Cómo ayudar a los niños a deshacerse de los miedos que les paralizan

Psicología
hace 3 años

El miedo es, por desgracia, algo normal entre los seres humanos; pero cuando se trata de los más pequeños, los miedos son algo habitual. Los niños llegan al mundo sin conocer muchos aspectos que irán descubriendo de forma paulatina a medida que crecen e irán resolviendo muchas de sus incógnitas. Sin embargo, ese desconocimiento, una imaginación sin parangón y una percepción errónea de ellos mismos pueden ser, entre otras, las causas de algunos de los miedos más recurrentes entre nuestros hijos.

Genial.guru, sabiendo que algunos miedos son comunes entre todos los pequeños y las dificultades que puede entrañar dejarlos a un lado, te trae una lista con algunos de los temores más comunes y cómo podemos actuar para deshacernos de ellos.

1. En los dos primeros años de vida

En los dos primeros años del niño surgen sus primeros miedos y temores. Los característicos de esta etapa son el miedo a las personas desconocidas y a que le separen de su figura de apego. Si nos fijamos bien, ambos temores pueden estar relacionados, ya que el pequeño tiene miedo a aquellas personas que no conoce y no quiere que le separen de aquella figura de referencia o más cercana a él.

Miedo a los desconocidos

Este miedo comienza aproximadamente entre los 8 y 10 meses de edad. Hasta el momento, el bebé ha permanecido la mayor parte del tiempo con sus padres y, en mayor medida, con la madre. Es por ello que, cuando un extraño se acerca a ellos, les carga o les habla, se asustan y sienten miedo. Si tratamos de ponernos en su lugar, es una reacción bastante lógica que un bebé que empieza a reconocer a las personas, se asuste cuando alguien extraño se acerca a él.

A pesar de que es un temor habitual y una etapa que los niños suelen atravesar, es conveniente estar pendientes de la evolución de este miedo y acudir con un especialista, si se llega a descontrolar. Desde casa, los padres podemos seguir una serie de medidas para ayudarles a superar esta situación:

  • Para lograr que el pequeño se vaya sintiendo más cómodo con esas personas, podemos hacer que las conozca en un ambiente propio, conocido y seguro para él (por ejemplo, su propia casa).

  • Es importante no forzarles y por ello debes ser paciente. Si el niño se siente incómodo es mejor dejar que se calme y se tranquilice antes volver a intentarlo. Es necesario respetar su tiempo y su espacio e, igualmente, deben hacerlo las personas extrañas que quieran acercarse a él.

  • Trata de que el bebé tenga cerca un objeto de apego muy conocido para él y con el que se sienta cómodo y a gusto.

  • No debemos menospreciar el miedo de nuestro hijo, ignorarlo o descartarlo, ya que esto podría colaborar en que aumente. De igual forma, es importante que no denominemos a nuestros hijos como miedosos, ansiosos o tímidos, ya que puede causar que el niño interiorice estas palabras.

  • Quédate junto al pequeño mientras está conociendo a la persona extraña. Esto le generará confianza y sabrá que está seguro porque estás con él.

  • Nunca te vayas sin decirle previamente que lo harás. De lo contrario, la próxima vez, el niño desconfiará y será más complejo dejarle.

  • Muéstrale a través de tu ejemplo que conocer a otras personas puede ser divertido y que puedes conocer a personas buenas y agradables.

Miedo a la separación de la figura de apego

Cuando se habla de este miedo, se suelen referir a él como la ansiedad por separación. Esta se produce cuando un niño se siente temeroso de que le separen de su figura o figuras de apego. Suele desencadenarse entre los 12 y los 18 meses y puede llegar a durar hasta los 3 años. Aunque se considera una etapa normal en los pequeños y por la que todos tienen que pasar, la intensidad con la que la sufren puede variar en función del niño.

Seremos conscientes de la aparición de esta ansiedad cuando el niño grite, lloré o haga berrinches cuando llega el momento de separarse de las figuras de apego. Ahora bien, esta ansiedad puede convertirse en un desorden cuando llega a límites exagerados. En ese caso, lo mejor es acudir con un especialista.

En los casos de la considerada ansiedad “normal” por separación, podemos seguir una serie de pautas para ir trabajando este miedo y que vaya reduciéndose progresivamente:

  • En lugar de dejar al niño con otra persona por largos períodos de tiempo en un inicio, haz que este proceso sea escalonado y gradual. Es decir, si tienes que dejar a tu pequeño con una cuidadora, comienza haciéndolo por media hora o una hora y ve aumentado el tiempo poco a poco. De este modo, el niño irá ganando confianza y el cambio no será repentino e inesperado para él.

  • Trata de que las primeras separaciones sean en momentos en los que el bebé esté calmado y tranquilo, evitando los momentos en los que tiene sueño o hambre, ya que en esos casos estará más irascible.

  • Establece un ritual para la separación y para decir “adiós”. Trata de que esta rutina sea breve, ya que de lo contrario será más complejo. Por ejemplo, si estableces que la rutina es darle un beso en la frente y decirle: “Mamá vuelve pronto”, utiliza siempre el mismo procedimiento.

  • Cumple las promesas que le haces; es decir, si le dices que vas a volver pronto, hazlo, de lo contrario, el niño comenzará a desconfiar.

  • Si necesita tener un cuidador, trata de que sea siempre el mismo y de que sea el cuidador quien vaya a tu casa. De este modo, el pequeño irá tomando confianza progresivamente y estará en un entorno familiar.

  • Mantente firme y trata de no ceder, así el pequeño se irá acostumbrando y será cada vez más sencillo.

2. Entre los dos y los seis años

En esta edad, sus miedos cambian al igual que lo van haciendo ellos mismos y pasan de estar relacionados con el apego o las personas extrañas a estar relacionados con la oscuridad, a los seres imaginarios y a las tormentas.

Miedo a la oscuridad

El miedo a la oscuridad es uno de los más comunes entre los niños y suele comenzar a los dos años. Este miedo aparece un rato antes de ir a dormir y suele derivar de otros miedos imaginarios —como el miedo a seres ficticios— o reales —como el miedo a que alguien pueda irrumpir en su casa mientras duerme. Este miedo también puede surgir a causa de que el niño se haya asustado al escuchar una historia, o viendo una serie o película.

Para ayudar a nuestros hijos a eliminar este miedo podemos tomar en cuento los siguientes consejos.

  • Elimina aquellos programas, películas, series o historias que generan que el niño se asuste y tenga miedo, sobre todo de forma previa a la hora de acostarse.

  • Agrega una luz de noche o para dormir. Si el niño muestra mucha ansiedad ante la hora de dormir a causa de la oscuridad, puedes añadir una pequeña luz que calme su malestar.

  • Crea y establece una rutina para ir a la cama que incluya cosas que le gusten y le relajen. Por ejemplo, un bonito cuento, algo de música relajante, un baño o una bebida caliente y reconfortante.

  • Trata de eliminar la comida azucarada y muy pesada en las cenas de tu pequeño. El azúcar ocasiona que el niño permanezca más activo y que haya mayor actividad cerebral, de modo que puede alterarle, en lugar de relajarle.

Miedo a los seres imaginarios

Los pequeños suelen tener miedo a seres imaginarios, en especial a los monstruos que dicen se esconden bajo la cama o en el armario. Este miedo nace de la creatividad y la imaginación desbordante que nuestros hijos tienen a esa edad y de algunos programas o cuentos que alimentan esa imaginación. Si nuestros hijos tienen miedo de estos seres podemos:

  • Fomentar las rutinas de antes de ir a la cama. Al igual que en el caso del miedo a la oscuridad establecer un ritual para antes de ir a dormir puede ayudar a que el niño se relaje y se sienta más tranquilo.

  • El atomizador “repelente de monstruos”. Podemos tratar de calmar y reconfortar a nuestros niños con este pequeño invento. Llenaremos un atomizador con líquido “antimonstruos” y, antes de nuestros hijos se duerman, lo rociaremos en los lugares donde piensan que pueden esconderse, normalmente debajo de la cama y en el interior del armario. De este modo, ayudaremos a nuestros niños a combatir ese miedo y podrá sentirse seguro y tranquilo en su cama.

  • A medida que el niño vaya pasando más noches sin levantarse a causa del miedo a los monstruos, podemos premiar su gran valentía con algo que le guste, como un paseo en bicicleta o su desayuno favorito.

  • En ningún caso es recomendable menospreciar los miedos del niño, ya que él lo siente, lo manifiesta y para él es muy real. No debemos reírnos de su miedo, sino respetarlo y tratar de ponernos en su lugar y ayudarle a superarlo poco a poco.

Miedo a las tormentas y a los truenos

El miedo a las tormentas y a los truenos no es un miedo que experimenten todos los niños, ya que mientras unos ven esté fenómeno meteorológico con asombro y maravilla, otros realmente lo sufren y les causa mucho miedo y estrés. A pesar de no ser un miedo generalizado o una etapa por la que pasen todos los niños, no se trata de algo fuera de la común y no debemos preocuparnos (siempre y cuando sea algo moderado, de lo contrario, lo mejor es acudir con un especialista en la materia). Para ayudar a nuestros hijos a lidiar con este miedo podemos:

  • Mantenernos tranquilos y en calma. Cuando aparezca la tormenta o suene el primer trueno, no debemos sobresaltarnos o mostrarnos asustados, sino debemos enseñar a través de nuestro ejemplo que no pasa nada y que podemos estar tranquilos.

  • Trata de mantenerle ocupado mientras dure la tormenta, de esta forma, cuando haya pasado, podrás decirle “Ya pasó la tormenta y no ha pasado nada. Lo has hecho muy bien”. Para que se mantenga entretenido, puedes tomar una de estas dos opciones: o bien mantienes la rutina habitual para que no note que nada ha cambiado o, en el caso de que esto no sea suficiente, puedes organizar o preparar una actividad especial que le mantenga entretenido.

  • Si necesita acurrucarse contigo o un abrazo, no dudes en hacerlo, ya que puede ayudarle a sentirse más tranquilo y seguro. De igual forma, si hace una pregunta acerca de los riesgos de las tormentas, contéstale siempre con la verdad, mentirle no ayudará en ningún caso.

  • Si al pequeño le gusta la naturaleza y las ciencias, puedes tratar de explicarle el fenómeno para que lo entienda y de este modo pierda el miedo.

3. Entre los seis y los ocho años

Llegados a los 6 años, y a pesar de que pueden perdurar aún los miedos de etapas anteriores, en los más pequeños surge el miedo al abandono por parte de sus padres.

Miedo al abandono

A pesar de que para mucho puede resultar un miedo totalmente irracional, para algunos niños este miedo puede ser muy fuerte. Los pequeños que tienen este miedo sufren al pensar que pueden ser abandonados por las figuras que consideran más cercanas: los padres.

Ayudar a superar este miedo puede ser difícil, pero podemos hacerlo a través de:

  • No le juzgues por su temor. Al contrario, trata de validar sus miedos y de apoyarle. Esto no significa que estemos de acuerdo con ellos, sino que los escuchamos, tratamos de entenderles y les apoyamos.

  • Trata de decirle dónde vas, cuándo lo harás y el tiempo que tardarás para que sienta más confianza y tranquilidad.

  • Habla con ellos y sé honesto para que conozca que esas no son tus intenciones y como te hace sentir que actúe de esa forma.

  • En estos casos, y dada la gravedad y el cariz que puede tomar el miedo, la ayuda profesional puede ser más que aconsejable.

4. Entre los ocho y los doce años

A esta edad, los miedos han evolucionado y empiezan a convertirse en temores más racionales y fundados, aunque aún pueden conservar algunos de sus viejos miedos.

Miedo al fracaso

El miedo al fracaso tiene sus raíces o sus bases en la autoestima o la valoración de sí mismos como individuos. El miedo a fracasar surge cuando el pequeño tiene problemas de autoestima, se infravalora o no confía en sus propias capacidades.

Como papás, podemos trabajar con ellos para eliminar este miedo:

  • Debemos empezar a valorar el esfuerzo del niño sobre las capacidades, si logramos priorizar de este modo y que el niño sea consciente, podemos llegar a eliminar este temor.

  • Incidir sobre la autoaceptación. Trabajando este aspecto con nuestros hijos, haremos que el niño sea plenamente consciente tanto de sus limitaciones como de sus capacidades y, lo más importante, que aprenda a aceptarlas.

  • Construir una relación buena y positiva con los niños, valorando el trabajo que realizan.

¿Cuáles son los miedos que tienen o han tenido tus hijos? ¿Cómo has trabajado con ellos para superar sus temores?

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