Veterinario retirado de 91 años fabrica andaderas para animales discapacitados

Historias
hace 4 años

Lincoln Parkes es un médico veterinario y cirujano ortopédico que, debido a su profesión, conoció el sombrío destino de aquellos animalitos que no pueden curarse de sus discapacidades mediante cirugías, por lo que tomó la decisión de dedicar el resto de sus días a cambiar sus fatídicos destinos y a darles la oportunidad de tener una mejor calidad de vida.

Genial.guru quiere contarte la historia de este hombre de 91 años que entregó su vida al servicio de los animales, luchando porque su paso por este mundo fuera lo más digno posible.

A sus 91 años, el Dr. Parkes construye andadores para animales

En un pequeño pueblo al este de Virginia, Estados Unidos, se encuentra un almacén adaptado en el que el doctor Lincoln Parkes, un hombre de 91 años, dedica sus días de retiro a cambiarles la vida a cientos de animalitos, construyéndoles andadores y sillas de ruedas que mejoran su movilidad, hecho que ha despertado la admiración de muchos de nosotros.

Para Lincoln, el hecho de jubilarse no implicó que dejara de trabajar, ya que él tomó la decisión de replantear su vocación y pasión para centrar su atención en mejorar la calidad de vida de los animales, principalmente de los perros: “Me gusta darles a estas criaturas una vida mejor. Si las pones en un carrito cuando no pueden moverse, eso les da la posibilidad de usar sus patas delanteras, y su espíritu se vuelve simplemente libre: son como niños una vez que obtienen su independencia”, contó Parkes.

Su primer prototipo fue hecho para un perro dachshund, una raza que suele padecer problemas de este tipo

Cada perrito que ha recibido su silla de ruedas personalizada por las manos de Parkes ha tenido reacciones similares que alegran el corazón de este veterinario. Él recuerda y cuenta con gran nostalgia y con una sonrisa en el rostro que la primera silla que creó fue para un perro dachshund: “Ese can arrancó la puerta de la clínica, como si tuviera resortes”.

“Vale la pena cada momento para poder verlos hacer lo que solían hacer”

Amy Deisher, una cliente del Dr. Parkes que viajó durante 3 horas para conocerlo, contó cómo fue su experiencia con dos de sus corgis, Austin y Llyr, quienes padecen de una enfermedad llamada mielopatía degenerativa, la cual va progresando en la médula espinal y hace que sus patas traseras dejen de funcionar. Este padecimiento va empeorando más a medida que va acercándose al cerebro. Ella contó cómo el Dr. Parkes cambió sus vidas: “En el momento en que Llyr subió al andador, salió corriendo. Y nunca más se detuvo. Las andaderas hacen una gran diferencia en sus vidas. Vale la pena cada momento para poder verlos hacer lo que solían hacer”.

“Los animales no deben morir solo porque no pueden caminar”

El Dr. Lincoln Parkes se retiró como cirujano veterinario ortopédico hace ya 30 años, una vocación que lo llevó a revisar a casi 96 mil animales por año (ya que su demanda era muy alta), y a realizar alrededor de 3 mil cirugías durante el desempeño de su profesión. Durante ese tiempo también le tocó ver morir a varios animalitos que, aunque gozaban de buena salud, tenían uno que otro problema de motricidad que les impedía caminar, motivo que, en ese entonces, parecía absurdamente preciso y suficiente para practicar la eutanasia. “Los animales no deben morir solo porque no pueden caminar”, pensó Parkes. “Sentí que debía haber un cambio. Y se hizo evidente: ¡haz algo para ellos y pruébalo!”.

El Dr. Parkes se puso manos a la obra para darles a los animales una nueva oportunidad de vivir

El doctor reunió todo tipo de artefactos y utensilios como tablones de madera, carritos para niños, ruedas de vehículos, entre otras cosas, y se puso manos a la obra. Así, no solo liberó a cientos de miles de perritos de una condena que no merecían, sino que también les dio una nueva oportunidad para vivir. “El dispositivo sirvió muy bien, tanto para los pacientes como para sus propietarios. El que construyó, si no fue el primero, pareció ser el más efectivo: no había nada tan útil y popular”, afirma Sheldon Steinberg, un neurocirujano colega de Parkes. Así fue como nació K9 Cart, la pequeña empresa del veterinario que poco a poco fue ganando más popularidad.

Con su invento demostró tener una gran empatía hacia las personas y los animales

Aunque el Dr. Lincoln se retiró hace 30 años, su empresa nació 3 décadas antes, por lo que, durante los primeros años, que no fueron pocos, les brindo nuevas oportunidades a los animales, practicando cirugías y diseñando carritos y andaderas para quienes no tenían más alternativas, todo al mismo tiempo. Este hecho lo fue haciendo reconocido entre sus colegas como un ser humano empático con los seres vivos: “La razón por la cual Parkes es admirado, al menos por los veterinarios, es porque pudo entender que las personas no están listas para dormir a sus mascotas, y su invento muestra una tremenda empatía. Su silla de ruedas hizo una gran diferencia entre las personas y entre los animales”, reveló Tory Hampshire, un colega del doctor, también retirado.

Lincoln Parkes fue perfeccionando sus diseños con la única intención de salvar vidas

Parkes nunca ha discriminado a ningún animal, y hace andaderas tan pequeñas para un pollo o un chihuahua, así como también enormes monstruos de metal para un San Bernardo, por ejemplo. Lo cierto es que, durante 60 años, Lincoln ha ido perfeccionando sus creaciones a pesar de que, con el primer carrito que inventó, ya había obtenido un gran éxito y popularidad por ser único en su tipo, lo que también lo llevó a patentarlo. Sin embargo, lo más importante para él siempre fue conseguir el artefacto perfecto, cada vez más liviano, cada vez más equilibrado y cada vez más práctico, sin importar el tamaño. Se trata de un hecho simple resumido en una frase declarada por este ejemplar veterinario: “Salvar vidas es una bonita sensación”.

Actualmente, el veterinario empieza y termina cada andadera por sí solo

Hoy en día, K9 Cart ya no es lo que fue entonces. En sus mejores tiempos, el Dr. Parkes podía pagarles a algunos trabajadores para que hicieran las andaderas mientras él se dedicada a diseñar y a mejorar sus productos. Ahora, Parkes empieza y termina cada pedido por sí mismo, tardando varios días en mecanizar y ajustar las piezas porque ya no cuenta con presupuesto para contratar a más personas. Además, las ventas se han reducido a unos cientos de carros por año, principalmente a clientes locales y ya no nacionales, cuando en los mejores tiempos construía una silla de ruedas en un solo día.

“No hago esto por dinero. Se trata de los animales, y de lo felices que están por volver a caminar”

Aunado a ello, su esposa y él se divorciaron hace algunos años, y cada uno continuó el negocio de las sillas de ruedas por separado, sumado a otras 5 o 6 empresas con las mismas intenciones. Pero, pese a todo ello, Lincoln Parkes no ve todo esto como una competencia o un declive sin salida. Al contrario: para él, el hecho de que haya más empresas especializadas en este tipo de productos se ha vuelto un bien común. “No estoy en esto por dinero”, dice. “Se trata de los animales, y de lo felices que están por volver a caminar, y de los dueños, quienes pueden disfrutar de sus mascotas durante unos años más”. Además, a sus 91 años continúa mejorando sus diseños, y está trabajando en un prototipo que asegura será mejor que todos los que ha construido.

Cuéntanos, desde tu oficio o profesión, ¿qué es lo que puedes hacer para aportar un granito de arena y ayudar a mejorar el mundo?

Comentarios

Recibir notificaciones

Lecturas relacionadas