7 Cosas que me sucedieron cuando apagué el Internet por una semana

Psicología
hace 3 años

"Los datos de Internet móvil de su teléfono se han terminado", este fue el mensaje de texto que me llegó cuando estaba viajando desde el trabajo en el autobús, y entré en pánico. No tuve tiempo de responderle a un amigo por una red social, estaba esperando un correo electrónico importante, leía un artículo en línea... Y, de repente, me di cuenta de que era muy dependiente del Internet y eso no me gustó. Así que decidí vivir una semana sin él. Una terapia de shock, por así decirlo.

Lo más difícil de este experimento fue comenzarlo. Lo pospuse por unos días hasta que decidí arrancar el curita de una sola vez... y apagué el Internet móvil y el Wi-Fi de mi smartphone. Esa noche, me acosté con la sensación de que en la mañana comenzaría un viaje grandioso. Sorprendentemente, eso fue exactamente lo que pasó: esa semana mi vida cambió mucho.

Día 1. Me di cuenta de lo fuerte que era la costumbre

6:35 - apago la alarma, y lo primero que hago para quedarme un rato más en la cama, es ir a Instagram. No recuerdo de inmediato que ahora no puedo hacerlo, y de mala gana salgo de la cama.

8:15 - estaba lista para salir al trabajo media hora antes, porque no me distraía por las notificaciones entrantes y viendo el muro de las redes sociales. Pero la mano tomó el smartphone por costumbre como mínimo unas 100 veces.

13:45 - dado que ahora no recibo las notificaciones del chat de trabajo, no entiendo de qué se están riendo todo el tiempo mis colegas. Noto que nuestra comunicación laboral consiste, como un cyborg, en un 50% de mensajes y un 50% de conversaciones reales. "Sí", simplemente responde un colega a otro después de leer su propuesta en la red. "Te escribiré", termina la discusión con otro colega.

18:35 - mientras viajo en el transporte público, en vez de mirar las redes sociales, leo Cien años de soledad, un libro que quería empezar desde hace mucho tiempo, pero nunca tenía tiempo.

21:25 - es extraño, pero la carga del teléfono sigue en el 70%.

Día 2. La prueba del aburrimiento

8:00 - miro el pronóstico del tiempo en el teléfono, y me doy cuenta de que para eso también se necesita el uso de Internet. Trato de determinar la temperatura por la ropa de los transeúntes. Me rindo, voy a preguntarle el pronóstico preciso a una vecina.

13:14 - mis colegas tienen que explicarme todo dos veces, comenzando con las palabras "Ya hemos discutido en el chat de trabajo qué...", "Ignacio respondió a la propuesta sobre cooperación..."

14:35 - durante la hora del almuerzo, realmente quiero mirar, como de costumbre las redes sociales, para ver quién anda en qué cosa.

20:00 - me aburro en casa. No puedo ver una serie o una película porque no tengo un televisor. Por el momento no tengo ganas de seguir leyendo el libro. Para matar el aburrimiento, me pongo a escribir la tesis que hace tanto tiempo pide mi atención.

22:45 - la carga del teléfono es de 56%.

Día 3. Una jornada laboral de 8 horas es más que suficiente

7:30 - es increíble, pero cierto: si no me distraigo con las redes sociales, y la elección del video para ver durante el desayuno, puedo dormir una hora más.

15:00 - me hace mucha falta mi música favorita. Tenía que haberme encargado del tema antes de comenzar, y haberla descargado a mi teléfono. Mientras busco en la red los datos que necesito para trabajar, me visita el pecaminoso pensamiento de bajar un par de canciones, ya que estoy aquí. Pero, después de dar un respiro profundo, cambio de opinión.

17:30 - resulta que llego a hacer mucho más en el trabajo si no me distraigo con las redes sociales y mensajes de texto.

19:15 - habiendo sufrido de aburrimiento la noche anterior, decido ir a diferentes eventos que hay en la ciudad. Hoy asistí a una conferencia sobre arte de la segunda mitad del siglo XX.

Día 4. Cómo es quedarse sin redes sociales

12:16 - me acabo de dar cuenta de que llevo varios días sin revisar el correo electrónico, y no sé nada sobre lo que ha pasado en el mundo. Y el mundo, en principio, tampoco ha cambiado demasiado. Solo tuve que preguntar a los colegas sobre quién ganó el Óscar. Claro que quería ver la selección de los mejores vestidos de la ceremonia, pero me estoy resistiendo.

22:30 - de nuevo, para no quedarme en casa (resultó que después del trabajo solo quería llegar ahí por el Internet), arreglé verme con una amiga que nunca tenía tiempo de visitar. Charlamos durante unas horas, y estoy volviendo a casa muy feliz.

23:15 - ya no estoy tan feliz. La estación de metro estaba cerrada, y no me llegó la notificación sobre eso en el teléfono, como de costumbre. Irritada, voy a la parada de autobús, pensando en cómo organizar el regreso.

Día 5. Comencé a comunicarme muchísimo más

16:48 - ya no les escribo a mis amigos, los llamo. Resulta inesperadamente agradable. En vez de escribir un mensaje seco a un amigo, lo llamé y conversamos durante 40 minutos. Fue mucho más interesante escuchar su historia sobre su viaje a las montañas que simplemente ver las fotos en su perfil.

22:30 - Cien años de soledad me atrapó en serio.

Día 6. Comencé a sentir el sabor de la comida

12:35 - fui a otra conferencia sobre arte y me di cuenta de que había dejado mi teléfono en casa. Pero, en realidad, tampoco lo necesitaba tanto.

16:45 - caminé por un largo tiempo por la ciudad, mirando los edificios junto a los que paso corriendo todos los días. Resultó que cerca de mi casa habían abierto una pequeña panadería que solo tiene dos mesas y tres sillas, pero tiene unos cruasanes increíblemente ricos. Cuando pedí el segundo, hamacando una pierna en el aire, pensé que antes no podía haberme quedado allí durante 20 minutos, y simplemente comer un cruasán y tomar café, sin mirar fotos nuevas, leer las últimas noticias o controlar los descuentos en los zapatos. Parece que estoy en recuperación.

21:30 - he terminado varias páginas nuevas de mi tesis durante esta semana para enviarle a mi asesor científico. No se lo puedo mandar, necesito Internet.

Día 7. Encuentro con amigos

11:30 - encontré un libro de recetas en un estante de mi biblioteca. Le sacudí el polvo y comencé a cocinar un pastel. Hoy tengo visitas.

12:45 - el pastel de zanahoria quedó muy hermoso. Le saqué una foto, por supuesto, pero no pude subirla.

21:30 - hoy hemos hablado mucho sobre mi experimento con mis amigos, pero pasamos más tiempo riendo y comiendo el pastel hecho con la receta de un libro de recetas olvidado hace mucho tiempo.

Día 8. La prueba de Internet

8:30 - tomo el teléfono y siento una emoción increíble. Ahora, en este mismo instante, me lloverá una ráfaga de mensajes no respondidos, noticias, artículos, comentarios, "me gusta" y "reposts". Cierro los ojos y pienso: "¿Y si mejor no lo hago?".

Enciendo el Wi-Fi del teléfono y casi me echo a reír. Sí, hay muchos mensajes sin contestar, pero en su mayoría son mensajes de chats de amigos. No me perdí nada de la vida de las personas que me importan porque nos reunimos ayer y hablamos de todo. Me perdí un par de noticias importantes, pero mis colegas me habían contado sobre ellas en el trabajo. Alguien me envió unas imágenes divertidas por mensaje privado. En fin, parece que el Internet no notó demasiado mi ausencia en él. Pero yo sí noté mucho su ausencia. Ahora tengo un montón de tiempo libre que, como se ha demostrado, se puede aprovechar bastante bien: ir a una conferencia, dar un paseo por la ciudad, encontrarse con amigos, leer un libro largamente olvidado. En general, resulta que el Internet está bien sin mí, y yo sin él estoy incluso mejor.

Día 15. La vida después del experimento

15:30 - ahora tengo una aplicación especial que vigila cuánto tiempo paso en las redes sociales, y me "reta" si supero el límite de media hora establecido. No siempre lo logro, pero me resulta cada vez más fácil apagar el teléfono mientras trabajo, hablo con un amigo o estoy cenando.

19:15 - estoy por ir a una cita con el hombre que conocí en el autobús durante el experimento de una semana. En lugar de la pantalla del teléfono, yo miraba a mi alrededor y nuestros ojos se cruzaron. Luego se cruzaron nuevamente, porque no había demasiados lugares donde mirar. Y luego, se cruzaron otra vez. Mi experimento fue un excelente tema para la primera conversación, y las llamadas, un buen sustituto de la comunicación por mensajeros instantáneos. ¡No hace falta decir que el experimento fue todo un éxito!

Alena Sofronova para Genial.guru

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