8 Pinturas místicas con historia que muestran cosas no tan fáciles de explicar

Arte
hace 2 años

Entre las obras de grandes artistas hay cuadros con un toque “diabólico”, de los que es difícil apartar la vista. Parecería que no pasa nada terrible en ellos, pero al espectador que los mira se le pone la piel de gallina. Y todo porque los pintores talentosos son capaces de controlar hábilmente nuestra percepción: violan de forma deliberada las proporciones, experimentan con escorzos y escenas, y agregan detalles que inspiran una vaga ansiedad.

A menudo, la percepción de una pintura también puede verse influenciada por su historia. De esta manera, cuadros que a primera vista parecen inofensivos resultan estar llenos de un significado nuevo e inquietante para nosotros. Genial.guru estudió algunas obras de artistas que parecen emanar algo de otro mundo y ahora quiere compartir sus historias con ustedes.

1. Henry Scott Tuke, Una luz pálida y resplandeciente apareció ante él (1879)

Una acuarela fantasmal y atmosférica de un artista británico ilustra una escena de la historia de fantasmas de Carl Theodor Körner, El arpa. Cuenta la historia de Edward y Josepha, unos recién casados ​​a quienes les encanta pasar las tardes tocando la flauta y el arpa. Pero la felicidad no dura mucho: Josepha se enferma y Edward queda viudo.

En su dolor, Edward conserva la habitación tal y como estaba en los tiempos de Josepha, y una noche entra allí para tocar la flauta. De repente, bajo una luz tenue y parpadeante, el arpa de su esposa comienza a producir música por sí solo. Este momento fue retratado por el pintor.

2. Henry Fuseli, La pesadilla (1790–1791)

Esta es la cuarta serie de pinturas similares. Según una versión, el trabajo fue inspirado por los sueños de vigilia (o parálisis del sueño) que experimentaba Fuseli. El artista descubrió que estas experiencias estaban asociadas con creencias folclóricas como los cuentos germánicos de demonios y brujas que llegaban a las personas que dormían solas. Es por eso por lo que la parálisis del sueño en la isla de Terranova es llamada “síndrome de la vieja bruja”.

Resulta curioso el hecho de que este cuadro podría haber influido sobre Mary Shelley, inspirándola a escribir una de las escenas de la novela Frankenstein o el moderno Prometeo. Y Edgar Allan Poe mencionó al pintor en su cuento La caída de la casa Usher. Allí, el héroe compara el cuadro que cuelga en la casa de Usher con la obra de Fuseli y dice: “Un temblor incontrolable se apoderó gradualmente de mi cuerpo; y, finalmente, un íncubo de ansiedad completamente irrazonable se sentó en mi corazón”.

3. William Waterhouse, La dama de Shalott (1888)

La pintura del artista prerrafaelita se vio inspirada por el poema de Alfred Tennyson, La dama de Shalott. Este cuenta la historia de una niña maldita: debe quedarse en la torre de la isla Shalott y tejer una tela larga para siempre. Tiene prohibido salir de allí e incluso mirar por la ventana. Pero hay un espejo enorme en la habitación, que refleja el mundo que la rodea. Un día ve allí cómo Lancelot galopa hacia Camelot y sale de la habitación para mirarlo desde la ventana. En ese mismo segundo se cumple la maldición: el tapiz se deshace y el espejo se agrieta.

La muchacha se da cuenta del acto imprudente que ha cometido y sale corriendo de la torre. En la orilla del río encuentra un bote y avanza en él a lo largo del agua cantando una canción triste. Ese momento fue retratado por el artista. La chica prevé su destino y sabe que para ella es imposible ir a Camelot, donde podría encontrar la felicidad y el amor.

4. Marianne Stokes, La muerte y la doncella (1908)

En el cuadro, un ángel sombrío en forma de mujer está hablando con una chica. El farol, el ala que abraza a la enferma y las flores caídas insinúan cómo se irán desarrollando los acontecimientos, y le dan a esa imagen de partida inminente un penetrante y silencioso horror.

5. Hugues Merle, La lunática de Étretat (1871)

A los amantes de Twin Peaks, la pintura tal vez les recuerde a la dama con el tronco. Pero en realidad, el cuadro pertenece a un artista francés, y muestra una figura femenina descuidada y descalza junto a un pozo, agarrando un tronco como a un bebé. Parecería una imagen sentimental, pero Hugues Merle la convirtió en una escena de desesperación total, incluso histérica. El nombre del cuadro refleja el estado de ánimo de la protagonista.

El rostro de la mujer es una máscara de sufrimiento, mientras que no sostiene a un niño dormido, sino a un tronco. ¿Perdió a su hijo y ahora está de luto por él? ¿O está loca de angustia por el niño? El artista no dio respuesta a estas preguntas.

6. Aksel Waldemar Johannessen, La noche (1920)

La pintura fue creada por el pintor noruego Aksel Waldemar Johannessen, cuyas obras fueron reconocidas solo después de su muerte. Sus pinturas permiten vislumbrar el inquietante abismo de la existencia humana. Del cuadro La noche surge un sentimiento de desolación, desesperanza y oscuridad lóbrega. El artista describe la noche como el tiempo de pesadillas, alucinaciones y soledad humana sin límites.

7. Odilon Redon, La araña que llora (1881)

Esta pintura al carbón del simbolista francés Odilon Redon se refiere al período llamado “negro” de su vida creativa. Desde la infancia, el artista sufrió frecuentes ataques de ansiedad y melancolía. Estaba fascinado con el subconsciente humano y todos sus miedos, lo que claramente reflejó en algunas de sus pinturas.

8. Victor Borisov-Musatov, Fantasmas (1903)

Viktor Borisov-Musatov fue considerado un maestro en la representación de “residencias nobles”. La pintura muestra un paisaje con la fachada de una finca. La pintoresca creación expresa un estado de ánimo de despedida, melancolía. El artista parece mirar al mundo por detrás de un velo translúcido, y la ubicación asimétrica de las figuras crea la impresión de espontaneidad en su movimiento.

Según la hermana del pintor, él explicó que con el fin de la vida en la casa familiar abandonada “todo fue yendo al pasado”. Por lo tanto, en el primer plano de la imagen hay figuras fantasmales de mujeres que se alejan.

¿Qué pintura te puso la piel de gallina?

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