Los niños son una fuente inagotable de quebraderos de cabeza y diversión al mismo tiempo. Y, desde luego, es poco probable que un adulto sea capaz de producir tantas preguntas en un minuto. Los niños tienen sus propias reglas y su propia lógica. Y esto es genial, porque gracias a ellos en nuestra vida adulta aparece algo totalmente inesperado.
Mi hijo, Michael, cumplió 22 años el mes pasado y creí que habíamos dejado atrás los turbulentos años de adolescencia. No tenía idea de que una tormenta se gestaba bajo mi propio techo.
No todos tienen el don de ser buenos padres. Algunos no solo no se esfuerzan por amar y educar a sus hijos, sino que parece que hacen todo lo posible para no recibir ni siquiera un vaso de agua en su vejez.
No todos los días nos encontramos con una panza de embarazada tan enorme que hace que la gente se cuestione la posibilidad no solo de uno, dos o tres bebés, sino de ocho. El extraordinario caso de Renae W llamó la atención y suscitó intensas especulaciones, y muchos se preguntaron por semejante fenómeno.
Dicen que el amor de madre se hace más fuerte con el paso del tiempo y que, incluso, podemos sentirlo luego de la muerte. Es por eso que muchos de nosotros sentimos una conexión especial con la mujer que nos dio la vida, al punto de querer verla siempre feliz y complacerla en todo. Sin embargo, ¿hasta dónde somos capaces de diferenciar el amor de la dependencia emocional?
Ser madre es mucha responsabilidad y, honestamente, un trabajo difícil. Hay mujeres que de plano deciden no traer a ningún niño al mundo mostrando algunas razones válidas para ello. Sin embargo, también las hay quienes, aun sin querer tener hijos, deciden decirle sí a la maternidad porque su pareja quiere ser padre. Acceder puede ser muy arriesgado, podría terminar siendo la mejor decisión o la peor.
Estás de vacaciones, haciendo un viaje a una finca familiar ubicada en las frías Tierras Altas de Escocia. Un viejo castillo en ruinas se erige en soledad, siendo una muestra de la herencia de tu familia. Pasaste tu infancia en un bosque cercano persiguiendo ardillas y, de adulto, disfrutaste caminar cada metro de este espacio. Siempre hay algo nuevo que encontrar. Mientras caminas por millonésima vez entre los árboles, encuentras un pequeño edificio de piedra. Está medio cubierto de tierra y hierba crecida. Es curioso, nunca has visto esto antes. Excavas la tierra y arrancas la hierba, ansioso por saber qué hay dentro. Encuentras una pequeña puerta desgastada por el clima, lo suficientemente grande para un perro. ¿Tal vez sea una perrera? Tiras de la puerta vieja y miras dentro. Es una habitación pequeña, sin nada dentro, excepto por un viejo saco. Agarras el saco y lo miras más de cerca, tratando de identificar la tela, pero espera un minuto. ¡Hay algo dentro de él! Lo revisas y encuentras un huevo del tamaño de un avestruz.
Es probable que de niños no nos diéramos cuenta de los sacrificios y esfuerzos que nuestros padres hacían para que nosotros tuviéramos un plato con comida en la mesa, una infancia feliz o libros para estudiar. Sin embargo, al ir creciendo y recordar nuestra niñez, comenzamos a ver todo lo que nuestra mamá o nuestro papá tuvieron que hacer para salir adelante en los momentos difíciles.
Los vecinos son una verdadera lotería. Cuando se cambia de casa, nunca se sabe cómo será esta vez. A veces son amistosos, y otras veces son tan insólitos que no puedes evitar sorprenderte por su comportamiento. Algunos llaman a la policía ante cualquier ruido, para otros el agua gotea muy fuerte, y otros vigilan la hora de tu llegada a casa.
Es común ver a los gatos o perros rascarse y acicalarse el pelaje, pero existen situaciones en que lo hacen con más frecuencia de lo habitual. En momentos así hay que prestar un poco más de atención, porque las mascotas pueden estar siendo atacadas por las indeseables pulgas y garrapatas. Estas lastiman su piel y transmiten varias enfermedades, las cuales no solo ponen en riesgo la salud de los animales, sino también la de sus dueños.
A veces, la pubertad puede hacer que un joven de 17 años parezca un hombre de 50 o hacer que uno de 31 años se haga pasar por uno de 13. Estas personas no demuestran su edad en absoluto, y te harán adivinar si son adolescentes que todavía están en la escuela o si se trata de adultos que ya tienen 3 hijos propios.
Si eres el primogénito de tu familia, es probable que hayas tenido la “suerte” de experimentar una metamorfosis curiosa: en un momento dado, dejaste de ser el hijo único para convertirte en el mayor. Como beneficio adicional, tal vez recibiste nuevas responsabilidades, enojos y altas expectativas de los adultos. Y todo esto solo por ser el mayor.
En la Edad Media, el título de dama era llevado por las esposas de los lords británicos. En la actualidad, esta palabra posee una connotación más amplia. Hoy en día, una dama es una mujer que sabe comportarse dignamente en todas las situaciones, tanto al encontrarse con un viejo amigo como en los grupos sociales más sofisticados. Ella es vista con admiración, e incluso los cínicos y más empedernidos no pueden dejar de decirle cumplidos. Por supuesto, las verdaderas damas tienen sus propios secretos que las ayudan a estar siempre en la cima.
Según los psicólogos, la autoestima y la confianza en uno mismo son cosas diferentes. Podemos tener mucha confianza en nosotros mismos y, sin embargo, tener una autoestima profundamente baja. Por ejemplo, muchas celebridades pueden actuar ante una audiencia de miles y luego dañarse a sí mismas con un estilo de vida poco saludable. En una relación, nuestra autoestima puede verse influenciada por nuestra pareja, que puede tener tanto la habilidad para destruirla como para edificarla en nosotros.
El paso del tiempo a veces es imperceptible a nuestros ojos. De repente, tenemos frente a nosotros a unos pequeños mininos y, en un pestañear, son unos adorables gatos adultos que dejaron atrás las travesuras. Afortunadamente, contamos con la lente de la cámara para capturar esas hermosas diferencias y apreciarlas unos años después.
Ser el patito feo cuando eres joven no define en quién te convertirás como adulto. Hay personas que saben que renunciar no es una opción, y que el proceso es muy gratificante. Perdieron peso, superaron la depresión, mejoraron su rutina de belleza y habilidades sociales, o simplemente se volvieron una mejor versión de ellas mismas.
Los estudios muestran que incluso una actividad física mínima, como limpiar la casa, puede reducir el estrés en un 20 % (en comparación, practicar deportes lo hace en un 33 %). Además, al arreglar una sartén, zapatos o una lámpara vieja, ahorramos dinero al no tener que comprar cosas nuevas que no siempre nos alegran con su calidad.
Un bebé recién nacido parece ser un bulto indefenso que necesita atención continua de un adulto. Esto es cierto, pero solo en parte. De hecho, los bebés son mucho más fuertes de lo que pensábamos: pueden manipular a su madre con impulsos químicos, dormir con los ojos abiertos y no temen en absoluto a las alturas.
El perfilado (elaboración y evaluación del retrato psicológico de un pasajero aéreo) no termina en la aduana. Después de pasar por el servicio de seguridad, el pasajero se sube al avión, donde lo más interesante apenas comienza. Las azafatas sonrientes y bellas son en realidad escáneres ambulantes que pueden distinguir a un chico bueno de un alborotador con solo mirar a los ojos del pasajero.
Los niños son un reflejo de sus padres, pero a veces es difícil creer que tengamos algo que ver con sus caprichos y sus rabietas emocionales. Reconocer los patrones de comportamiento del niño y tratar con ellos puede ser una tarea difícil, incluso para los padres más experimentados. Sin embargo, enfrentar cada problema y solucionarlo, puede ayudar a construir una fuerte conexión emocional entre tu hijo y tú, aumentando de esta manera sus habilidades para resolver problemas.
En cualquier momento podrías estar en medio de una situación en la que sea necesario auxiliar a alguien ante una emergencia médica. Tener el conocimiento de las indicaciones que se recomienda emplear es fundamental para tu seguridad y la de tus acompañantes. De esta manera sabrás qué es lo que tienes que hacer y cómo reaccionar en circunstancias así.
El proceso de crecimiento es continuo e imperceptible, pero, en algún momento, como si recibieras un golpe, te das cuenta de que ya eres un adulto. Para algunos, el punto de referencia es una mudanza. Para otros, asumir nuevas responsabilidades y tareas, y para el resto, todo gira en torno a cambios sorprendentes en sus propios hábitos y valores. Sin embargo, hay muchos que tienden a quedarse en la infancia más tiempo de lo esperado, y solo recuerdan su edad gracias a las persistentes sugerencias de otros de que deberían sentar cabeza de una vez por todas.
Un nuevo equipo siempre está asociado con el estrés, y no solo para la persona que cambió de trabajo. Es estresante para un niño que ha sido transferido a otra escuela, para un estudiante de primer año, para un adulto que viene a hacer un curso de recapacitación o incluso si se trata de un novato en el grupo de yoga.
Tal vez podría parecer que solo una persona adulta es capaz de entender que la vida es un asunto complicado, pero los niños también lo pasan mal con frecuencia: ¡restricciones parentales e ir a la escuela 5 días a la semana no es cualquier cosa!
Según las estadísticas, un adulto en promedio hace cuatro intentos al año para bajar de peso. La forma más popular es a través de un ejercicio agotador, que, en muchos casos, lo único que logra es desanimar a las personas después de unos cuantos días.
Según las investigaciones, si a un niño se le grita seguido, se volverá agresivo, retraído e inseguro. Y a los padres tampoco les favorece mucho: más estrés diario equivale a una peor relación familiar. Por eso, cualquier adulto, tarde o temprano, se hace la pregunta: “¿Es posible comunicarse con el niño en igualdad de condiciones, evitando gritar y enojarse?”.
Muy a menudo, las heroínas de nuestras películas favoritas encuentran su felicidad de maneras poco usuales. Y, definitivamente, tenemos mucho que aprender de ellas, ya que una película puede poseer diferentes mensajes psicológicos. Los recibimos de varias formas, como por ejemplo, una sincera risa o una empatía profunda, un sabio diálogo o un salto a otra realidad. En este artículo reunimos los pensamientos de las protagonistas que miraron las cosas comunes desde el otro ángulo y encontraron la felicidad de esa manera.
Los conflictos con un hijo, inevitablemente, se dan en cualquier familia. Los psicólogos señalan que las causas más comunes de estos se derivan de una invasión del espacio personal del pequeño, del que él toma conciencia a partir de los 3 años. Este se resiste de forma activa a las órdenes de sus padres. Su lucha por la independencia puede darse tanto a los 3, como a los 7 y 9 años de edad, adquiriendo diferentes maneras. ¿Cómo puedes encontrar ese lenguaje común tan necesario para la convivencia con tus hijos?