20 Historias de entrevistas laborales que navegan entre la risa, la rabia y la tristeza

Historias
hace 1 año

Buscar un nuevo empleo es aferrarse a un sueño, con la esperanza de que la vida va a mejorar. Sin embargo, no siempre las cosas resultan como queremos, pues nuestro destino laboral, a veces, queda en manos de personas que parecen sacadas de un cuento de terror, y ni siquiera alcanzamos a pasar la entrevista cuando ya estamos huyendo, así como les pasó a algunos de nuestros lectores.

  • Una vez fui a un consultorio para trabajar de asistente dental. El lugar era bonito, pero el trabajo era de 10 am a 8 pm con una hora de comida. El primer día que fui, para probar, el señor me hizo limpiar todo el consultorio: lavar los baños, barrer, trapear, desinfectar el instrumental y limpiar un muro lleno de juguetitos de colección, quería que los quitara todos, los limpiara y los acomodara exactamente como él los tenía acomodados. Hice todo y terminé rendida. Durante el día solo llegó un paciente y no me permitió ayudar en nada. Me di cuenta de que él no necesitaba un asistente dental, solo fue una mentira, más bien necesitaba una esclava que limpiara y organizara. Al final del día le pregunté que cuánto me iba a pagar y me dijo que 30 dólares por semana. Le pedí que reconsiderara por todo el trabajo que había hecho, pero me dijo que él buscaba gente que tuviera vocación. Al otro día no volví, pese a que me llamó insistentemente, pero yo nunca le contesté. Hay gente bien abusiva en este mundo y, sobre todo, aprovechada. © Paulina Minor / Facebook
  • En una entrevista de trabajo me dijeron que yo debía pagar cierta cantidad de dinero para cubrir gastos mensuales de oficina, incluyendo la asistente y servicios, además de un pago anual de membresía, y si no vendía nada no ganaba nada, aun así yo debía pagar los gastos, y si vendía sí debía darles la mitad de mi comisión. © Edu Dany / Facebook
  • Fui a una entrevista y tuve que pagar para poder entrar a que me entrevistaran. Nos dijeron que teníamos que llevar todos los papeles y vestirnos formalmente y que, además, debíamos llevar dinero y entregarlo al momento de entrar. Ese dinero era para el envío de los papales, la credencial, etc. Hasta ahí todo estaba bien, pero el chiste es que al final nos dicen que para poder ingresar a la empresa por completo, debíamos vender tres perfumes, de más de 50 dólares cada uno, ese era el pase de entrada. Después de eso me salí, no regresé y perdí mi dinero © Monserrat Rodríguez / Facebook
  • Cuando me dijeron el salario le pregunté: “¿A la semana verdad?”. Me dijo que no, y yo: “Ah, ¿entonces a la quincena?”. Y otra vez dijo que no. De nuevo yo, con mi cara más ingenua, pregunté: “¿Entonces?”. Y me dijo que al mes. Ya no pude contener la risa y me fui. © Mariana Jiav / Facebook
  • Cuando fui a una de mis primeras entrevistas en la vida, me pidieron título, documento de identidad y experiencia de docente; cuando pasé todos los filtros y requisitos, me dijeron que querían contratarme, pero que para empezar iba a repartir volantes tres meses. Les dije que no me interesaba y que gracias, el entrevistador se enojó y me dijo que necesitaba disminuir mi soberbia. © Nadyeli Fernández / Facebook
  • Estuve en una entrevista. El trabajo consistía en cuidar dos niños desde las 3 pm hasta las 8 pm, que llegaban los papás. Mis tareas serían: recogerlos del colegio, ayudar a la niña mayor con las tareas, hacer la papilla de fruta y darles la merienda, recoger la cocina con los trastes del medio día -que dejaban los padres- más los de la merienda, planchar la ropa de la madre y bañar al niño pequeño. Todo por 98 dólares al mes, de lunes a viernes. Les dije que apenas me alcanzaría para el trasporte, pero que lo pensaría. Era joven y me dio pena rechazarlos directamente. El lunes me llamó y me dijo que tenía que ir ya, porque ella necesitaba salir a trabajar y no encontraba a nadie, me ofreció que, aparte de los 98 dólares, me daba la mitad de lo que costaba el trasporte de ese día. © Raquel Vic / Facebook
  • Fui a una entrevista de trabajo, en total éramos 29 solicitantes para una plaza disponible. Pasaron 4 exámenes técnicos y de conocimientos generales. Esperamos los resultados, y al ser entrevistado, la persona tenía en el escritorio mis 4 exámenes con notas de 100, 100, 100 y 88 y me miraba asombrado, incrédulo. A la semana llamé a recursos humanos y me dijeron que la plaza ya estaba ocupada. Le pregunté si alguien había sacado mejores notas que yo, y me respondieron que yo sabía mucho y que no iba a estar contento con el salario que me ofrecían, por lo tanto, habían optado por uno que no supiera tanto y que se conformará con el salario. Opté por irme a los Estados Unidos y para mi sorpresa me llamaron a los 2 meses, ofreciéndome un empleo de mayor rango al que me negaron meses atrás. Les dije que mis planes eran estar 2 años afuera y que luego regresaría, que si ellos querían mis servicios, me tendrían que esperar. Increíblemente, me esperaron esos 2 años. Trabajé con ellos 7 años. © Edwin Quinteros / Facebook
  • En una empresa no me dieron el empleo porque no tenía experiencia. Pasaron 10 años, en los que adquirí experiencia e hice cursos de capacitación. Un día acudí a una entrevista de trabajo y me di cuenta de que era la misma empresa a la que había ido 10 años atrás. Hago los exámenes correspondientes y de recursos humanos, me dijeron que todo iba muy bien. Cuando me comentaron el salario, me ofrecieron la misma cantidad que la primera vez. Obvio, dije que ahora era yo quien no quería su trabajo. © María Elena Hernandez / Facebook
  • Una vez, en una entrevista para atender el consultorio de una parapsicóloga, me pasó esto: a la mujer nunca le vi la cara (me atendió su secretaria), pero la pared de la oficina estaba empapelada con artículos de revistas en donde la publicitaban. La señora en cuestión cobraba 300 dólares por cada cliente que atendía y pretendía pagarme 150 dólares al mes, para atender los teléfonos los días sábados, domingos y feriados, durante doce horas. Era una miseria. © Cecilia Diaz Ávila de Vega / Facebook
  • Llevaba más de un año sin un empleo y estaba desesperada por conseguir trabajo, aunque me seguía ganando la vida con mi negocio de repostería. Fui a una entrevista en la que el concepto me gustó, pues tengo experiencia en servicios escolares y era una escuela de repostería, además estaba a 10 minutos de mi casa, ¡perfecto! Pues me espantaron, porque el sueldo era de 66 dólares a la quincena y yo venía de ganar 360 dólares, también quincenales, y pues estaba sobre calificada. Yo habría aceptado, con tal de tener trabajo, pero la vida es buena conmigo y ahora tengo trabajo en una universidad donde gano muy bien y el ambiente es de lo mejor. Solo tuve que esperar un par de meses más. © Dan Dan / Facebook
  • Yo busqué un trabajo acorde a mi profesión, en una provincia, pero como nací en la ciudad me dijeron que no me podían contratar porque me iban a tener que vigilar para que no me robara nada, y solo por ser de la ciudad. Me dio risa y tristeza a la vez, al ver que mi país sigue hundido en la ignorancia. © Teffy Renteria / Facebook
  • Fui a un laboratorio clínico, que quedaba a una hora de mi casa, y me hicieron pasar por tres exámenes en tres días. Luego me dijeron el sueldo mensual, con la condición de tener que ir aún más lejos en algunos días y cambiar de sucursal cada dos meses, además de pagar mis uniformes con deducciones quincenales. Interrumpí a la de recursos inhumanos y le dije que no me alcanzaría, sino que para el transporte, pagar los uniformes y desayunar. La dueña se ofendió, pero salí sin despedirme © Ivana De La Reguera / Facebook
  • Una vez fui a una cafetería, en un lugar donde abundan los tacaños, a solicitar empleo. Pues sí les gustó mi solicitud, así que me explicaron todas mis obligaciones, que eran bien distintas a las de mi puesto, eso no era problema si se compensaba con el pago. Me emocioné cuando me dijo: “Y viene lo mejor”. Yo estaba esperando escuchar una buena paga, cuando me dijo que eran 5 dólares diarios y sin derecho a propinas. Lo mejor fue la emoción con la que me lo dijo, como si fuera una paga extraordinaria imposible de rechazar. Le di las gracias y me fui. ¡Qué cinismo! © Rajel Bat Sara / Facebook
  • Recuerdo que una vez fui a una entrevista laboral, y de entrada la cosa empezó mal. El entrevistador nos metió a todos a una sala y nos dijo directamente cuánto sería el pago, que por cierto era una miseria. Luego nos dijo que ahí no les sobraba el tiempo, así que los que quisieran seguir con la entrevista podían quedarse y los demás se podían ir. Nos levantamos todos y nos fuimos. © Alvaro Morrissey Lagos Ugarte / Facebook
  • ¡Cómo olvidarlo! Llegué temprano a mi entrevista para jefe de recursos humanos, en una empresa de ropa para quirófano. Me entrevistó el dueño, quien me preguntó hasta de que color llevaba mis calzones y si mi esposo me ayudaba a lavar los trastes; me pidió nombre de la universidad y teléfono para preguntar si era cierto que había estudiado allí. Luego me dice: “Si usted es seleccionada, su sueldo será de 66 dólares por semana, sin prestaciones y hasta los tres meses le aumentaré el sueldo a 76 dólares y le voy a pagar la seguridad social con el sueldo mínimo”. Me levanté y le quité mi currículum; la verdad, salí riéndome, porque pensé en tanto tiempo perdido. © Estrella del Cielo / Facebook
  • Una vez fui a una entrevista de trabajo después de que lo vi anunciado en una página de Facebook. El anuncio decía que era un espacio muy milenial y que el salario era alto y tenía horarios flexibles, etc. etc. Fui y resulta que el salario era muy bajo y el trabajo se trataba de vender ollas super caras. El sistema era casi un multinivel, o sea tenía que buscar entre mis amigos y conocidos, contactos para venderles las ollas y así escalar de nivel. Yo me sentí estafada y dije bye. Luego me sentí mal porque de verdad necesitaba un trabajo, en ese entonces, que se ajustara a mis horarios locos, pero luego vi que muchas personas se quejaban diciendo que ese trabajo era un total engaño. Como 2 años más tarde denunciaron a la empresa por vacantes engañosas y dije que menos mal que no firmé nada ahí.
Ten en cuenta: este artículo se actualizó en febrero de 2023 para corregir el material de respaldo y las inexactitudes fácticas.

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