La historia de Timothy Brown, que venció el VIH y casi lo pagó con su vida

Historias
hace 2 años

A día de hoy, 37 millones de personas en el mundo viven con el VIH / SIDA. Hasta hace poco, los científicos consideraban que este virus era incurable, pero la historia de Timothy Ray Brown refuta esta afirmación. Timothy es aquel “paciente de Berlín”, la primera persona que logró liberarse del VIH. Su recuperación ha llenado de esperanza a millones de pacientes. Sin embargo, para que fuera diagnosticado como “sano”, el protagonista de nuestra historia pasó por terribles obstáculos, que uno no desearía ni a su peor enemigo.

Genial.guru confía en que un día el mundo se liberará del VIH. Mientras tanto, te contaremos sobre esta persona valiente que superó 2 enfermedades fatales y demostró que en la vida todo es posible.

1. Vivir con el VIH

Timothy nació en EE.UU. y a la edad de 25 años decidió cambiar de vida marchándose a Europa. Después de varios años de viaje, Brown se instaló en Berlín. Allí trabajaba de mesero y se preparaba para ingresar en la universidad. En 1995, el protagonista de nuestro artículo descubrió que había dado positivo en VIH.

En los años 90, el diagnóstico “infectado por VIH” sonaba como una sentencia de muerte. Los primeros fármacos antirretrovirales funcionaban mal y producían muchos efectos secundarios, mientras que la esperanza de vida era de uno a dos años. Tim estaba convencido de que no le quedaba mucho tiempo para vivir. No en vano, en aquel momento tuvo suerte por primera vez (si a esto puede llamarse suerte, por supuesto): los científicos crearon un medicamento de alta calidad, HAART, que podría prolongar la vida de los infectados.

A diferencia de otras personas con VIH, Timothy no experimentaba efectos secundarios por estos medicamentos, por lo que pudo llevar una vida normal. Brown ingresó en la Universidad de Berlín, iba al gimnasio y continuaba con su trabajo. Pero 10 años después, la vida lo puso frente a una segunda prueba.

2. Del VIH al cáncer

En 2006, Timothy, de repente, empezó a sentirse mal: no pudo recorrer en bicicleta ni una milla y sufrió una fiebre muy alta. Pronto, los médicos de Berlín le diagnosticaron a Brown una leucemia mieloide aguda: un cáncer agresivo de la sangre. Tim tenía que hacer frente así a una segunda enfermedad, que podría acabar con su vida en cuestión de meses.

Un joven oncohematólogo, Gero Hütter, nunca había tratado de cáncer a un paciente infectado con VIH. Sin embargo, comenzó a ayudar a Timothy con entusiasmo: el médico encontró información sobre una rara mutación genética que hacía que las células sanguíneas fueran inmunes a la infección por VIH. La mutación del gen CCR5 cierra la puerta a través de la cual el virus se cuela en las células.

Gero Hütter y Timothy Brown.

Gero Hütter le ofreció al paciente dar un paso arriesgado: trasplantarle la médula ósea de una persona con una mutación del gen CCR5. Esta operación podría curar la leucemia y, probablemente, el VIH. La operación era peligrosa: el débil cuerpo de Brown podía no sobrevivir al trasplante. Timothy no aceptó la propuesta de este médico:

“Hablé con mis amigos, mi familia y un profesor de trasplantes en Dresde. Yo dije que no. No quería ser un conejillo de indias para experimentos y arriesgar mi vida sometiéndome a un trasplante que podría matarme. La tasa de supervivencia en el trasplante de células madre es pequeña: alrededor de 50/50”.

El Dr. Hütter le recetó quimioterapia a Tim, que no marchó según lo previsto. Tras el primer ciclo, el paciente comenzó a sufrir de neumonía y, después del segundo, Timothy cayó en coma. El tratamiento tuvo que ser interrumpido.

Mientras tanto, el médico comenzó a buscarle un donante: el trasplante era ya la única oportunidad para que Tim pudiera seguir con vida. Aquí es donde el plan loco relacionado con la mutación CCR5 resultó útil. Timothy volvió a tener suerte: la mayor concentración de personas con una mutación de este gen se observa, precisamente, en el norte de Europa. De los 267 donantes adecuados, en uno encontraron la mutación necesaria y le tomaron el material para el trasplante.

3. El trasplante de células madre con mutación

El 6 de febrero de 2007 es el segundo cumpleaños de Timothy Brown: los médicos de Berlín le trasplantaron las células madre con mutación. Tras la intervención, Tim dejó de tomar medicamentos antivirales y, al pasar 3 meses, el VIH desapareció de su cuerpo. Brown regresó al trabajo, comenzó a practicar deporte de nuevo y notó que se sentía bien. Parecía que la suerte, por fin, le sonrió a Tim. Sin embargo, la leucemia volvió al pasar menos de un año.

Lo que sucedió más adelante solo puede definirse como un paso a la desesperada. El Dr. Hütter y Timothy decidieron volver a realizar un transplante. Las posibilidades de supervivencia eran del 5 %, pero se arriesgaron.

La segunda operación por poco mata a Brown. Timothy fue paralizado, quedando casi ciego, pero la leucemia dio marcha atrás. Para ponerse en pie, el paciente necesitó 6 años de rehabilitación. Los médicos hicieron cientos de análisis de sangre a Tim, punciones óseas e intestinales, pero no hallaron restos del VIH.

4. Vivir sin VIH

Al principio, los científicos y médicos de todo el mundo se mostraron cautelosos con la recuperación del “paciente de Berlín”. Las revistas científicas serias se negaban a publicar los artículos del Dr. Hütter sobre el trasplante y la cura del VIH, y el doctor no era invitado a las grandes conferencias sobre el tema.

Los periodistas acudieron a su rescate: después de un artículo en The Wall Street Journal, el mundo se enteró de la primera persona que logró vencer al VIH. Timothy, en un instante, se convirtió en un icono: los médicos de todo el mundo querían obtener una muestra de su sangre y los periodistas lo requerían para hacerle entrevistas. Sin embargo, Brown, durante mucho tiempo, no se atrevió a hablar en público: para él fue muy difícil, tanto el tratamiento como la rehabilitación.

Y solo en 2010 el “paciente de Berlín” reveló su nombre: Timothy Ray Brown. Comenzó a conceder entrevistas sinceras y aceptó participar en la investigación para encontrar una cura para el VIH / SIDA. Timothy creó un fondo para luchar contra el VIH, que recaudaba dinero para encontrar una vacuna contra el virus y también protagonizó una película. Brown afirma que no se detendrá hasta que se encuentre una cura. Al fin y al cabo, si él lo consiguió, entonces podrán conseguirlo otros.

5. Por qué la historia de la cura del VIH todavía no tiene un final feliz

La manera con la que Brown se curó no es la panacea contra el VIH. Para repetir el éxito del Dr. Hütter, se debe destruir el propio sistema inmulógico del paciente con ayuda de quimioterapia, para luego trasplantarle células madre por un montante total de 250 000 USD.

El VIH tiene otra cepa que elude fácilmente los mecanismos de protección de la mutación CCR5. Esta no necesita aquella puerta en la célula, entra por la ventana. En realidad, Timothy y otros receptores potenciales de células madre CCR5 pueden volver a infectarse con VIH.

La esperanza se mantiene, aunque hasta la invención de una medicina asequible e inofensiva queda mucho tiempo. La historia del tratamiento de Timothy dio a los científicos un nuevo material para sus investigaciones. Posiblemente, en la lucha contra el VIH ayude la terapia génica o la creación de algún tipo de “superanticuerpo”.

Tenemos que reconocerlo, la historia de Timothy nos ha puesto los vellos de punta: es terrible, pero esperanzador. ¿Qué opinas? ¿La recuperación del “paciente de Berlín” es cuestión de suerte o mérito del mundo de la medicina?

Imagen de portada AP / East News

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