15 Actores de parques temáticos cuyas hazañas harían quedar bien hasta a Maléfica

En el complejo camino de la maternidad, algunas mujeres se enfrentan a desafíos que van más allá de lo que podemos imaginar, con cambios que no solamente tienen impacto en su rol como madres, sino también en sus relaciones de pareja. Esta es precisamente la historia de una mujer cuyo sueño más grande era tener una familia, pero no esperaba enfrentar una dura y constante lucha emocional.
Mis hijos tienen 10, 7, 5 y 3 años, y yo tengo 33. Cuando nació mi primer hijo, todo iba muy bien y mi esposo me ayudaba mucho. Después del nacimiento de mi segunda hija, nos mudamos a otra ciudad porque le ofrecieron un excelente puesto de trabajo. Pensamos que era una gran oportunidad, pero desde ese momento todo cambió.
Mi esposo cambió de una forma tan drástica, que prácticamente no reconozco al hombre del que me enamoré. Siempre está presionado y de mal humor. No puedo salir, porque solamente tenemos un coche y mi marido se lo lleva al trabajo. Mantener la casa ordenada y trabajar sin hacer nada para divertirme, o ni siquiera el más mínimo cuidado personal me está matando lentamente. Los niños pequeños están encima de mí las 24 horas del día.
Tampoco puedo usar audífonos porque todo el tiempo debe estar al pendiente de mi hija. A veces tiene ataques de pánico, se asusta o intenta encerrarse en su cuarto.
Mis amigos y mi familia viven al otro lado del país y no conozco a nadie aquí. No tengo donde hacer nuevos amigos ni conocer gente. No tengo en quien apoyarme cuando necesito ayuda o simplemente para darme un respiro. Amo a mis hijos, pero odio sentirme agotada y sobreviviendo día tras día.
Ya no me reconozco en el espejo, todo el tiempo luzco terrible y aunque he intentado hacer cosas o decirle a mi esposo que quiero que nos vayamos con los niños de viaje, él sigue poniendo de pretexto el dinero. Estar en la casa todo el día es como estar en prisión pero con cuatro niños conmigo.
Tengo ganas de empezar de cero, pero sé que nunca podría estar tranquila sin saber que mis niños están bien. También he pensado en sacar un préstamo y mudarme cerca de mi familia con los niños, aunque mi esposo no quiera irse con nosotros. Siento que tener hijos destrozó por completo nuestro matrimonio, y todo el tiempo estamos luchando por sobrevivir. No sé si alguna vez las cosas se puedan arreglar o simplemente tengo a resignarme a que lo único que me toca es ser madre, al menos hasta que los niños crezcan.