y tus vecinos y amigos. Sales de la cueva para cosechar unos cultivos que plantaste a comienzos de la temporada. No hay un solo edificio que obstruya tu visión. Puedes ver los monumentos a varios kilómetros de distancia, ahí es donde solía estar la ciudad más cercana. Y por allá... ¡ese es el mar que solías seguir mientras trotabas por la bahía!
La tierra está plagada de vida salvaje. Muchos mapaches, tejones, zarigüeyas y gatos monteses merodean por el vecindario. Junto a tu pequeño jardín, hay una gran fogata donde preparan la comida y organizan las reuniones nocturnas. No muy lejos, puedes ver un pozo. En el pasado había un viejo sistema de tuberías allí abajo. Pero, cuando el mundo se reinició, desapareció. Lo único que quedó bajo tierra fue el agua que ahora te sirve de bebida.
El oficial de policía local es el líder de la comunidad. Se sube a un tronco y dice que solo falta una semana antes de que el agua se acabe por completo. Tendrán que mudarse a otro lugar con una nueva fuente de agua. Terminas tu trabajo y tomas una siesta rápida, hoy te toca vigilar de noche.
Estás caminando por el perímetro. Ya no hay contaminación lumínica, las estrellas brillan sobre tu cabeza. Otras dos personas patrullan la zona contigo. De pronto, ves algo que corre a lo lejos. Echas un vistazo y detectas a un zorro. Se dirige hacia el gallinero. Corres hacia el animal y lo espantas.
Por fin llega el día de la mudanza. Todos empacan sus cosas en mochilas de tela y comienzan a caminar. Tienen un solo caballo que lleva los suministros y agua para todos. Llegar a los lagos les llevará cerca de una semana a pie.
Atraviesan una llanura que solía ser la autopista interestatal. Hace un calor abrasador, y tu grupo avanza muy despacio. En el camino se cruzan con otras caravanas nómades que intercambian bienes con ustedes. Hacia la noche, montan el campamento junto a una vieja gasolinera. El edificio ha desaparecido, pero los cimientos siguen ahí.
Una semana después, llegan por fin a las montañas cerca del lago y entran al bosque. Deben caminar cuesta arriba casi todo el trayecto, y oscurece en poco tiempo. Tienen que acampar bajo la protección de unos viejos árboles. Es una noche fría, y los miembros de tu grupo se reúnen alrededor de una fogata. Cuando todos se quedan dormidos, regresas a tu labor nocturna.
Estás patrullando por la zona, cuando escuchas unos gruñidos. Te das la vuelta, ¡y ves un oso! Te agachas e intentas no hacer ningún ruido. De pronto, te das cuenta de que junto a ti hay un pequeño cachorro de oso. ¡Huele el aire con curiosidad a solo un par de metros de ti! La mamá ruge para llamar a su cría. Tú retrocedes lentamente. Todo marcha bien, hasta que pisas una rama por accidente.
El cachorro comienza a llorar, su mamá salta de entre los árboles... ¡y te ve! La enorme criatura se para en sus patas traseras y ruge. Las personas del campamento despiertan, llenas de pánico. Corres de regreso mientras el oso te sigue. El líder y el resto de la patrulla nocturna logra espantar al animal feroz. Tienes mucha experiencia con zorros y mapaches, pero los osos son algo nuevo para ti. Te das cuenta de que ya no estás en la cima de la cadena alimenticia.
Al día siguiente, avanzan con mucho cuidado. Hay muchos animales merodeando, como pumas y linces. Por fin llegan al otro lado de la montaña y encuentran el lago. Es una zona muy grande, solía ser un gran terreno para campamentos. Ahora hay un par de asentamientos construidos cerca del agua. Tu comunidad no es muy grande, así que se instalan cerca del río que sale del lago. Construyes una cabaña cerca de la cascada y continúas trabajando como granjero.
Conoces personas asombrosas de otros asentamientos. Solían ser científicos, ingenieros, músicos, doctores. Los científicos intentan hallar la manera de reconstruir la sociedad a partir de la tecnología disponible, pero probablemente llevará décadas. Ya han dado el primer paso al crear hornos, macetas y sartenes de barro. También han construido un puerto en el lago y canoas para pescar y transportarse.
Pasan un par de meses. Has construido un sistema de irrigación que utiliza el agua del lago. Los ingenieros del asentamiento han creado un sistema de tuberías que envía agua fresca a cada hogar. Ahora están construyendo una pequeña represa para generar electricidad, pero eso podría llevar meses.
Tu asentamiento se vuelve más grande cada semana, aparecen cabañas nuevas todo el tiempo. Un carpintero ha abierto un taller donde hace muebles y herramientas. Ya no tienes que vigilar por las noches, puedes enfocarte completamente en tus cultivos.
Desde que todo lo que creamos se desvaneció, las personas se han vuelto más saludables y fuertes que nunca. Nadie se queda en su cabaña con los ojos en el teléfono o la televisión. El esmog que solía cubrir las ciudades ha desaparecido. La vida marina es próspera, no hay contaminación, y los árboles crecen en lugares donde habían sido deforestados.
Todos viajan a pie o en caballos y burros. Las personas han criado estos animales como medio de transporte, así que ahora ves muchos de ellos. Y la economía ha cambiado: la gente ofrece su trabajo a cambio de comida u otras cosas que necesiten. Todos tienen que contribuir si quieren vivir en los asentamientos. También hay nómades que permanecen solos, pero no es fácil sobrevivir en la naturaleza sin ayuda. Por eso, suelen trabajar como comerciantes que entregan bienes entre los asentamientos separados por grandes distancias.
Para entretenerse, la gente recrea escenas de películas clásicas frente a un público. Alguien logró hacer guitarras, flautas e instrumentos de percusión de cero. Ahora puedes escuchar conciertos por las noches. Encuentras un lugar precioso para dibujar, usas tinta natural y hojas en lugar de papel. De pronto, ves que algo asoma del suelo. Lo levantas y examinas la forma familiar y casi perfecta. Momentos después, estás corriendo de regreso a tu cabaña para limpiarle la tierra. Alguien intenta averiguar qué estás haciendo, pero te aseguras de que nadie vea tu hallazgo.
Por fin está limpio. Tus sospechas son confirmadas: es un smartphone. Es la primera evidencia del pasado tecnológico que no ha desparecido. Intentas hacer que funcione, y el dispositivo finalmente se enciende. Lees el mensaje que contiene, un mensaje que revela por qué todo lo que las personas crearon se convirtió en polvo...