Me enojé con mi amiga en mi boda e hice que seguridad la expulsara

Historias
hace 1 año

La celebración de una boda puede ser el día más feliz de una pareja. Sin embargo, toda su preparación puede ser un auténtico dolor de cabeza. Y aunque no sea la intención de los involucrados, estar pendiente de cada detalle puede poner de nervios a cualquiera y sacar su peor lado. Así le sucedió a esta usuaria, puesto que en el día de su casamiento, tanto su amiga como ella se preocuparon más por ponerse de acuerdo por un vestido antes que por disfrutar del evento en sí.

Tengo una amiga, a quien llamaremos Kat, a la que le pedí que fuera una de mis damas de honor. Cuando fuimos a comprar los vestidos y les dije el tema del color que iba a elegir, Kat expresó inmediatamente que pensaba que el verde bosque era una mala elección porque no era un tono favorecedor y que debería elegir algo diferente, más “femenino”.

Le di las gracias, pero le expliqué que la temática de mi boda sería invernal y que, en mi opinión, el color iría perfecto con eso. Se enteró de que el vestido de mi madrina era negro y me preguntó si ella también podía ir de ese tono, pero le dije que no, porque solo ella iría vestida de ese color. De todas formas, pagué por su traje y el de las demás.

Me enfrenté a Kat y le pregunté qué estaba pasando. Me dijo que odiaba su vestido de dama de honor, ya que el color era feo y le daba asco, así que llevaría uno negro. Le pedí que por favor volviera y se cambiara, pero se negó y empezó a alejarse de mí. Le dije que se lo iba a pedir una vez más y que si no lo hacía, llamaría a seguridad y la echaría. Empezó a gritarme que me fuera al diablo, así que llamé a seguridad y le pedí que la acompañara fuera. Ella montó un gran escándalo y comenzó a gritar que no podía obligarla a ponerse nada, que era una amiga horrible y desconsiderada.

Vaya, ¡esta historia tiene más giros que una telenovela! Pero tal vez podamos sacar algunos aprendizajes de ella

Durante la preparación de la boda, muchos de nuestros vínculos pueden entrar en tensión. Esto no solo se debe al estrés de que todo salga bien, sino también a las convenciones sociales que rodean el evento, como quién se sentará cerca de la mesa principal o incluso quién recibirá el ramo de la novia. Estos son detalles que, por más pequeños que parezcan, pueden ser muy significativos para algunos, hasta el punto de hacerlos dudar de si son tan apreciados como creían.

Se puede quitar un gran peso en la organización si se es honesto desde un comienzo

Por eso, si te estás preparando para un evento tan importante del cual serás protagonista, a la hora de lidiar con los invitados, ten en cuenta:

  • La honestidad es importante. Si hay algún acontecimiento o actividad relacionado con la boda al que no puedas integrar a un ser querido, lo mejor es no obviar los motivos y explicar las razones por las que tomaste la decisión de no incluirlo. Tal vez, la amiga de la novia se sintió incómoda por no poder usar un vestido del color que usaría la madrina, así que explicarle que no era un acto preferencial, sino simbólico, la habría ayudado a posicionarse en su lugar dentro del evento.
  • Hazles saber a las personas lo preciadas que son en tu vida. Las convenciones sociales no deberían empañar un buen recuerdo. Por ello, no tengas reservas a la hora de explicarles a tus seres queridos que, aunque debas tomar algunas decisiones para aquel evento que podrían hacerlos sentir que no están formando parte de él, todas tienen una lógica. Además, hazles saber lo importantes que son en tu vida.

Si somos amigos de los novios, no olvidemos que los protagonistas son ellos

  • Respetemos las opiniones diferentes a las nuestras. Seguramente, para los esposos, al tener que ser los protagonistas de un evento tan importante, el escuchar quejas sobre la elección de la ropa y los colores debe ser incómodo y estresante. Recordemos que una cosa es expresar nuestro punto de vista, pero otra muy diferente es querer imponérselo a los demás. Aunque seamos los invitados, y ellos los anfitriones, seguramente podremos disfrutar el evento de igual manera, incluso con sus condiciones.
  • Ceder ante las circunstancias no es una derrota. Aunque la opinión del otro no sea la misma que la nuestra, el hecho de que demos el brazo a torcer no significa que esa persona haya “ganado” la discusión y que nosotros perdimos solo porque nos pusimos un vestido que la novia quería. Respetar los deseos de los demás, aunque no sean compatibles con los nuestros, es también una señal de madurez.
  • Aprendamos a controlar el temperamento. Tanto la novia como su amiga (bueno, examiga, por lo visto) experimentaron inconvenientes para lidiar con la situación ante la actitud de la otra, lo que convirtió el malentendido en una guerra. Es normal y sano enojarse, el problema se presenta cuando esto se sale de control. Por eso, ante una situación que nos saque los nervios, antes de lidiar con ello, intentemos cambiar nuestra forma de pensar y ser objetivos para evaluar si el motivo de la discusión es tan grande como la importancia que le estamos dando, y si hay otra forma de solucionarlo que no sea llamando a seguridad.
Imagen de portada bridezillaxoxo / Reddit

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