Llevé a mi bebé a una presentación de mi hija mayor y ahora no me habla

Puede ser complicado saber cómo reaccionar cuando crees que lo que estás haciendo es lo mejor para la familia y todos terminan molestos contigo. Una de nuestras lectoras nos mandó una carta en la que nos cuenta lo abrumada que se siente, ya que todos en su familia están molestos por sus actos.

Gracias por compartir tu historia y confiar en que te podemos ayudar. Este tipo de situaciones pasan a menudo en las familias.

• Puede que el padre diga cosas sin pensar que, sin querer, interfieren en la relación con los niños. Es difícil hacer entender a los hijos grandes que las madres están ahí para sus pequeños incondicionalmente, y más si se tiene un bebé que demanda mucho tiempo y no tienes a tus otros hijos en casa.
• Es entendible: lo único que querías era salir y compartir con toda la familia. Estar en casa llevando un posparto no es fácil, y cualquier paseo puede ayudarte a despejar la mente. Además, si estás amamantando, no puedes simplemente dejar a la bebé en casa por unas horas.

• Se nos ocurren varias cosas que pudieron haberse hecho para evitar todos los malos entendidos. Tu exesposo pudo haberte propuesto unos días antes dejar a la bebé para que tú pudieras prepararte con tiempo, ya fuera pidiéndoles a tus suegros que la cuidaran o buscando a una niñera y haciendo la reserva de leche, que en algunos casos toma bastante tiempo.

• Habla directamente con Penélope y llega a un acuerdo. Hazle saber que lo único que quieres es que la familia esté junta. También es importante escuchar a los chicos y no dar por sentado cosas que para los adultos son obvias. Los chicos en la preadolescencia están empezando a entender todo con mayor claridad, y cualquier inconveniente, por más mínimo que sea, siempre será algo grande y lleno de sentimientos.
• La comunicación es la clave para evitar los problemas. Siempre hay que ser precavido y, si los demás no toman la iniciativa, es preferible ir y preguntar qué se debería hacer o decir cómo te gustaría que se dieran las cosas. Así no tendrás inconvenientes y, si los tienes, podrás decir con propiedad la famosa frase “te lo dije”.