9 Historias asombrosas de cómo los mensajes en botellas cambiaron la vida de muchas personas
Imagínate eso: vas paseando por la costa marina, y de pronto observas que las olas llevan a la orilla una botella vieja, llena de algas, con una nota en su interior. ¿Será una broma? ¿O, tal vez, un mensaje antiguo? ¿Qué tal si ese papel cambia toda tu vida? Si se te hace difícil creer que esto es posible, lee las historias que hemos preparado para ti a continuación.
Genial.guru recopiló para ti los casos más extraordinarios de mensajes en una botella: una forma muy antigua de intercambiar notas entre personas. Sí, este tipo de correos es lento, a veces nada por las olas durante cientos de años hasta llegar a su destinatario. Pero, a diferencia de los mensajes instantáneos modernos, seguramente no lo olvidarás nunca.
9. El mensaje que unió corazones
Un recorte de un periódico italiano sobre los "recién casados por una botella". Siracusa, 1958.
En 1957, el marinero sueco de 22 años Ake Viking, aventó a Gibraltar una botella con una carta para "una bella y lejana desconocida". Medio año después, el mensaje terminó en la costa de Sicilia, atrapado por un pescador local. Pronto, la carta llegó a las manos de su sobrina de 17 años, Paolina Puzzo. La chica dudó mucho, pero al final, le escribió al hombre: "No soy bella, pero parece un milagro que una botellita tan pequeña durante tanto tiempo estuviera nadando para terminar en mis manos, así que no pude no contestarte...". Y realmente fue un milagro, porque los dos jóvenes pronto se reunieron y se casaron. ¡Así que no te avergüences de conocer gente de formas inesperadas!
8. La hija que jamás vio a su padre, recibió un mensaje de él 85 años después de su muerte
Emily Crowhurst sostiene en sus manos la botella con el mensaje de su padre.
El 9 de septiembre de 1915, el soldado británico Thomas Hughes, quien viajó a Francia a la guerra, le escribió una carta a su esposa Elizabeth. Guardó el mensaje en una botella de cerveza y la aventó al Canal de la Mancha. Además de la carta para su esposa, la botella contenía una nota adicional, en la que el soldado le pedía a quien encontrara su carta que, por favor, se la diera a su mujer. 2 días después, Hughes murió en una batalla. Su pequeña hija, Emily, jamás vio a su padre. Después de la guerra, Elizabeth y Emily Hughes se mudaron a Nueva Zelanda, donde la madre falleció en 1979. Solo en 1999, un pescador de nombre Steve Gowan, encontró la botella en Essex (Gran Bretaña). Él pudo encontrar a la chica y descubrió que vivía en Nueva Zelanda. El servicio postal de ese país le pagó a Gowan y a su esposa el vuelo, y Emily por fin recibió el mensaje que su padre había escrito hacía 85 años atrás.
7. Un mensaje en una botella se convirtió en el inicio de una amistad de 40 años
En 1968, Sandra Morris de 8 años, viajaba de vuelta a los Estados Unidos de Europa en un crucero transatlántico. Ella escribió su dirección, un pequeño mensaje en una tarjeta, la metió en una botella y la tiró al agua. La niña quería que alguien encontrara su carta y le escribiera una respuesta. En 3 meses, una niña de la misma edad, Rosalind Hearse, paseando por Gales del Sur encontró el mensaje.
Rosalind le escribió a Sandra y fue así como inició su amistad de 40 años. Las dos crecieron, ya tienen sus familias, pero siguieron en contacto. Cuando las mujeres tenían 48 años, celebraron el aniversario de su maravillosa relación en la misma playa donde las olas llevaron la botella con ese mensaje.
6. "Pastor de botella"
El sacerdote estadounidense George Phillips fue apodado como "Pastor de botella", porque empacaba sus sermones que invitaban a la gente a dejar de tomar en botellas vacías de alcohol, y las aventaba en las olas de Puget Sound (estado de Washington). De esta manera, el padre George envió más de 20 mil mensajes. La naturaleza misma le ayudó: la corriente fuerte de la bahía llevaba rápidamente las palabras del hombre muy lejos. A menudo, recibía mensajes de agradecimiento de Alaska, Hawái, Nueva Guinea y México, de las personas que creyeron que la botella encontrada en la orilla era "una señal del cielo" y dejaron de beber.
5. Un mensaje encontrado por casualidad le ayudó a un refugiado a empezar una vida nueva
Los esposos Dorothy y John Peckham, en 1979, estaban celebrando Navidad en un crucero en Hawái. Según la tradición, los pasajeros aventaban al agua mensajes en botellas para atraer felicidad. Los Peckham también lo hicieron, escribieron en la carta su dirección y hasta pusieron un dólar para pagar los gastos postales. 4 años después, a 9000 millas del lugar donde ellos habían aventado su mensaje, la carta fue encontrada por Hoa Van Nguyen, un refugiado de Vietnam. Al llegar a Tailandia y establecerse en un campo para refugiados, Hoa les escribió a los Peckham. Los esposos recibieron su mensaje el 4 de marzo de 1983, el día en que John cumplió 70 años.
Hoa y los Peckham intercambiaron cartas durante 2 años, en el transcurso de los cuales el refugiado se casó, y les pidió a sus nuevos amigos que le ayudaran a mudarse a los Estados Unidos. Los Peckham accedieron a ayudarlo, y desde entonces la familia Van Nguyen vive en Los Ángeles, todo gracias a un mensaje en una botella y a la bondad humana.
4. Un mensaje en una botella que salvó vidas
Hoa Van Nguyen no es el único refugiado cuya vida fue cambiada por un mensaje en una botella. Una vez, 88 personas fueron rescatadas de la muerte gracias a una carta desesperada, lanzada al agua.
En 2005, una nave con pasajeros de Perú y Ecuador fue secuestrada por piratas. Cerca de Costa Rica, el barco fue atrapado en una tormenta. Los delincuentes huyeron, dejando a los rehenes sin ningún medio de comunicación. El bote encalló, los suministros de comida se agotaron rápidamente, y la gente probó el último remedio para tratar de sobrevivir; arrojaron una carta en una botella con la señal de SOS. Afortunadamente, unos pescadores encontraron la nota tan solo 3 días después. Ellos les dieron aviso a las autoridades locales y el barco rápidamente fue detectado. Los pasajeros, mujeres y niños en su mayoría, estaban severamente deshidratados, pero todos permanecieron con vida.
2–3. Los últimos saludos de la botella
Mimi Fery con un mensaje de su hija.
Cuando Josh Baker tenía 10 años, escribió la siguiente nota: "Me llamo Josh Baker. Tengo 10. Si encuentras este mensaje, muéstralo en las noticias. Fecha: 16.04.95". El chico colocó el papel en una botella y la lanzó al Lago Blanco, en Wisconsin, donde nadó durante los siguientes 10 años. En 2005, Josh murió trágicamente en un accidente. Un año después, sus amigos, Robert Duncan y Steve Leidel, vacacionaban en ese lugar. Steve notó una botella con un mensaje en su interior, flotando entre la basura. Ellos entraron en shock cuando se dieron cuenta de que era una nota de su amigo fallecido. Se la entregaron a la mamá de Josh, quien la tomó como una buena señal enviada por parte de su hijo.
Una historia similar ocurrió en Long Island a finales de 2012, cuando un empleado de la limpieza encontró una botella con un mensaje adentro. Él llevó la carta a su jefe y aquel llamó al número mencionado en la nota. Era el teléfono de Mimi Fery, cuya hija de 18 años, Sidonie, había fallecido en el 2010. La nota fue escrita por la chica 10 años atrás, y le ayudó a su madre a aceptar la pérdida e intentar seguir adelante. En un trozo de papel, la pequeña Sidonie escribió la frase de su película favorita "Las alucinantes aventuras de Bill y Ted", como si estuviera haciendo un llamado a todo aquel que pudiera encontrarlo: "¡Sean geniales uno para el otro!".
1. Un mensaje en una botella llegó al Libro Guinness de récords mundiales
Una postal que pasó 108 años en el mar.
En 2015, la jubilada Marianne Winkler, descubrió en las orillas de la isla Amrum (Mar del Norte, Alemania) una botella con la inscripción "ROMPER". Adentro se encontraba un pequeño cuestionario donde tenías que indicar el nombre de la persona que la encontró, la fecha y el lugar del hallazgo y, en caso de ser hallada por un barco, el nombre de la nave. Aquel que la hubiera encontrado, tenía que enviar las preguntas a la Asociación de Biología Marina de Plymouth (Gran Bretaña), por un chelín de remuneración. Resulta que la botella era parte de un experimento, llevado a cabo por el biólogo marino George Parker Bidder III en 1904-1906, para estudiar las corrientes en el Mar del Norte.
Marianne llenó el cuestionario y envió la carta a la dirección mencionada. Y la Asociación de Biololgía Marina de Plymouth, honestamente, le envió un chelín antiguo.
Los representantes del Libro Guinness de récords mundiales comprobaron que se trata del mensaje más antiguo de todos los tiempos. Esta botella había pasado en el mar 108 años y 138 días. El récord anterior era de 99 años y 43 días, perteneciendo esa nota a un experimento también.