18 Ocasiones en que una infancia humilde es el recuerdo de que la vida es muy hermosa con poco

Historias
hace 2 años

Suele decirse que “de todo se aprende en esta vida” y algo o mucho de verdad se esconde tras esa frase. Hay circunstancias que nos cuesta asimilar y nos pueden hacer las cosas un poquito o muy complicados, pero lo cierto es que nos dejan enseñanza y se convierten en un bagaje que irá con nosotros a lo largo de la vida.

En Genial.guru, queremos compartir contigo las lindas historias de aprendizaje y superación que contaron algunos usuarios.

  • Nuestra niñez estuvo colmada de limitaciones, no teníamos electricidad, ni agua potable. En Navidad no teníamos regalos.
    Luego, llegó la electricidad y mamá, haciendo un gran esfuerzo financiero, compró un juego de 24 lucecitas para Navidad, que todos los años ponía en nuestra ventana de madera que daba a la calle y nosotros nos sentábamos durante horas a ver los focos encenderse y apagarse. Aún después de muchos años, seguía siendo un momento mágico.
    Hoy, por la gracia del Señor, tengo los medios para tener una vida diferente, pero esas Navidades, observando juntos las luces de mamá, no las cambio por nada. © Manuel Loaiciga / Facebook
  • Somos de Guatemala y soy de los 80. En ese entonces, éramos de muy bajos recursos, nunca me consideré pobre, solo con limitaciones y oportunidades diferentes a otras personas porque la riqueza se lleva en el corazón. Recuerdo que mamá y papá siempre nos cocinaban frijoles y huevos y algunas hiervas que cortábamos. 41 años después, acá estoy, casado y con hijos a los que llevo a jugar a ese lugar mágico.
    Nunca te consideres pobre, comparte con el que puedes, que las recompensas son grandes. © Erick Estuardo Barillas / Facebook
  • Cuando éramos niños, éramos de bajos recursos. Recuerdo que desayunábamos café negro de olla e íbamos a las panaderías a que nos regalaran los panes duros del día anterior. En una ocasión unos amigos nos invitaron a desayunar en su casa cereal con leche y para mis hermanos y para mí fue lo más delicioso que habíamos probado. Nunca se me ha olvidado ese momento.
    De grande, cuando tuve recursos y después de que me casé, me prometí que nunca faltaría cereal en mi despensa. © Jose Luis Sanchez / Facebook
  • Siempre íbamos de vacaciones con mi familia. Un verano, mis padres invitaron a unos tíos y a mis primos. Cuando el más pequeño de ellos vio el mar a sus 9 años, preguntó muy emocionado qué era “esa piscina gigante”. Cuando supo que era el mar, lloró y nos dijo que era lo más hermoso que había contemplado en la vida y que jamás olvidaría que le dimos esa sorpresa. © Andy Cortés / Facebook
  • De niña, no me compraban ropa en Navidad, y ahora que puedo comprarla me siento mal conmigo misma por comprar cosas de más que no necesito. Recuerdo tener una botas que tenían el borde de arriba tela. Un día se dañó la tela y mi mamá la cortó, y yo cubría el zapato donde se veía el corte de la tela con mis calcetas. Muchos se burlaron de mí.
    Ahora me gusta regalar zapatos a niños pequeños porque me acuerdo de eso. © Mari Hernandez / Facebook
  • Cuando mis niñas eran pequeñas, éramos muy pobres, no porque no tuviéramos dinero, sino porque el padre nos abandonó y no nos daba dinero teniendo un buen trabajo. Yo me había quedado sin trabajo y me costó muchos años salir adelante. Cada vez que podía, compraba muchas cosas para que no faltara la comida© Judith Cabezas / Facebook
  • Mi familia es numerosa y teníamos lo básico, aunque había lujos que no podíamos darnos, como comer cereal con leche en las mañanas o comprar manzanas. Para nosotros, tener esas cosas era señal de que las personas tenían mucho dinero. Ahora, con 26 años, valoro mucho el esfuerzo de mis padres por darnos educación, ya que ahora puedo comprar cereal y manzanas. © Amarie Morgen / Facebook
  • Una tía mía trabajaba en una casa de ricos y me llevaba seguido con ella. Me llevaba muy bien con los niños de la casa. Un día, el mayor, que era de mi edad, sacó una pierna de puerco ahumada, la colgó en un árbol y con un cuchillo cortaba pedacitos para comer. Yo estaba asustada y le dije que su mamá lo iba a regañar. Él me respondió que no y, efectivamente, no lo hizo. No podía entender cómo consideraban ese pedazo enorme de carne como normal y, para nosotros, las papas con aguacate eran todo un banquete. © Claudia Lorena Mendoza Arredondo / Facebook
  • De chico, mi marido era muy pobre y jamás recibió un regalo por las fiestas o del Día del Niño. Hoy en día, no dejo que le falte su regalo en el Día del Padre, Día del Niño, Papá Noel, Reyes, cumpleaños y mucho menos su pastel. Es lindo ver cómo sus ojos se iluminan al ver los detalles. Él se merece el mundo y más. © Soledad Beledo / Facebook
  • Cuando comencé a salir con mi esposo, yo estaba separada y criando sola a dos hijas. Él siempre nos invitaba a todos lados: al cine, a comer a un restaurante bonito con juegos, a pasear a otros lugares más lejos de nuestra casa...
    Nos invitaba a muchas cosas que a mí me costaba pagar por mi situación. Mi hija pequeña, que en ese entonces tenía como 6 años, le preguntó: “Tú eres millonario, ¿verdad?”. En realidad, mi esposo no es millonario, pero ha trabajado muy duro para poder tener lo que tenemos. Ahora somos una familia feliz y, a la fecha, siempre le damos gracias por todo lo que hace por nosotras. En realidad, ¡lo amamos mucho! © Antonella Salvattore / Facebook
  • Yo no puedo quejarme de mi niñez porque mis padres nos dieron todo a mí y a mi hermana. Sin embargo, en la universidad sí me tocó ver a gente que batallaba porque, por ejemplo, no traían dinero para ir a desayunar con el resto de amigos. A mí me enseñaron a ser generoso, y nunca dejé que ellos se quedaran sin ir con nosotros. Me da mucho gusto que esas personas se superaron y ahora viven cómodamente. © J Carlos Cavazos de la Garza / Facebook
  • Una Navidad, no teníamos cena, y en el colegio de mis hijos hicieron una colecta entre los profesores y me regalaron todo. Fue la única vez que recibí algo así, pero para mí fue algo muy importante y especial porque la directora me la entregó y me explicó que lo habían hecho porque, a pesar de lo difícil que era para mí, nunca dejé de asistir a reuniones y mis hijos no faltaban nunca a clases. Al contrario, todos sacaron el primer lugar y mejor asistencia.
    © Carolina Andrea / Facebook
  • Cuando era pequeña, estudiaba en una escuela de bajos recursos (yo era una niña de estrato medio y nunca pensé que fuéramos ricos o algo así). En fin, un día, mi mamá me recogió de algún lado y nuestro carro se dañó en medio de un barrio, de modo que mi mamá buscó al mecánico más cercano para arreglarlo. La sorpresa llegó cuando ese mecánico resultó ser el papá de una de mis compañeras de salón, de modo que mientras arreglaban el auto, yo fui a jugar con ella a su casa.
    Quedé muy sorprendida de su pequeña casa, ya que era una habitación que se dividía en la cocina, baño y recámaras con telas colgadas. Seguí jugando como si nada, pero cuando nos fuimos, le conté a mi mamá lo pequeña que era la casa. En ese momento, ella me explicó que debía ser muy agradecida por las cosas que teníamos.
    Siempre seré agradecida por lo que mis padres me dieron en mi juventud. © Moni Williamson / Facebook
  • Una Navidad, no teníamos ni para poner algo a la olla. Llorábamos porque ese año la proveedora, mi madre, había enfermado luego de enterarse de la infidelidad de mi padre.
    Quebramos en el negocio, todo se vino abajo y yo tenía que cuidar de ella y mi hijo, además de tratar de abrir los dos locales que teníamos. No podía hacer todo a la vez y pensábamos que sería la peor Navidad.
    Por suerte, mi único hermano, recién graduado, consiguió como 5 trabajos. Un día, nos llamó para decirnos que llegaba en un taxi y que lo esperáramos en la calle porque llegaba con unas cositas. Al llegar, traía pavo, arroz, mortadela, jamón... el taxi estaba casi lleno de cosas de comer y regalos. Lloré subiendo las cosas. Gracias a mi hermano, comimos bien y tuvimos comida para más de un mes. © Mabel Abendaño Zuñiga / Facebook

¿Qué crees o consideras que es un gran privilegio? ¿Qué situación te enseñó a valorar hasta las cosas más pequeñas?

Comentarios

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Después de leer estas historias considero haber sido una niña muy privilegiada

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Si comparo cómo fue mi infancia con mi vida de ahora he de decir que he llegado muy lejos :)

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