La conmovedora historia de David, el chico que quedó inmortalizado como “el niño de la burbuja”

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hace 11 meses

David Phillip Vetter pasó 9 meses en el vientre de su madre y, a los pocos segundos de nacer, lo metieron en una burbuja de plástico de la que nunca salió. David padecía una rara enfermedad llamada IDCG, lo que significa que su sistema inmunitario no funcionaba. Una historia que siempre será recordada, incluso más de 50 años después de su nacimiento, y cómo este niño cambió la vida de millones de personas.

David fue el tercer hijo que sus padres dieron la bienvenida a sus vidas

David vino al mundo en septiembre de 1971, en Texas. Era el tercer hijo de sus padres, Carol Ann y David. Tuvieron una hija, Katherine, y más tarde un hijo, David Joseph, que falleció en la infancia, de IDCG (inmunodeficiencia combinada grave). Cuando la pareja se enteró de que iban a tener otro varón, los médicos dijeron que habría un 50% de probabilidades de que naciera con IDCG.

En 1977, David recibió un regalo que le permitió caminar libremente

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Los especialistas pensaron que la medida de mantener a David en plástico, la burbuja estéril, sería solo durante un breve periodo, mientras buscaban una cura para la IDCG. Pensaron que el niño superaría la IDCG a los dos años. Finalmente, David tuvo que permanecer en la burbuja toda su vida para protegerse de virus y bacterias que podrían haber sido mortales.

El personal del Centro Hospitalario de Texas, donde David pasó sus primeros 5 años de vida, se preguntó si era ético criar a un niño dentro de una burbuja, y finalmente acordaron que, en este caso, sí lo era.

Cada cosa que recibía el niño (comida, agua, pañales, ropa, libros) tenía que esterilizarse e introducirse a través de esclusas. Estos centros de contención de aislamiento fueron diseñados por ingenieros de la NASA, que más tarde también crearon un traje para David, parecido al de un astronauta, para que pudiera moverse libremente.

Gracias al traje espacial, que en aquella época valía 50.000 dólares, la madre de David, Carol Ann, pudo sostener y abrazar a su hijo por primera vez el 29 de julio de 1977, cuando David tenía 5 años.

A medida que avanzaban las opciones médicas, surgían nuevas esperanzas para David

En 1983, los médicos compartieron un nuevo procedimiento: una transfusión de médula ósea de donantes que no son perfectamente compatibles. Katherine, la hermana de David, se ofreció voluntariamente como donante en un intento de curar la dolencia de su hermano. Lamentablemente, 4 meses después, con solo 12 años, David Vetter falleció de linfoma, un cáncer que, según se confirmó más tarde, había sido introducido en su organismo por el virus de Epstein-Barr, que estaba latente en la médula de su hermana.

Se cree que David fue la última persona en ser colocada dentro de una burbuja de plástico

El Hospital de Texas abrió más tarde el David Center, dedicado a la investigación, el diagnóstico y el tratamiento de las inmunodeficiencias. Hoy, gracias al niño y al legado que dejó, existen leyes que permiten realizar pruebas de cribado a los recién nacidos. Además, muchos niños con IDCG son diagnosticados precozmente y ahora pueden llevar una vida sana y normal. Un médico de renombre compartió que “Lo que David nos dio fue una poderosa lección en muchas áreas de la medicina, y simplemente en la vida misma.”

El epitafio de la lápida de David Vetter dice: “Nunca tocó el mundo, pero el mundo fue tocado por él”.

Imagen de portada EAST NEWS, Texas Children's Specialty Care / Facebook

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