10 Perros que jugaron un papel importante en la historia de la humanidad

Historias
hace 4 años

Existen muchas historias extraordinarias, todas dignas de contarse, protagonizadas por perros fieles y amorosos. No por nada se les considera los mejores amigos del hombre, incluso capaces de dar su vida, si es necesario. Muchos de ellos han demostrado que ni siquiera la muerte puede quebrantar su nobleza.

Genial.guru te trae las historias de vida de 10 perros que, de una u otra manera, han marcado la historia de los humanos.

1. Laika

Laika viajó al espacio en 1957 a bordo de la nave espacial soviética Sputnik 2. Fue elegida, por su peso, tamaño y docilidad, como la tripulante ideal para el primer viaje de prueba al espacio, antes de hacerlo con humanos.

Aunque había resultado victoriosa en cada prueba de preparación, Laika no soportó el estrés ni las condiciones de sobrecalentamiento de la nave. El 14 de abril de 1958, el Sputnik 2 regresó a la Tierra con los restos de Laika a bordo. Sin embargo, la nave se quemó con solo entrar en la atmósfera. Su misión sentó las bases para mejorar las condiciones de vuelo para las siguientes naves espaciales. El 11 de abril de 2008, se develó un monumento en honor de la perrita cosmonauta en Moscú.

2. Balto

La historia de Balto tuvo lugar en 1925, cuando se desató una mortal epidemia de difteria en la aldea de Nome, en Alaska. Los hospitales no se daban abasto y pidieron urgentemente la antitoxina diftérica. El problema era que esta se encontraba a más de 1 609 kilómetros. No se podía cubrir esta distancia por el mar, pues este estaba congelado y los barcos no podían cruzar. Tampoco podía trasladarse por vía aérea, ya que las tormentas imposibilitaban los vuelos.

Se tomó la decisión de trasladar la antitoxina en ferrocarril desde la estación de Anchorage hasta Nenana, y desde allí llevar el medicamento en trineos conducidos por perros. El recorrido involucraba más de 1000 kilómetros y se le llamó la Gran Carrera de la Misericordia. Fue allí que participó Balto, el husky siberiano que lideró el último tramo, convirtiéndose en todo un héroe, pues se encargó de guiar al resto de los 100 perros.

La travesía heroica de Balto inspiró tres películas de animación infantil: Balto, Balto 2: En busca de tus raícesBalto 3: Aprendiendo a volar. Actualmente, hay un monumento en el parque centran en su nombre, el cual dice: “resistencia, fidelidad e inteligencia”.

3. Rin Tin Tin

Duncan, un soldado sobreviviente de la Primera Guerra Mundial, rescató a dos cachorros y a su madre de una perrera militar abandonada por los alemanes. A los cachorros los llamó Rinty y Nannette. Una vez que Duncan tuvo que regresar a Estados Unidos, lo hizo con los perros. Allí siguió instruyéndolos, especialmente a Rinty, enseñándole habilidades y trucos que realizaba con verdadera destreza.

En 1921, logró introducir a Rinty al naciente mundo del cine, donde lo apodaron Rin Tin Tin. Se convirtió en todo un ícono del cine mudo gracias. Sin embargo, Rin Tin Tin tuvo que jubilarse y, más tarde, se hizo una serie llamada Las aventuras de Rin Tin Tin, protagonizada ya por otro perro distinto, pero siempre recordando al original.

Desde entonces, Rin Tin Tin no ha sido un solo perro, sino varios. Todos fueron parientes entre sí que protagonizaron películas de Hollywood entre 1922 y 1931. Este perro fue mundialmente famoso e incluso su huella está estampada en el Paseo de la Fama del bulevar de Hollywood.

4. Stubby

Mejor conocido como “Sargento Stubby” fue el perro más condecorado de la Primera Guerra Mundial y el único en ser nombrado sargento gracias a su desempeño en combate. La historia de Stubby (rechoncho o achaparrado) comenzó en la Universidad de Yale, donde se encontraba merodeando cerca de los jardines del campus donde entrenaba el 102° Regimiento de Infantería.

Mientras el perro observaba a los hombres entrenar, el soldado Robert Conroy se encariñó con él, tanto así que el día que tuvo que partir a combate, se llevó a Stubby con él, escondiéndolo. Cuando el oficial al mando lo descubrió, Stubby lo saludó con la pata, como si se tratara de un soldado más, por lo que el oficial le permitió quedarse a bordo.

Stubby sirvió a su regimiento durante dieciocho meses en Francia y participó en cuatro ofensivas y diecisiete batallas. Fue herido una vez, pero se recuperó enteramente. Demostró un desempeño extraordinario, salvó a su regimiento de muchos ataques tóxicos advirtiéndoles con sus ladridos. Tenía un sentido del olfato muy agudo y era capaz de encontrar heridos.

5. Chonino

Chonino perteneció a la Policía Federal Argentina durante 1977. Fue un perro entrenado para ser cuerpo de seguridad; sin embargo, gracias a su destreza y gran tamaño, fue ascendido para enfrentar situaciones de mayor riesgo.

El 2 de junio de 1983, Chonino acompañó a su oficial guía y al oficial Jorge Lanni en un operativo en una zona comercial en el barrio de Devoto. Allí hubo un enfrentamiento de la policía contra los criminales, en el que tanto oficiales como ladrones salieron heridos, incluido Chonino. El perro, agonizante, se arrastró hasta llegar al oficial para morir sobre él. En su hocico llevaba un trozo del bolsillo del ladrón en el que estaba su identificación, y así la policía pudo dar con él para apresarlo días más tarde.

Sus restos descansan ahora en el Círculo de la Policía Federal Argentina. Desde entonces, el 2 de junio se conmemora en Argentina el Día Nacional del Perro.

6. Smoky

En plena Segunda Guerra Mundial, los soldados estadounidenses encontraron una perra Yorkshire terrier escondida en lo que parecía ser la guarida de un zorro. El soldado que la recogió creyó que pertenecía a los japoneses, así que la llevó a un campo de prisioneros, pero allí se dio cuenta de que la perra no respondía a las órdenes en japonés, ni en inglés. El soldado decidió adoptarla, sin embargo, aunque pasaron muchos meses juntos, tuvo que venderla por 6 dólares para pagar sus deudas de póquer a otro soldado, Bill Wynne.

Fue Billy quien le puso el nombre de “Smoky” (ahumado), por el color de su pelaje, y desde entonces fueron inseparables. Pelearon juntos en la guerra, Smoky atravesó junglas, viajó en aviones y en barco, realizó misiones de reconocimiento, salto en paracaídas, etc.

Smoky recibió ocho medallas y regresó a Estados Unidos con Billy. Ella vivió 14 años más, hasta que murió inesperadamente. Fue enterrada en una caja de municiones y se hizo un monumento en su nombre, que dice: “Monumento dedicado a Smoky, el yorkie ayudante, y a todos los perros de todas las guerras”.

7. Greyfriars Bobby

Bobby fue un perro de raza skye terrier que fue compañero de un vigilante nocturno de la policía de Edimburgo, John Gray. Se dice que Bobby fue inseparable de su humano durante dos años, hasta que este cayó sorpresivamente enfermo de tuberculosis y murió el 8 de febrero de 1858. Entonces, fue enterrado en el cementerio Greyfriars y su noble y fiel perro pasó el resto de su vida junto a la tumba.

Aquello conmovió a todos los habitantes, por lo que en 1867, cuando las autoridades dictaron una ley en la que todos los perros de Edimburgo debían ser registrados o de lo contrario serían sacrificados, Sir William Chambers, un aristócrata arquitecto, decidió pagar la licencia de Bobby y le mandó a hacer una placa que lo reconocía como suyo, a pesar de que el perro vivía en el cementerio.

Bobby murió en 1872, y fue enterrado cerca de la puerta del cementerio donde reposaban los restos de John. La vida de Bobby ha sido reconocida en la novela Greyfriars Bobby y en el cine con la película homónima en 1961, y otra más llamada Bobby, el guardián del cementerio en el 2006.

8. Hachiko

A principios de 1924, el profesor Hidesaburō Ueno, de la Universidad de Tokio, encontró un perro de raza akita en una granja. Al inicio, no estaba muy convencido de quedarse con él, pero su hija intervino para que lo hiciera. Así que el perro tuvo que ser enviado dentro de una caja desde Akita hasta la estación de Shibuya, lo cual representó dos días de viaje que lo dejaron deshidratado. Al llegar a casa, los empleados del profesor le dijeron que el perro no respondía, pero este se acercó a él con un tazón con leche y el perro se reanimó.

El profesor lo levantó y notó que sus patas estaban ligeramente arqueadas, entonces lo llamó “Hachi”, como el kanji 八 que en japonés significa “ocho”. El profesor se encariñó con el perro, quien lo acompañaba a la estación para despedirse de él todos los días antes de irse al trabajo. Al final del día, Hachi estaba en la misma estación para recibirlo. Esa rutina permaneció durante un año entero, lo cual las personas de la estación no pasaron por alto.

El 21 de mayo de 1925, el profesor Ueno sufrió un derrame cerebral mientras daba una clase y murió. Hachi fue como siempre a la estación a esperarlo, pero él nunca llegó. Fiel a su rutina, Hachi se quedó a vivir en la estación durante nueve años, a la espera del profesor. Esto conmovió a quienes sabían de la muerte de este, así que comerciantes, cuidadores e incluso viajeros, se encargaron de alimentar y cuidar a Hachi durante toda su vida. Incluso, erigieron una estatua de bronce en su honor en la misma estación de Shibuya, y Hachi estuvo presente en la inauguración.

Finalmente, luego de diez años, el 9 de marzo de 1935, Hachi fue encontrado muerto frente a la estación. Perro y humano descansan en paz en el cementerio de Aoyama, donde se construyó un monolito con su nombre. Fue desde entonces que se le conoce como “Chūken Hachikō” (el perro fiel Hachikō) refiriéndose el  a “leal”.

La historia de Hachikō ha sido muy popular gracias a sus adaptaciones cinematográficas, como la famosa Siempre a tu lado, Hachiko, protagonizada por Richard Gere, y adaptada en Estados Unidos.

9. Barry

Barry fue un san bernardo que trabajó como perro de rescate en las montañas de Suiza, en el hospicio de San Bernardo. Era mucho más pequeño que la actual raza, pero es el más famoso gracias a que salvó más de cuarenta vidas durante su servicio.

Su rescate más conocido fue el de un niño que se encontraba atrapado en una caverna de hielo, luego de que hubiese una gran avalancha en la montaña. El niño parecía estar en shock, dormido por la baja temperatura, así que Barry se acercó a él, rodeándolo con su lanudo cuerpo; lo lamió para transmitirle calor hasta que el niño despertó.

Cuando Barry cumplió doce años, un monje se lo llevó a Berna, Suiza, para que pudiese descansar después de tantos años de trabajo. Sin embargo, hubo muchos rumores falsos de que el perro había muerto, pero esto no sucedió sino hasta dos años después.

El cuerpo de Barry fue llevado al Museo de Historia Natural de Berna, donde se preservó su piel a través de la taxidermia, y ahora es exhibido. Su historia ha sido motivo de inspiración para algunas obras literarias, como el poema de Samuel Rogers “The Great St. Bernard” (“El gran san bernardo”). También, Disney realizó una película titulada Barry of the Great St. Bernard (Barry, el gran san bernardo) en 1977. Además de los numerosos libros para niños como Barry: The Bravest Saint Bernard (Barry, el san bernardo más valiente) por Random House Books for Young Readers.

Barry tiene un monumento en el Cimetière des Chiens, cerca de París. En el hospicio, cada vez que llega un perro nuevo para hacer servicio, es nombrado “Barry”, invariablemente.

10. Frida

Frida, una hembra labrador de ocho años, se convirtió en una heroína durante los días póstumos a uno de los peores terremotos en la historia de México, el 19 de septiembre del 2017. Como parte del servicio en la sección canina de la Marina, Frida ha localizado a 53 personas en edificios colapsados y deslaves; 12 de ellas con vida.

Durante los días más críticos de la situación de rescate en México, Frida representó para los mexicanos un ícono de esperanza, pues verla trabajar en los escombros de la ciudad era un momento verdaderamente conmovedor. Se ganó rápidamente la simpatía de civiles, sobre todo de los niños, e incluso de los rescatistas de otros países, como los japoneses, quienes cariñosamente la llamaron “Marina-Chan”.

Al lado del capitán Israel Monteverde Cervantes, Frida ha realizado también rescates internacionales junto a sus hermanos Evil y Ecko. Frida ahora tiene una estatua en el parque Ecológico situado en el estado de Puebla, México, que lleva como inscripción: “Símbolos memorables de la fuerza que podemos tener las y los mexicanos cuando decidimos unirnos por grandes causas”.

¿Qué historia te pareció más interesante? ¿Conoces a otros perros memorables?

Comentarios

Recibir notificaciones

La historia que más me sorprendió fue la de Chonino. Nunca oí hablar de este perro

-
-
Responder

Lecturas relacionadas