Un barco que navegó sin tripulación durante 38 años

Historias
hace 1 año

Estamos en 2018. Te levantas temprano para ir de pesca. Llegas al mismo lugar de ayer, lanzas el anzuelo al mar y esperas. El flotador se mueve. Has pescado algo, pero... ¡Oye! ¡Hola! ¿Por qué no estás haciendo nada? En este momento no te importa el pez. Estás mirando algo a lo lejos. Abres la boca, lleno de sorpresa, al ver un enorme barco encallado en un banco de arena. No estaba allí ayer, así que llegó durante la noche.

Bueno, probablemente se vaya tarde o temprano. Sigues pescando unas horas más. Durante este tiempo, observas el barco y no notas ningún movimiento en él. ¿Estará vacío? Algunas embarcaciones y los guardacostas navegan desde la orilla hasta el barco. Tú también decides indagar. Subes a tu viejo bote y te diriges hacia el barco. La niebla sobre el agua hace que tenga un aspecto espeluznante. Es enorme. Está oxidado y vacío. ¿Dónde está la tripulación? ¿Y cómo llegó ahí? Los guardacostas suben a bordo. Registran la bodega, los camarotes y la cubierta superior. Encuentran pertenencias de alguna persona, restos de comida, cuadernos y ropa. Todo indica que la tripulación ha desaparecido por alguna extraña razón.

Los pescadores, que fueron los primeros en descubrir el buque, no vieron desembarcar a nadie. No se enviaron señales de radio al puerto, y nadie informó sobre el barco. Apareció de la nada. La única forma de obtener algo de información es mirar el número y el nombre. Se trata del Sam Ratulangi PB 1600. Los guardacostas comprueban la información, estudian los datos de todos los barcos del país y... ¡no puede ser! Una empresa construyó el barco en 2001 en Indonesia. Lo utilizaban para transportar cargas pesadas por los mares de Asia. Había estado operando durante 8 años, entregaba productos industriales a diferentes puntos de la región... hasta que algo salió mal.

En 2009, el Sam Ratulangi navegaba cerca de la costa de Taiwán... y eso es todo. No hubo más registros al respecto ni informes en ningún puerto. Todos pensaron que se había hundido, así que nadie intentó buscarlo. Pero nueve años más tarde, aparece aquí: grande y oxidado, frente a la costa de Birmania. Sin tripulación ni combustible. Nace una investigación. Los servicios municipales intentan averiguar los nombres de todos los marineros que trabajaban en el barco y hallar pistas que ayuden a resolver este misterio. Además, esperan que el dueño de la embarcación aparezca pronto. Encuentran dos cuerdas de remolque a bordo; eso significa que un barco remolcó al Sam Ratulangi hasta este lugar.

Más tarde identifican y encuentran a 13 miembros de la tripulación. Afirman que estaban yendo a la fábrica de Bangladesh para reparar el Sam Ratulangi. Otra embarcación ayudó a remolcar el barco, pero dos cuerdas se rompieron y se desató una tormenta. Nadie quiso quedarse a bordo con ese clima, así que los miembros de la tripulación lo abandonaron. No se sabe qué ha estado haciendo durante los últimos nueve años y cómo es posible que haya terminado allí, sin gente a bordo. Y aquí hay otra historia de un barco mucho más misteriosa. El 16 de febrero de 2020, los lugareños hallaron un gran barco de carga atascado en una orilla rocosa frente a la costa de un pueblo irlandés. El barco parecía oxidado, con agujeros en el casco y algunas partes podridas. Nadie había visto esa embarcación el día anterior, así que apareció allí por la noche.

La última vez que alguien vio al carguero Alta fue unos meses atrás, a miles de kilómetros de la costa de Irlanda. Ese día, el Alta navegaba por las aguas del océano Atlántico, cuando otro barco, el MS Protector, lo vio a la distancia. Los miembros de la tripulación del MS Protector intentaron ponerse en contacto con el barco, pero no recibieron respuesta. Comprendieron que se trataba de un buque vacío. Cinco meses después, apareció cerca de la costa de Irlanda. Hay más preguntas que respuestas en esta historia. Pero logramos averiguar algo.

En 2015, el Alta apareció y desapareció del radar varias veces. Todos los barcos tienen un sistema de rastreo interno para que sea posible seguir su ruta mediante satélites, pero los tripulantes del Alta solían desactivar este sistema. Tal vez estaban metidos en alguna actividad ilegal. En cualquier caso, en 2017, el barco viajó a menudo entre los puertos de las islas griegas. Más tarde, la señal de rastreo desapareció y apareció recién diez meses después... frente a la costa del norte de África. Durante este tiempo, el barco cambió de bandera varias veces.

En septiembre de 2018, el Alta se encontraba al sureste de las Bermudas, con dirección a Haití. Fue entonces cuando la tripulación comenzó a tener problemas. El motor principal se averió justo en medio del océano Atlántico. El barco comenzó a ir a la deriva. Pasaron varios días, pero los miembros de la tripulación no lograron repararlo y empezaron a quedarse sin provisiones. La situación empeoró aún más cuando se enteraron de que un huracán se dirigía hacia ellos. Afortunadamente, consiguieron ponerse en contacto con los guardacostas estadounidenses. El 2 de octubre, un helicóptero voló hasta el Alta para llevarles algunos suministros. Había comida suficiente para varios días. Luego, un barco de rescate se acercó al barco. Evacuó a todos los marineros y los llevó a Puerto Rico antes de que el huracán los alcanzara. El Alta quedó solo a la deriva en medio del océano.

Pasado un tiempo, otro barco se acercó al Alta para remolcarlo a las costas de Guyana. A partir de entonces, todo salió mal. Alguien robó el barco, desactivó el sistema de seguimiento y se alejó con rumbo desconocido. Después de casi un año, el MS Protector encontró el Alta vacío en las aguas del océano Atlántico. Y nueve meses después, el barco sin tripulación llegó a las costas de Irlanda. ¿Cómo se las arregló para atravesar el Atlántico y llegar a la costa de Irlanda? Sigue siendo un misterio. Puede que haya sido cuestión de suerte. Nadie más vio el barco en todo ese tiempo. Cubría grandes distancias y sobrevivía a las tormentas. ¿Quién es el capitán? ¿Qué pasó con los ladrones? ¿A quién le pertenece ahora? Un día, alguien llamó al ayuntamiento y se presentó como el propietario del barco, pero esa persona no aportó ninguna prueba.

Encontraron varios barriles de petróleo en el barco y se los llevaron en helicóptero. El Alta se estaba oxidando, y la corrosión del metal podía ser dañina para el medioambiente. El barco no tenía valor comercial, pero deshacerse de él costaría millones de dólares. Había tres opciones: dejarlo donde estaba, remolcarlo al mar y dejar que se hundiera o desmontarlo para vender sus partes. Pero la naturaleza tenía sus propios planes. Las tormentas y las fuertes olas partieron el casco en dos. El Alta estuvo a la deriva sin tripulación en las aguas del océano Atlántico durante aproximadamente dos años. Pero esto no es nada comparado con un barco que estuvo navegando durante 38 años. El récord pertenece al SS Baychimo. Solía ser un buque mercante de una empresa comercial. En 1931, se abrió paso en el hielo de la costa de Alaska. Su movimiento se ralentizó, una gruesa capa de hielo lo bloqueó, y una fuerte tormenta empeoró la situación.

La tormenta de nieve era tan intensa que los miembros de la tripulación solo podían ver un velo blanco delante de sus ojos. Seguir navegando era imposible. Tuvieron que esperar a que la tormenta se calmara. Esperaron uno, dos, tres días. Una semana después, la tormenta era cada vez más fuerte. Por fin, un día se tranquilizó. Los miembros de la tripulación se dividieron en dos grupos. El primero se dirigió a la ciudad más cercana. El segundo grupo, junto con el capitán, se quedó allí. Acamparon junto al barco y esperaron a que la tormenta, que había vuelto a empeorar, terminara. La visibilidad era nula. Finalmente, un día desapareció. ¡Genial! Y ahora... Un momento. ¿Dónde está el barco? ¡El SS Baychimo había desaparecido durante la tormenta!

El capitán estaba seguro de que el barco se había hundido, así que partió junto con la tripulación. Una semana después, lo vieron a la deriva, cerca de la zona donde lo habían perdido. El casco estaba tan dañado que navegar en él no era seguro. Reparar el barco sería inútil y caro, así que el capitán decidió abandonarlo. Estaba seguro de que se hundiría tarde o temprano, pero se mantuvo a flote durante los días siguientes, los meses siguientes y unos cuantos años.

A lo largo de los 38 años que siguieron, varias personas dijeron haberlo visto en varios puntos de la costa de Alaska. El último registro del SS Baychimo data de 1969. Los que lo vieron afirmaron que estaba completamente congelado, casi fundido con el hielo. Algunos quisieron emprender una expedición para encontrarlo, pero todos los intentos fracasaron. Es probable que se encuentre en algún lugar del fondo del mar.

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