13 Pruebas de que el dicho “No juzgues un libro por su cubierta” es pura verdad

hace 2 meses

Seamos sinceros: la mayoría de nosotros sacamos conclusiones sobre una persona basándonos en su aspecto y en estereotipos. Solo que no siempre la persona modestamente vestida será pobre, el adolescente sombrío será ignorante y la anciana callada será amable.

  • Un amigo mío tenía un negocio y con el dinero ganado se compró un BMW modelo 5. Pero hacía su negocio usando su coche viejo, un caballo de batalla, por así decirlo. Lo usaba también para recoger a su esposa en el trabajo. Entonces, su mujer contó que en el trabajo había una tipa, a la que recogía su marido en un coche muy cool en esa época. Y la tipa siempre estaba presumiendo de lo señora que era, y el resto eran los pobres, especialmente los que conducían como ancianos, un viejo “armatoste”. Una vez la esposa de mi amigo le pidió que viniera a recogerla en su BMW. Tendrías que haber visto los ojos de esta tipa, solo pestañeaba al abrir y cerrar la boca. Al día siguiente, la mujer de mi amigo le dijo: “También tenemos un Mercedes en el garaje, pero mi esposo solo lo conduce en vacaciones”. Lo de Mercedes era una mentira, pero valió la pena recurrir a ella.
  • Tenía unos 19 años, abrí mi propia tienda de recuerdos y trabajaba allí en el mostrador. Entró un grupo de chicos y uno de ellos decidió, al parecer, darse a conocer. Empezó a hablar mal de los souvenirs, luego dijo que trabajar aquí estaba por debajo del umbral de la dignidad. Y se volvió hacia mí con desprecio: “Chica, ¿no te da cosa trabajar como simple vendedora?”. “No”, le dije. Siguió: “¿Has pensado alguna vez en hacer algo más con tu vida?”. Y le respondí: “Claro que lo he pensado, así que he abierto una tienda”. La cara del tipo realmente cambió. Murmuró “bien por ti” y se retiró rápidamente.
  • Empecé a vivir con mi futura esposa. Ambos éramos estudiantes, el dinero escaseaba. Y entonces llamó mi futura suegra: “Sergio, mi amiga está haciendo remodelaciones. Mañana le van a traer materiales de construcción, poca cosa. Puedes ayudarla a subir los materiales al departamento. Es probable que te dé algo de dinero”. Bueno, pensé que podría ganar algo. Gasté lo último de mi dinero en el transporte público. La vivienda estaba a dos pasos del centro, en un barrio rico. Llegué y había 15 sacos de hormigón. Creí que había un error, probablemente no era mi carga. Subí al departamento y allí estaba la casera: “Sergio, puedes empezar, la carga está abajo”. No pude huir. Estuve 3 horas subiéndolo todo, me temblaban las manos. En mi mente ya estaba imaginando cómo me gastaría la tan necesaria paga. Pero la mujer me dijo “Muchas gracias”, y me di cuenta de que esos eran mis honorarios. No recuerdo cómo acabé abajo, con las lágrimas corriendo por mis mejillas. Pero lo peor era que ella tenía un hijo mayor. Pero yo le subí los sacos. No me quedaban fuerzas ni para una rabieta.
  • Estábamos comprando un departamento. Mi esposo de repente se desgastó hasta los agujeros todos los jeans, por lo que fue a ver la vivienda llevando sus viejos pantalones de deporte desgastados. El departamento no era barato, de tres dormitorios, los propietarios estaban vestidos de primera. Lo vimos y dijimos: “¡Nos lo quedamos!”. Y entonces empezó. Por la tarde su agente nos llamó 4 veces para recordarnos el costo del departamento. Y cuando mi esposo fue a hacer el depósito con los mismos pantalones viejos, pero además en un coche “arreglado” con cinta aislante, se quedaron todos sin palabras.
  • Estaba sentado en el coche. Vi a un hombre acercarse a mí con paso inseguro. Y con mucho cuidado moviendo sus manos sobre el capó. Creí que estaba a punto de empezar la viaje canción: “Hermano, necesito ayuda”. Ya mentalmente me preparé para mandar lejos a ese tipo. Bajé la ventanilla: “¿Qué quieres?”. El hombre dijo: “¿Me podrías acercar a casa, por favor? No está lejos”. Resultó que tenía ciática. Llegó a la tienda de algún modo, pero le costaba volver con la bolsa llena. Mientras lo llevaba, no paró en intentar pagarme por el viaje. No lo acepté. Y entonces pensé durante mucho tiempo: una persona normal necesitaría ayuda, pero tú se la negarías, pensando que es un estafador.
  • Mi amiga y yo subimos al autobús y nos fijamos en un chico guapo con una chaqueta blanca. Se veía cool. Al cabo de un rato nos conocimos y empezamos a mandarnos mensajes en las redes sociales. Este chico resultó ser muy tontito. Decepción es lo que sentimos. © Khushi Patil / Quora
  • Tuvimos un caso: estando en el campo, mi esposo y yo tuvimos que saltar a un lago con la ropa puesta para salvar a un hombre. Entonces nos cambiamos la ropa y los zapatos por lo que teníamos en la casa de campo, teniendo un aspecto, por decirlo sin rodeos, muy poco atractivo. Y mientras volvíamos a casa, captamos algunas miradas despectivas.
  • Yo tenía un compañero de clase. Alto, delgado, cabello espeso. Mentón más afilado que su inteligencia. En fin, muy popular entre las chicas. Pero me di cuenta de una rareza: este compañero de clase venía a menudo a la escuela con las manos vendadas. Le dije: “Hermano, ¿de dónde vienen esas heridas?”. Él sonrió satisfecho: “Las heridas no son reales, son falsas, pero a las chicas les gustan”. © Shubham Singh / Quora
  • Llegó un nuevo director. Al principio parecía simpático y competente y encandiló a todo el personal. Pero al cabo de unos tres meses, vimos su verdadera cara. Resultó que no respetaba a la gente y era capaz de regañar a un empleado delante de todo el mundo. Los que llevaban años trabajando para nosotros empezaron a renunciar. No puedo hacer nada, y es deprimente. © Christi Zelaya / Quora
  • Siempre he tenido problemas con las matemáticas. Así que fui a una clase especial para alumnos con problemas. En mi primer día, me fijé en una chica del fondo. Toda de negro excepto por los mechones rosas de su cabello, y tenía un piercing en la nariz. La típica chica gótica. Resultó que estaba en el último año de instituto. Venía a la escuela una vez a la semana. Mi compañero y yo pensábamos que era mala en matemáticas, así que nos reíamos de ella. Luego nos dijeron que era tan brillante que ya había aprobado todo el programa de matemáticas del instituto. La dirección de la escuela le permitió venir medio día y hacer solo exámenes. © Justin Franco / Quora
  • Soy costurera. Un día me invitaron a trabajar con Joan Rivers (Presentadora de televisión conocida por sus comentarios mordaces. — Nota de Genial). Me quedé de piedra. ¿Qué ponerme? ¿Cómo comportarme? Fui de compras y me probé 50 atuendos. Llegué al lugar de la reunión una hora antes. Por fin llegó Joan. Deshizo las maletas e hizo lo que me cambió para siempre: se puso a charlar conmigo como una amiga. Me preguntó dónde había crecido, si tenía hijos. Me recordó a mi abuela. Y entonces empezó el rodaje, su comportamiento ante la cámara fue sarcástico y grosero. Después del programa, me dio las gracias por mi trabajo e incluso me dio un regalo. © Gina Vincenza Van Epps / Quora
  • Fui de excursión al club náutico. Estaba paseando por el muelle, todos los yates eran preciosos, uno más bonito que el otro. Llegué al final del muelle y vi a dos hombres de aspecto sencillo pintando con barniz un viejo yte. Les hice un par de preguntas y descubrí que el yate tiene ya 40-50 años. Antes era un yate de regatas y ahora es la embarcación más rápida de este río. Pero se ve como una mazorca de maíz seca y lacada. Uno de estos hombres resultó ser un navegante muy famoso (me lo contaron más tarde). A menudo ocurre que las personas y las cosas no son lo que parecen.
  • Estudiaba arquitectura en la universidad. Teníamos una profesora vieja y fea, que tenía un bigote. Naturalmente, los estudiantes no le hacían ni caso, pero a mí me daba mucha pena y la defendía. Un día me pidió que la ayudara a mecanografiar sus trabajos científicos en la computadora. La ayudé. Me llevaba dos horas cada día. Y luego tenía que defender mi título. Nuestros principales profesores y aquella mujer bigotuda formaban parte del comité. Todos los profesores, por unanimidad, me pusieron un A (sobresaliente). Pero la anciana dijo: “Le pongo un F porque el restaurante no está realizado en estilo neobarroco”. Ella quería que excluyeran mi trabajo de la evaluación final para que yo lo volviera a hacer desde cero. Pero finalmente la convencieron para que me pusiera su F. Al final conseguí mi nota B final y me di cuenta de cómo puede ser la gente.

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