14 Historias tenebrosas que no tienen una explicación racional

Historias
hace 5 años

¿Te has dado cuenta de que en octubre algo misterioso flota en el aire? Nuestra oficina editorial también se ha sintonizado con esta nota y ha elegido para ti las historias más tenebrosas de los usuarios de las comunidades virtuales “Oído por ah픓Habitación Nº 6”.

Genial.guru recomienda encarecidamente no leer este artículo antes de dormir.

  • Me desperté por la noche, no podía volverme a dormir y, como suele pasar en estos casos, me puse a escuchar los sonidos de los autos y el ruido de los árboles detrás de la ventana. Y, de pronto, ¡escuché un reloj! Pero solo tengo uno: está junto a la cama y no ha estado funcionando durante varios días (me olvidé de comprar las baterías). Cuando lo iluminé con el teléfono, vi que las agujas iban hacia atrás. ¡Hacia atrás! Esa noche ya no pude volver a dormirme.
  • Alquilé un departamento nuevo. Una noche estaba durmiendo, mi novio roncaba al lado. Abrí los ojos y, medio dormida, vi en la oscuridad a una niña de cabello oscuro y con un moño rosa. Estaba sentada en el rincón de la cama. Me sentí incómoda y parpadeé durante mucho tiempo hasta que la silueta desapareció. Decidí ir al baño, cuando volví mi novio me susurró: “¿Te habías ido? Todo este tiempo pensé que estabas a mi lado, pero cuando abrí los ojos no te vi”. Nos asustamos tanto que no volvimos a dormirnos en toda la noche. Y un mes después supe que estaba embarazada de una niña.
  • Estaba sacando una pantufla de debajo de la cama y el gato, que acechaba allí, me golpeó un par de veces la mano con la pata. Unos minutos más tarde caí en la cuenta de que vivo solo y no tengo gato. No bebo, no consumo drogas. Revisé todo el departamento, miré por todos los rincones. Me fui a pasar la noche en la casa de un amigo, que se vaya al diablo ese gato de Schrödinger.
  • Mis amigos (una pareja de casados), cuando eran estudiantes, tenían una relación a distancia. Una de las tantas veces que ella fue a visitarlo, alquilaron un departamento por un precio sospechosamente bajo. Ella estaba sentada en la habitación, revisando su nueva cámara, el chico estaba en la cocina. De repente, la puerta del balcón se abre y en la habitación entra un hombre con un sombrero. Ella hizo clic con la cámara, llamó al novio, mientras que el hombre se iba a la cocina. La chica corrió detrás él, pero en la cocina no había nadie excepto su novio. Le contó todo, y él respondió: “Pero, amor, no tenemos ningún balcón”. Todavía tienen la foto.
  • Mi marido se fue de vacaciones a la casa de sus padres, y yo llevo varios días tomando calmantes. ¡La culpa es de los zapatos! Por lo general, los dejo junto al armario, en el pasillo de entrada, pero siempre aparecen en la puerta del baño. Llego del trabajo, ¡y están allí! No puede ser que lo haya empujado con la puerta: no llega. Nadie más vive con nosotros, y nadie tiene las llaves. Al parecer, tenemos un fantasma fashionista.
  • Hace un par de años, mi hermana y yo fuimos a visitar a unos parientes a otra ciudad. Llevé conmigo un traje hecho a medida según mi propio boceto: un top y unos pantalones. Después de un par de días, decidimos salir a caminar. Con mi hermana fuimos a cambiarnos, me puse ese mismo traje, pero mi hermana me aconsejó que me pusiera otra cosa, porque ya estaba fresco, y acepté. Unos días más tarde, quise finalmente usar el top de ese traje, pero no pude encontrarlo. Revolvimos toda la casa, pero no estaba ningún lugar. Yo estaba muy molesta. Al regresar a casa, apenas cruzamos la puerta, le dijimos a mamá que se había perdido mi top, a lo que ella, sorprendida, respondió que estaba en el sofá de mi habitación desde que nos fuimos. Ella había pensado que yo lo había olvidado. Mi hermana y yo corrimos desde el pasillo a la habitación, y allí estaba mi top, en el sofá. Si no hubiera tenido a mi hermana de testigo de que me había puesto ese mismo top tan único, habría pensado que algo andaba mal conmigo. Cómo la prenda se trasladó de una ciudad a otra sigue siendo un misterio.
  • Hasta la edad de 13 años, todos los veranos me enviaban “al exilio”: a la casa de mi abuela, en un pueblo perdido en medio de la nada. Cuando tuve mi primer reproductor de MP3, comencé a llevarlo conmigo. Durante todo ese tiempo, unos 3 reproductores distintos pasaron por esa casa, y cada uno de ellos se encendía en medio de la noche y durante horas grababa el silencio. Desde uno con botones, hasta el táctil, pasaba con cualquiera de ellos. Siempre borré las grabaciones, solo la escuché una vez, rebobinando para atrás, pero era demasiado espeluznante. No sucedía nada parecido en ninguna otra parte.
  • Tengo miedo de levantar dinero en la calle, porque cuando era pequeña, cerca de una iglesia, una mujer me dio 20 USD. Era mucho dinero para la década del 2000. A la noche del mismo día, mi madre se despertó por mis gritos, corrió hacia mí y yo estaba llena de abscesos, forúnculos, erupciones cutáneas y con 40 grados de fiebre. Llegó la ambulancia, los médicos se encogían de hombros, no sabían lo que me estaba pasando. Mamá no había visto ninguna úlcera cuando me había bañado un rato antes, y yo no le había contado nada sobre el dinero. Después de 2 días de tormento, finalmente se lo conté, y ella se llevó el billete a la iglesia. Me curé de todo ese mismo día.
  • Mi pequinesa tiene un acuerdo con los fantasmas. No sabe saltar al suelo, y siempre la bajamos con cuidado del sofá o de la cama. Una vez llegué tarde al trabajo porque no podía cerrar la puerta principal: la llave se quedó firmemente atorada en la cerradura. Luché durante unos 30 minutos, quité la llave del manojo, y decidí dejarla así y cerrar la puerta con la cerradura de abajo, pero esa llave también quedó atascada. Exhausta, regresé al departamento y vi que me había olvidado de bajar a la perra de la cama. La puse en piso, y después de eso todas las cerraduras volvieron a funcionar bien.
  • Una vez, al regresar a casa del trabajo, descubrí que la televisión estaba encendida. No me pareció raro, pensé que me había olvidado de apagarla y no le presté mucha atención. Sin apagarla, comencé a cocinar la cena. Comí, navegué un rato por Internet y me preparé para irme a dormir. No encontraba el control remoto, así que quise apagar el televisor de la toma de corriente, pero resultó que no estaba enchufado: el televisor estaba funcionando sin electricidad. Tampoco fue posible apagarlo con el botón de encendido, y cuando, de pronto, se apagaron todas las luces, pero la televisión siguió encendida, ya no pude mantener la calma. Me fui a pasar la noche a la casa de mis padres.
  • Estaba maquillándome en el baño. Llamé a mi esposo y le pedí que se acercara. Él dormía y no estaba particularmente ansioso por levantarse. Después de un rato abrió los ojos, se acercó a mí y me preguntó para qué lo había llamado. ¡Pero yo no podía recordarlo! En ese momento, la lámpara cayó junto a un trozo del techo sobre la cama, en el mismo lugar donde él había estado durmiendo. Ambos quedamos estupefactos. Nunca pude recordar para qué lo había llamado. Y hace una semana, me detuve en la calle porque mi esposo me estaba llamando y comencé a hurgar en mi cartera en busca del teléfono, cuando a un metro de mí cayó un rollo de lana de vidrio: los constructores no se habían dado cuenta de que yo estaba pasando por allí.
  • Vivo cerca de un cementerio. Una noche, estábamos sentados en un banco cerca de mi casa, como de costumbre. Yo le estaba contando algo con entusiasmo a mi amigo, cuando de repente, desde el lado del cementerio, se escuchó un terrible crujido de ramas. Miré a mi amigo con consternación, y él gritó: “¡A las tumbas, maldita sea!”, y el ruido se detuvo de inmediato. No creo en el misticismo, pero ahora siempre decimos en broma que mi amigo detuvo un apocalipsis zombie.
  • Me encanta bailar en casa. Una vez quise grabarme, puse una cámara, la encendí y empecé a bailar. Entonces alguien llamó por teléfono, me distraje y me olvidé de la cámara. Por la noche, recordé lo de la grabación, fui a buscar la cámara y vi que se había apagado por falta de batería. Saqué la tarjeta de memoria, la inserté en la computadora portátil y puse la grabación. Y allí... 15 minutos de mi baile, luego una habitación vacía, y después un hombre que entraba y salía de la habitación varias veces. Había estado sola en casa. No creo en el misticismo, pero casi me salen canas.
  • Cuando era niña, mi madre siempre me enviaba por un mes a una colonia: vacaciones, bosque, aire puro. Y como corresponde a las niñas, amábamos toda clase de cosas místicas: la adivinación, los gnomos y otras cosas por el estilo. Un hermoso día soleado, con 30 grados de calor, decidimos leer la fortuna y llamar al carruaje de los dulces. Una de las niñas era asustadiza, y nos costó mucho convencerla de que se sentara con nosotros en círculo. Le advertimos que no nos podíamos soltar las manos. En cuanto comenzamos a decir el hechizo, el cielo sobre el campamento se cubrió de nubes y comenzó a llover. Y ni bien pronunciamos las palabras correctas, la chica asustadiza se soltó y salió del círculo, en ese exacto momento un rayo golpeó la cabaña, una ventana panorámica se rompió en pedazos y en uno de los fragmentos del cristal se pudo ver la imagen de una rueda muy parecida a la de los carruajes. Desde entonces, no toco ni siquiera las cartas.

Estimado lector, tú eres interesante, ¡háblanos de ti! Quizás fuiste voluntario en un asilo de ancianos, viviste en Bangladesh, trabajaste en un restaurante con estrellas Michelin en París, o simplemente quieres contarle al mundo por qué es tan importante recibir a los seres queridos en el aeropuerto. Escribe sobre ello a redaccion@genial.guru, con un asunto que diga “Mi historia”.

Imagen de portada overhear

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Y a mi se me ocurre leer esto justo antes de dormir :)

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