Vías del tren enterradas en la maleza; sótanos abandonados donde nadan peces de colores; anfiteatros, casas cubiertas de arena, escaleras mecánicas y parques de diversiones invadidos de tierra, agua, pasto y musgo. El tiempo pasa y mucho queda en el camino, abandonado y olvidado. Sin embargo, la naturaleza nunca se detiene y aprovecha para ocupar aquellos espacios que, desde un principio, fueron suyos.
Actualmente, es imposible prescindir de los taxis, incluso para quienes normalmente conducen su propio automóvil. Es por eso que nos inspiramos en relatos de internautas que relataron sus experiencias más memorables en taxi.
“Cuando encuentres una bifurcación del camino, tómala”. ¡Gracias por esas sabias palabras, Yogi Berra! Sin embargo, si ves un tenedor en tu puerta, mejor toma precauciones. Los ladrones han convertido los tenedores en herramientas que los ayudan a destrabar puertas desde afuera. Doblan las dos púas del medio; luego meten el tenedor entre la puerta y el marco junto a la cerradura. Cuando el tenedor entra, estas dos púas agarran la cerradura. Todo esto encaja a la perfección. Así, los delincuentes consiguen la fricción suficiente como para mover la cerradura de un lado a otro. Puede llevarles un momento, pero normalmente lograrán abrir la puerta.
“¡Monstruos rojos gigantes! ¡Quédense en casa! ¡Cierren puertas y ventanas!”. El estruendo de un parlante resuena en toda la zona. Saltas de la cama, confundido. El llamado de alerta continúa: “¡Quédense en casa! ¡Monstruos rojos gigantes!”. Sales al balcón y miras hacia abajo. Hay patrullas, ambulancias e incluso camiones de bomberos pasando a toda velocidad con sus potentes sirenas. Las personas corren por la calle y gritan “¡Hormigas!”.
Ah, es un día precioso para un paseo en bote por el pantano. Si no fuera por estos mosquitos, todo sería perfecto. Por alguna razón, a medida que te adentras, se vuelven cada vez más grandes. Al principio eran diminutos, casi invisibles, y ahora son del tamaño de tu pulgar. Puedes oír su zumbido cuando pasan junto a ti. Te adentras para investigar por qué son tan grandes. Finalmente, ves un gran grupo de mosquitos del tamaño de tu mano zumbando. Se fijan en ti y se acercan, así que tomas una rama y los espantas.
Estás sentado en una cafetería de Marte con la cabeza baja, intentando no llamar la atención. Está lleno de personas. Muchos cantan, bailan y hablan en voz alta sobre la vida en este planeta. Tu bebida llega y le das un sorbo. De momento, nadie te reconoce. Llevas una capa con una gran capucha para cubrirte la cara y disimular. Alguien choca contigo por accidente y te reconoce. La música se detiene, ahora todos te miran. No tienes dónde esconderte o huir. Ignoras las miradas punzantes y sigues dándole sorbos a tu bebida. Un anciano con barba se sienta frente a ti, sorprendido de verte.
Es invierno de 1980. Estamos en el pequeño pueblo de Lengby. Jean Hilliard, de 19 años, conduce a casa después de verse con un amigo. Toma un atajo y gira hacia un camino congelado y resbaladizo. En la oscuridad, pierde el control del auto. El vehículo se estrella contra una zanja. Luces de emergencia, nevada, noche y helada fuerte. Jean sale del vehículo. Lleva solo un abrigo ligero de invierno, guantes y botas vaqueras. La temperatura del aire es mucho más baja que en un congelador. Ella está segura de que su amigo vive cerca, así que va por ese camino. Sube una colina alta y se da cuenta de que ha tomado la ruta equivocada. Parece que se ha perdido. La chica deambula un par de kilómetros más hasta que ve la casa de otro amigo en la distancia. Helada, camina hacia allí; entonces, todo se vuelve negro. Jean pierde el conocimiento.
Has estado atrapado en el tráfico durante casi una hora. Miles de autos pasan lentamente por delante. Afuera hace un calor insoportable y tu aire acondicionado está descompuesto. En este momento, notas que se forman nubes azul oscuro en el cielo. Son enormes y se mueven rápido. Las nubes oscurecen el sol y comienzan a brillar. Pero, en lugar de lluvia, solo liberan rayos. Cada segundo, las descargas llegan a la carretera. Un rayo cae sobre los autos y destruye todos los componentes electrónicos. Miras por la ventana y ves nubes oscuras extendiéndose por toda la ciudad. Después de unos minutos, la extraña tormenta termina y las nubes se dispersan tan rápido como aparecieron. El motor de tu auto se detiene. Intentas iniciarlo, pero nada ayuda. Luego, escuchas las partes metálicas del auto sonando debajo del capó.
Día uno. El grito de un vecino te despierta por la mañana. Él vive en una casa frente a la tuya, y a menudo hablan desde sus ventanas abiertas. Ahora está llamándote por alguna razón, su voz suena preocupada. No para de gritar. Sales de la cama molesto y te asomas por la ventana. Estás a punto de gritarle que te deje descansar en paz. Pero, en cuanto abres la boca, te quedas congelado: no puedes ver a tu vecino al otro lado.De hecho, no puedes ver nada. El cielo, los árboles, la calle, las personas, los autos... todo fue absorbido por una niebla gris. Es tan espesa que no ves más allá de unos 3 metros. Tomas un palo para selfis y extiendes la mano: no alcanzas a ver el extremo que tiene tu celular.Tranquilizas a tu vecino, le dices que todo está bien y enciendes la televisión. Todos los canales de noticias informan que anoche una niebla cubrió el planeta entero. Nadie conoce las causas exactas de esta anomalía. Los científicos de todas partes del mundo están intentando... Apagas la televisión y sales para verlo con tus propios ojos.
¿Intentas estacionarte en el centro de un lugar designado? Bueno, tengo noticias para ti: es mejor estacionar a lo largo del borde. En primer lugar, llegar justo al centro es difícil: siempre fallarás por unos centímetros hacia la izquierda o hacia la derecha. Digamos que estacionas un par de cm a la izquierda y alguien a tu izquierda estaciona un par a su derecha. Ahora están más cerca el uno del otro de lo que querrían, y es probable que no puedan salir del automóvil desde el lado del conductor.
En 1991, en algún lugar de las exuberantes selvas del centro de Vietnam, un leñador local encontró un misterioso agujero entre el follaje y los arbustos. Miró adentro y sintió un fuerte viento que le daba en la cara. Luego escuchó un extraño sonido procedente de las profundidades de la cueva y se dio cuenta de que era el de un río. El leñador no revisó la cueva, sino que decidió volver allí con una linterna y una cuerda. Cuando regresó, no pudo encontrar a la cueva por ninguna parte. Pasó varios años buscándola. Finalmente, en la primera década del siglo XXI, el maderero consiguió localizarla de nuevo. En el 2009, llevó a los científicos al lugar. Descubrieron que la cueva, llamada Sơn Đoòng es la más grande del mundo.
La vida puede llegar a sorprendernos, como también las personas. Cuando alguien ayuda a otro solo por la bondad de su corazón es muy gratificante, pero puede haber ocasiones en las que esto no es requerido y las cosas no salen como uno esperaba. En situaciones así, lo mejor es dar la vuelta y seguir el camino.
¡Shh! ¿Escuchas algo? No es nada, solo el agua goteando. Estás caminando solo por un pasillo oscuro con nada más que tu teléfono alumbrando tu camino. Ves una gran figura al final del pasillo. No puedes distinguir qué es, pero es una figura grande con hombros anchos y una bata de laboratorio. Te detienes, pero no tienes otra opción más que avanzar hacia la figura o volver a la escalera. De repente, la figura comienza a correr hacia ti. Te congelas en tu lugar. (4 horas antes)
Más de uno relacionará los museos con entornos tranquilos e incluso aburridos. Pero aquellos que trabajan en estos lugares saben que siempre hay algo que los mantiene bien ocupados. Desde visitantes irrespetuosos hasta objetos sin mantenimiento, todas estas anécdotas hacen que el museo esté lejos de ser un lugar “de paz” para quienes disfrutan de saber más sobre el arte, la ciencia y la cultura en general.
Algunos creen que los bosques son sitios espeluznantes en los que suceden cosas extrañas. De hecho, hay personas que aseguran haber tenido experiencias escalofriantes entre los árboles que no han podido olvidar, al punto de que, con solo escuchar o leer la palabra “bosque”, les vuelve la misma angustia que sintieron aquella vez.
Sylvester Stallone saltó a la fama como creador y protagonista de las franquicias cinematográficas de Rocky y Rambo, ganando un lugar firme en el género de acción. Sin embargo, ha vivido muchos dolores y dificultades a lo largo de su vida, que ocultaba detrás de las imágenes inspiradoras que interpretaba en las películas. El actor perdió a su primer hijo y tuvo que lidiar con un diagnóstico de autismo con el segundo, pero eso no le impidió luchar y nunca darse por vencido, tal como lo hicieron sus personajes icónicos.
Entre películas y novelas románticas, nos hicimos a la idea de que nuestro primer beso incluiría a la persona más guapa del mundo, música de fondo y uno que otro fuego artificial. Y aunque existen algunos afortunados que sí vivieron una experiencia de primer nivel, a muchos nos tocó el camino de los besos que solo se recuerdan porque nos dejaron con ganas de escondernos bajo la cama.
No cabe duda de que los niños son una gran bendición para quienes los desean con todo su corazón en sus vidas. Sin embargo, algo es muy cierto, y es que no hay que subestimarlos. Un buen berrinche infantil puede llegar en cualquier momento y nosotros, como adultos, no siempre sabemos qué medidas tomar para calmarlos. Por fortuna, hay quienes comparten sus mejores estrategias para apaciguarlos; como dicen por ahí, es mejor tener el conocimiento y no necesitarlo que necesitarlo y no tenerlo. ¡Vamos a leer!
Ponerle fin a una relación puede llegar a ser bastante incómodo, sin importar cuál sea tu posición. Sin embargo, por muy dura que sea la situación, más vale terminar con un amor tóxico que seguir viviendo malos momentos que solo nos arruinan la existencia. Por otro lado, también hay personas que, luego de terminar su compromiso en pareja, se dan cuenta de sus errores y le dan un giro de 180 grados a su vida.
Sentirnos bien con nosotros mismos es muy importante para estar satisfechos con nuestra vida. Pero el camino de cada uno es diferente, y algunas personas tienen que enfrentarse a mayores obstáculos para conseguirlo. A veces esto implica cambiar de género. Por suerte, muchos valientes que han decidido transicionar se han animado a mostrar en Internet el resultado para inspirar a otros a buscar la felicidad a su manera.
La actriz Jamie Lee Curtis y su marido Christopher Guest están orgullosos de ser padres de sus hijas Annie y Ruby; esta última se reveló como trans el año pasado. En una entrevista reciente, Ruby y su madre compartieron su historia por primera vez. La legendaria actriz admite que ella y su marido vieron con “asombro y orgullo” la transición de su hija.
A veces, podemos creer que tenemos una vida bastante normal y parecida a la de muchas otras personas que conocemos o que nos rodean. Sin embargo, de pronto pueden ocurrir extraños sucesos a los que difícilmente podríamos darles una explicación. Sentir que algo ya lo has vivido o soñar que estás soñando, entre otros. Muchas de estas situaciones no tienen nada que ver con lo paranormal... ¿o sí?
Ser madre puede volverse un reto y, a veces, te puedes tropezar con situaciones en las que no sabes muy bien cómo responder. A Megan Fox le tocó vivir una fuera de lo común, pero el amor por su hijo la ha hecho estar ahí para él, dándole la mano sin importar nada más.
El mundo actual está repleto de rutas, avenidas, carreteras y calles que facilitan el acceso a distintas localidades. Pero, hay caminos que van más allá de ser un mero sendero para traslados debido a sus peculiares formas, tamaños y alturas capaces de desafiar a la vista. Algunos, incluso, solo son aptos para valientes en busca de aventuras.
Para las famosas que son madres, es común compartir a través de sus redes sociales o en medios de comunicación, varios aspectos de su vida familiar, incluyendo anécdotas o momentos significativos con sus hijos. Y aunque muchas de ellas hoy muestran con orgullo a esos pequeños que llegaron para agrandar sus familias, pocas veces hablan de lo duro que fue el camino que tuvieron que recorrer para lograr cumplir su anhelo de convertirse en mamás.
A veces, a la gente le ocurren cosas extrañas. Por ejemplo, ¿cómo se explica un golpeteo rítmico que viene de la nada en una casa antigua? ¿O las puertas de los armarios que se abren solas? Y una anciana que entra en un ascensor y de repente desaparece, es como una escena preparada para una novela de Stephen King.
Sueños reveladores, déjà vu, objetos que se caen y de repente parece habérselos tragado la tierra, una conexión repentina con nuestros familiares aun estando muy lejos... Puede que cada uno de nosotros tengamos al menos alguna historia de este estilo para contar. Quizás nos haya ocurrido cuando éramos muy niños y en ese entonces ni siquiera pretendimos encontrarle la explicación racional que de adultos buscamos incansablemente. Hasta que entendemos: no todo lo que nos ocurre en la vida tiene una explicación; y a veces esto es lo más interesante.
Vecinos que apagan la música que estaba a todo volumen sin una sola palabra de objeción, personas que dicen palabras cálidas para hacer algo agradable por un completo extraño y transferencias de dinero inesperadas que no terminan en fraude, sino en una conversación cálida, no son fantasía, sino hechos de la vida real. Y demuestran que hay mucha más bondad en el mundo de lo que pensamos.
Ser una buena madre es un verdadero arte, porque al mismo tiempo hay que ser estricta y darle libertad al niño; amarlo, pero no malcriarlo; apoyarlo y ayudarlo, pero al mismo tiempo enseñarle a ser independiente. Decidimos publicar historias sobre madres geniales que son capaces de encontrar una solución exitosa en cualquier situación, por ejemplo, cuando un hijo pequeño decide teñirse el cabello de verde o cuando no hay suficiente dinero para corregir la mordedura de la amada hija.
Los niños, debido a su corta edad, son especialmente buenos para recordar momentos que les provocan una tormenta de emociones. Aunque para un adulto, algo pueda parecer una nimiedad, el niño no olvidará la compra del juguete soñado ni el apoyo de sus padres en tiempos difíciles, ni siquiera después de décadas.
Los seres humanos estamos constantemente en busca de la felicidad y la plenitud, sin darnos cuenta de que, en muchas ocasiones, aquello que puede hacernos sentir plenos y rebosantes de alegría son los pequeños momentos, detalles y el camino para conseguir nuestros más anhelados sueños u objetivos. A pesar de que a veces pueda resultar más arduo ser conscientes de esta realidad, cuando sucede, somos capaces de identificarla y experimentarla.
Quizás alguna vez hayas escuchado la frase “nadie está preparado para ser padre”. Y pese a que hay muchos libros e información referidos a la crianza, cada familia tiene su contexto, y dentro de él cada uno hace lo que puede con los recursos que tiene. Cuando somos niños, no apreciamos lo difícil que puede ser todo, ni el esfuerzo que nuestros progenitores realizan día a día para darnos la mejor vida posible. Sin embargo, cuando crecemos y empezamos a comprender a los adultos, valoramos lo que hicieron, y allí aparecen las enseñanzas que alguna vez nos dieron (con mucha o poca pedagogía) y que nos duraron para toda la vida.
Una cita debe ser una experiencia alegre y emocionante. Pero a veces sucede que todo lo que podía salir mal sale mal. Y lo principal en tales situaciones es mantenerse alerta y recordar que el sentido del humor puede salvarte incluso de las situaciones más graves. Además, a veces, las historias sobre las citas fallidas terminan con la frase “Y así, niños, fue cómo conocí a su madre”.
A la mayoría de las personas alguna vez nos ha pasado; una sensación de que ya vivimos el momento por el que estamos pasando, la confusión de no saber si es real o no; en suma, la experiencia conocida como déjà vu. ¿Te has preguntado por qué sucede? ¿Será el recuerdo de una vida pasada o un error en la Matrix?
Hay lugares, cosas, situaciones e incluso personas que logran sorprendernos tanto para bien como para mal. A pesar de que acercarse de más a los extraños puede ser poco recomendable y debe hacerse con precaución, también hay momentos en los que un completo desconocido puede aparecer para darle un vuelco a la situación en la que nos encontramos.
La vida no siempre es un camino fácil de recorrer. No está libre de obstáculos o desafíos que afrontar. De hecho, puede que si miramos alrededor, rápidamente encontremos a alguien necesitando algo. Pero lo bueno, lo maravilloso, es que cada día está lleno de personas dispuestas a ayudar. Más que eso, personas que disfrutan mucho haciéndolo. Pensar en el otro, esa parecería ser la clave para lograr que el mundo se vuelva, por momentos o para siempre, un lugar más parecido a un hogar.