Un rescatista turco salvó a una gatita de los escombros y encontró en ella a una amiga inseparable
A veces, en los momentos de mayor tragedia y oscuridad, podemos encontrar un rayo de luz. Lo cierto es que en épocas de desastre, las personas, e incluso los animales, son capaces de unirse y realizar los actos de bondad más puros y desinteresados. Tras el terremoto en Turquía, un rescatista voluntario acudió para salvar vidas, pero no imaginaba que la suya también iba a cambiar y que conocería a la compañera más fiel.
El terremoto en Turquía de magnitud 7,8 fue desastre devastador, pero en medio de la tragedia salieron a la luz miles de historias de personas dispuestas a hacer hasta lo imposible por salvar una vida y regresar un poco de esperanza a los demás. Uno de ellos fue Ali Cakas, un ciclista de montaña de 33 años que no dudó en integrarse al equipo de rescate tras el derrumbe de los edificios en su país natal.
El rescatista reveló que su equipo acudió junto al departamento de bomberos de su ciudad, Mardin, a una comunidad cercana en la que había derrumbes. “Salvamos la vida de cinco personas allí y nos sentimos animados. En ese momento, también nos encontramos con otras criaturas. Sacamos a tres periquitos con sus jaulas. También rescatamos a dos gatos de los escombros. Uno de ellos fue Enkaz”, comentó Ali en una entrevista.
Al primer gato lograron reunirlo con su dueño, mientras que la otra parecía estar triste y a la deriva. Por suerte, tras pasar 5 días bajo el derrumbe, la gatita presentaba solamente heridas muy pequeñas y el pelaje empolvado. Lo que más conmovió a Ali fue su mirada triste y decidió nombrarla “Enkaz”, lo cual en turco significa “escombros”, para recordar siempre el momento que marcó sus vidas.
Ali describe que la conexión que sintió con la gatita fue inmediata. Se miraron a los ojos, Enkaz subió a su hombro y no quiso separarse de él. “Es un gato hermoso, realmente inteligente y muy dócil. Pensé que definitivamente debía adoptarlo”, explicó el héroe local. No dudó en llevarla a su casa, alimentarla y mantenerla a salvo.
Aunque en un principio el rescatista trató de no ilusionarse, por si la gatita tuviera dueño que quisiera reclamarla, tal parece que Enkaz se ha convertido en su mejor compañía y apoyo, y ya forma parte de su familia. Agradecida con el hombre que le salvó la vida, la gatita no se separa de su lado ni siquiera durante sus horas de sueño, y se ha convertido en un ángel guardián y símbolo de esperanza en medio de la tragedia.
El amor y la conexión genuina que comparten Ali y Enkaz son la prueba de que incluso de los momentos más oscuros podemos encontrar algo que nos devuelva la fe y nos motive a seguir luchando. Sin importar lo mal que estén yendo las cosas, actuar con bondad y compasión hacia los demás siempre nos traerá las recompensas más valiosas.