Un artista increíblemente talentoso crea tatuajes de retratos realistas y no podemos quitarles los ojos de encima
Cuando queremos inmortalizar nuestros recuerdos familiares, lo primero que nos viene a la cabeza probablemente es hacer una foto. Capturar a nuestros hijos mientras crecen y a nuestros padres y abuelos mientras sonríen y se agarran de la mano puede darnos muchos recuerdos dulces en el futuro. Un artista del tatuaje llamado Karol Rybakowski va más allá y ofrece a la gente la posibilidad de hacerse un tatuaje de su ser querido, que es tan realista como un retrato familiar.
En Genial.guru después de ver el trabajo de este talentoso artista, quisimos tener un tatuaje súper realista de nuestros seres queridos. Nos encantaría que vieras con nosotros las impresionantes imágenes y los detalles de este increíble trabajo artístico.
El artista era escéptico sobre los tatuajes al principio
Karol Rybakowski es un artista del tatuaje que se encuentra en Rybnik, Polonia. Lleva más de 4 años tatuando con un estilo hiperrealista y su historia artística comenzó como un trueno en un cielo tranquilo. En su entrevista para ThINK different, confesó que al principio tenía una idea muy diferente sobre los tatuajes.
Dijo “Mi idea sobre el tema era que cuando oía la palabra ’tatuaje’, me hacía pensar como la gente mayor, en una cárcel o en sudorosos motociclistas de Harley”.
Cuando recibió la primera oferta de trabajo de un estudio de tatuajes, la rechazó y dijo que quería ser profesor de Arte, no tatuador. Pero después se convenció y quedó absolutamente fascinado, queriendo probar sus habilidades de pintura realista con una nueva perspectiva: pintar sobre cuerpos humanos. Como confesó en su entrevista, el dinero que iba a ganar de esta manera era, por supuesto, una oferta atractiva, pero no fue la razón por la que decidió probar este enfoque absolutamente diferente de su arte.
El artista tiene una actitud muy especial hacia su trabajo
El tatuador ama de verdad lo que hace. Para él, cada tatuaje que hace no es sólo tinta sobre un cuerpo, sino toda una composición que ve desde su propia perspectiva artística. Como declaró en su entrevista para ThINK different, no lo hace para nadie más, lo hace para sí mismo.
Por eso, todos los tatuajes que hace parecen tener alma propia. Y es que para Karol no se trata de “juntar un bulldog con otra cosa”. Hace su arte siguiendo la intrincada composición que tiene en su cabeza y añade detalles que sólo él es capaz de visualizar.
Ser tatuador significa ser un buen psicólogo, y Karol lo tiene bien en claro
Como dice en su entrevista para ThINK different, los clientes que visitan a Karol son todos muy diferentes, y el artista trata de encontrar un enfoque especial para todos. Su estudio es un lugar en el que todos se encuentran y todos son iguales, y esto hace que Karol esté aún más entusiasmado con su trabajo.
Si alguien no quiere hablar, Karol no insiste en la charla y se absorbe por completo en el proceso. Pero si sus clientes quieren compartir sus historias o simplemente hablar de arte o de cualquier otro tema, Karol pasa con entusiasmo al modo de conversación. De esta manera, consigue entender mejor la personalidad del cliente.
La actitud del artista respecto al pago por su trabajo merece algunos elogios
A Karol le resulta bastante indiferente el dinero que recibe por su trabajo. En su entrevista, dijo que al principio no sabía qué hacer con el dinero que recibía por los tatuajes y que cuando tiene que saldar la cuenta con un cliente, siempre se siente indeciso y confuso. Cuando su tarifa es alta, dice que siempre siente pena por el cliente y piensa en lo que puede hacer con el coste.
Cuando era estudiante y empezó a trabajar en un estudio, Karol pensaba que iba a ganar menos, pero empezó a ganar más y no sabía qué hacer con este dinero. Lo único que quiere ver y hacer es arte y es una de las cosas por las cuáles mucha gente le confía los retratos de sus seres queridos en sus cuerpos.
¿Te plantearías alguna vez hacerte un retrato de alguien a quien quieres mucho en tu cuerpo? Si pudieras tatuarte un retrato, ¿cómo sería?