Una pareja construyó su propia casa autosustentable, y su historia es tan didáctica como inspiradora
Hoy en día, la palabra “sustentable” parece estar al alcance de todos. El término suele ir acompañado de frases como “hábitos saludables”, “ecología” y “cuidado del medioambiente”. Pero, ¿realmente sabemos qué significa, por ejemplo, una casa autosustentable? Para esto, nos contactamos con Valeria y Ángel, que comenzaron viendo un documental y ahora son creadores, arquitectos y artífices de su propio gran proyecto.
En Genial.guru, los conocimos y nos sorprendimos a la vez. Con ellos, aprendimos mucho más de lo que fuimos a buscar. Su historia es sobre el cuidado del medioambiente y sobre muchas otras cosas: entusiasmo, solidaridad, voluntad y resiliencia. Es que, claro, cuando hablamos de naturaleza, de todo esto se trata.
Valeria y Ángel
Una casa soñada en un lugar de cuentos de hadas hecha con materiales reciclados, amigables con el ambiente y muy accesibles. ¿Es esto posible? Claro que sí. Ángel León y Valeria Martín son los hacedores de este proyecto que comenzó hace ya varios años y que, como los caminos de la hermosa ciudad en la que habitan, no estuvo exento de ripios y curvas.
Desde el 2009, viven en un bello lugar llamado Bariloche, una ciudad del sur de la Patagonia argentina, donde en épocas invernales hace mucho frío. Así, por aquellas zonas, el confort siempre vendrá de la mano del abrigo.
Ella es licenciada en Física y trabaja como investigadora en el Centro Atómico Bariloche, en el área de eficiencia energética y desarrollo sustentable; él está terminando sus estudios universitarios de licenciatura y profesorado en Letras y trabaja como docente. En 2013, tuvieron que mudarse a una zona más alejada de la ciudad, a una casa que no tenía gas.
Como ellos mismos cuentan, por allí es difícil conseguir alquiler de lugares para vivir con niños y mascotas, y este era su caso, pues tenían tres perros. Por eso, solo les fue posible acceder a una vivienda en una zona alejada. Pero el destino les tenía preparado un camino mucho más acorde a sus expectativas. Y en ese momento estaban muy cerca de empezar a transitarlo.
El principio de una nueva vida
Dicen que la vida es una suma de hechos fortuitos que algún día finalmente se acomodan y, como en un rompecabezas terminado, arman una escena clara y nítida. Esto es lo que tuvieron el privilegio de experimentar Ángel y Valeria cuando, como parte de un proyecto de armado de casitas de barro para perros, les recomendaron ver un documental de Jorge Belanko, un permacultor referente en la construcción con barro, llamado El barro, las manos, la casa.
Ese momento fue bisagra, un “viaje de ida”, que ellos mismos relatan así: “Hasta ese entonces, no habíamos pensado demasiado acerca de cómo tendríamos nuestra propia casa; mucho menos imaginábamos que seríamos capaces de autoconstruirla. Y ver en el documental a gente haciéndose su casa con las manos y materiales que estaban obteniendo de la naturaleza, nos ’voló la cabeza’”.
Manos a la obra
Sabemos que, más allá de la teoría y los conocimientos que siempre son necesarios, la mejor forma de aprender es haciendo. Y eso fue exactamente lo que ocurrió. Por ese entonces, a través de Facebook, varias personas de la zona compartían sus proyectos de construcción y solicitaban voluntarios. Ellos mismos nos cuentan cómo fue el proceso: “Había aproximadamente unas siete casas en construcción con diferentes técnicas, diseños y materiales. Nos juntábamos cada 15 días a colaborar con cada una de las casas. Entonces, no solo ibas a colaborar, sino también a aprender”.
Tres años les llevó adquirir la experiencia necesaria. Así, en 2017, tuvieron la posibilidad de adquirir su terreno y allí comenzar su propio proyecto, al que bautizaron Ketri Newen, que en lengua mapuche se traduce como “fuerza o poder del arrayán”.
Seguramente, todos oímos ya más de una vez hablar de casas autosustentables, pero, ¿sabemos realmente lo que esto significa? Para aclararnos, también le consultamos a esta pareja experta: “Una casa sustentable es un concepto integral. Un punto importante es que el lugar sea energéticamente eficiente. En climas fríos, como es el de Bariloche, es importante tener una casa abrigada para que el calor generado dentro de ella no se pierda”.
Autosustentabilidad y permacultura parecen ir de la mano si tenemos en cuenta que esta última, en líneas generales, podría definirse como un sistema de principios que busca combinar la vida de las personas con el ambiente, siempre de forma respetuosa y beneficiosa para ambos. De eso se trata. Y ahora que lo sabemos, más admiramos a Valeria y a Ángel.
El armado de la primera casa
Un año y medio fue el tiempo que les llevó construir su primera casa. Para ese entonces, trabajaron ellos dos, algunos amigos y voluntarios de fin de semana. En sus propias palabras: “Le pusimos cuerpo y alma a la obra. A veces, las jornadas de trabajo eran de 12 horas y quedábamos cansadísimos, pero no importaba porque estábamos construyendo nuestro hogar. Fue una felicidad enorme habitarla. Era una casa que tenía vida y esa vida se la habíamos dado con nuestras manos”.
Planta baja y planta alta, techo verde, vidrio doble para las ventanas, barro, revoques de arena y arcilla para las paredes. Era la casa de sus sueños y vivieron allí un año y medio, hasta que una tormenta de nieve muy intensa quebró un árbol de un terreno lindero y le cayó encima. La destrucción fue completa. Ellos se salvaron milagrosamente, pero no así su perrita más viejita, Amancay. No había forma de mantener todo ese sueño en pie, solo quedaba demolerlo y volver a empezar.
Empezar de cero
“La primera casa fue una gran enseñanza para construir la segunda”. Resiliencia es la capacidad de volver a ponerse de pie luego de un episodio difícil, y seguir adelante, incluso, si es posible, tomando lo malo que nos sucedió como un aprendizaje. Esta frase de Valeria y Ángel con relación a la construcción de su segundo hogar lo dice todo.
El aprendizaje no fue solo una metáfora, sino algo tangible y muy explícito. Ellos aprendieron de su primer intento y la nueva casa resurgió literalmente de sus cenizas. Porque, a diferencia de lo que puede ocurrir con los escombros convencionales, cuando se trata de recursos naturales, todo puede volver a utilizarse. Sí, nada se pierde, todo se transforma.
La segunda casa de Valeria y Ángel
En esta segunda vuelta participó más gente, y la experiencia que ya habían adquirido les sobró para organizarse y optimizar el trabajo: “Mucha gente nos ayudó a seguir adelante. Se organizaron donaciones, rifas, ventas de empanadas y ferias para juntar dinero para nosotros. Desde el primer momento, supimos que no queríamos renunciar a vivir en una casita de barro, no después de haber vivido en una y disfrutar de su confort y comodidad. Así que, sin pensarlo mucho, juntamos fuerzas para volver a empezar, aun cuando sabíamos el trabajo que era y el tiempo que nos iba a llevar”.
Esta vez, Ángel y Valeria convocaron voluntarios para enseñarles y que les ayudaran. Para aprender esta técnica, no se necesita experiencia, solo entusiasmo y voluntad. Muchas personas que quieren aprender el oficio y conocer el bellísimo paisaje de esta tierra se sumaron para participar del proyecto, cuya eje para difundirse fueron, además del boca a boca, las redes sociales de sus protagonistas. La convocatoria se hizo internacional y la propuesta llegó a oídos extranjeros, que no tardaron en sumarse a la aventura. Gracias a todos ellos, hoy, la nueva casita de barro está habitable.
Materiales reciclados y barro, neumáticos rellenos con ripio, botellas de vidrio que se dividen en infinitos colores cuando las atraviesa el sol, ecoladrillos en cuyo interior hay residuos plásticos y papel (envoltorio de alimentos secos y caramelos, cajas de té), techo transparente, vidrio reciclado que funciona como calefacción pasiva porque deja entrar y contiene el calor. Estos son los ingredientes de la nueva casa autosustentable cuyos cimientos son, sin dudas, el entusiasmo, el trabajo en equipo y la solidaridad.