He estado casada con un italiano durante 2 años, y estos hombres no son para nada como se los muestra en las películas

hace 4 años

Resulta que la dolce vita (“dulce vida”) en Italia no es exactamente dolce. Svetlana ha estado viviendo en ese país durante casi 3 años, y es una de las pocas personas que habla sobre su vida en el extranjero sin ningún tipo de adornos, revelando todo en su blog. Ella llama cariñosamente a su marido italiano “maridíssimo”, y escribe honestamente sobre las pasiones locales y el ambiente especial del mar sureño.

Genial.guru leyó el blog de la signora y encontró muchas cosas interesantes para compartir contigo.

Las italianas

  • Las italianas son las eternas princesas de sus madres y padres. Más tarde, también se comportan así con los maridos. Y, ante cualquier problema, inmediatamente corren a la casa de su padre.

  • Una historia verdadera: Patricia lloraba en la mansión de sus padres y gritaba sobre su infiel Marco. Al día siguiente, su papá y su hermano llamaron a la casa del sujeto y mantuvieron una conversación simple. Se colocó una pistola sobre la mesa y, en un silencio sonoro, el signor padre dijo con voz suave: “Escucha, Marco, entiendo que ninguno está libre de pecado y que la sangre italiana hierve en nuestras venas. Pero Patricia es mi hija, mi pequeña princesa. No hagas disgustar a mi niña. Ella no debería enterarse. Si viene corriendo a mi casa para sollozar otra vez, te dispararé personalmente en algún lado”. Marco y Patricia han estado viviendo juntos durante muchos años, tienen 3 hijos. Y esta es una historia sobre cómo las italianas son protegidas por su familia.

  • Por cierto, el 8 de marzo se celebra el Día de la Mujer, pero es un día laboral. Sin embargo, por la noche, las italianas van a bares, restaurantes y clubes de striptease, y, al final de la velada, los hombres van a recoger a las damas y pagan la cuenta. Esto solo es posible el 8 de marzo.

Los italianos

  • Curiosamente, cuanto más del sur sea el italiano, tanto más emocional será. Los más divertidos, pero también los más descontrolados, viven en Nápoles. Los más tranquilos, en Milán.

  • ¡Nadie sabe decir tan apasionada y dulcemente amore mío como los italianos! Y los ojos arden, y el amor absorbe desde la coronilla hasta la punta de los pies, y todo el aire alrededor está tejido de corazones que toman la forma del Coliseo, la pizza, el tiramisú y las apasionadas palabras: “¡Ti amo! ¡Ti amo!”.

  • Siempre están a la moda. Saben cómo vestirse elegantemente, ponen toneladas de gel en su cabello y aman las bufandas, los pañuelos y las camisas ajustadas.

  • Los italianos son unos mentirosos sin remedio. ¡Mienten y se lo creen ellos mismos! Y no pueden parar, porque aman el sonido de su voz. Dicen cualquier cosa. Y siempre tienen confianza en sí mismos, nunca admiten que se equivocaron, que se enojaron sin motivo. Mi maridíssimo es una roca y nunca dirá scusa. En cambio, por ejemplo, irá a comprar tres paquetes de cosas necesarias para mi hijo. Es su forma de decir “perdón”. Y, en general, no me molesta.

  • No tienen apuro. Nadie, nunca y en nada. No tienen apuro por casarse, no tienen apuro al hacer negocios. Su eterno domani, es decir, “mañana”, puede volver locos a aquellos que llegar sin estar preparados. Todo se retrasa hasta mañana. Y, muchas veces, mañana es nunca.

Período de cortejo sin flores

  • Para un italiano es importante conquistar a una mujer y mostrarse ante ella en todo su esplendor. Son una tormenta, una embestida de emociones y romance, con ostras y dulces, mil millones de cumplidos y un millón de mensajes de texto. Para ellos, una mujer es una reina. En general, el cortejo italiano es algo con lo que solo se puede soñar. Pero durante ese período no habrá ramos de ningún tipo: los italianos no están acostumbrados a regalar flores, ni siquiera para una boda.

  • Un italiano te invitará a un restaurante que ya haya visitado más de una vez. En primer lugar, porque de esta forma ya conocerá todos los platos, los precios, a los camareros y, lo más probable, al chef y hasta al propietario. Es simple: allí se sienten a gusto, y esto es muy importante para los italianos. En segundo lugar, por supuesto, quiere presumir apareciendo allí con una bella dama.

  • La primera cita siempre es con los mejores platos, fuegos artificiales y O sole mio bajo las estrellas. Durante este período, los italianos se esfuerzan al máximo y conquistan a la dama de todas las maneras posibles. Al mismo tiempo, por cierto, en el norte de Italia, desde hace poco se ha observado la tendencia de los hombres y las mujeres de pagar la cuenta por la mitad. Pero en el sur, un hombre siempre es el que paga.

  • Durante el período del cortejo, los chicos, por supuesto, son generosos con los regalos, pero esto no dura para siempre. Un italiano invitó a una italiana conocida mía, junto con sus padres, a Venecia. Góndolas, restaurantes de lujo, columnas de mármol en la habitación del hotel, era algo increíble. Sí, él podía permitírselo. Pero cuando los padres se fueron y la pareja regresó a casa, el italiano le dijo: “Bueno, listo, el dinero se acabó. Ahora viviremos”. Sí, en este sentido, a veces todo es difícil.

Sobre la pareja

  • Los italianos aman el drama sin sentido. Las emociones siempre están en su punto de ebullición. Y, para ellos, es una manera de liberar energía. En general, en este país se arraigan mejor las personas emocionales con una percepción artística. Nadie necesita la lógica aquí. No existe. Solo hay emociones. Hoy te dice que se comerá el pasaporte frente a la oficina de registro, y mañana te da un anillo y te lleva al altar.

  • La pareja de mi amiga le hizo, por iniciativa propia, una lista de reproducción para el automóvil. Las canciones eran según el gusto de él. Luego le hizo un terrible escándalo cuando le preguntó los nombres de todas las pistas y ella no pudo nombrarlas. “¡Ingrata! Y yo que me preocupo por ti”. Escándalo. Telón.

  • En general, solo se puede estar con un italiano por amor. Sin excepciones. Porque las ideas en su cabeza son absolutamente ilógicas, caóticas y explotan por sí solas. Pero, de nuevo, nadie más te dará ese amor loco con el que algunas soñamos tanto. En sus brazos sientes el amor del mundo entero. Hasta que algo vuelva a explotar en su cabeza. Hay una broma que parece hecha sobre ellos: “Quise matarlo muchas veces, pero divorciarme, ¡ni una sola!”.

  • Un amigo llama a Maridíssimo y cancela una cena que tendríamos los cuatro juntos, con su pareja, y que habíamos planeado con anticipación. Su esposa fue a ver a su madre en una ciudad vecina y decidió quedarse allí. Le pregunté: “Y qué, ¿estará todo el fin de semana solo? Que venga, cenemos nosotros tres, ¿por qué tiene que quedarse solo en casa?”. Mi esposo respondió: “No. Ella no lo entenderá, y no se acostumbra a hacer eso aquí”.

  • Un italiano no escatima dinero en comida, puede que no escatime en viajes tampoco, pero en cuanto a las pertenencias personales de la dama, en algún momento de repente se da cuenta de que está a cargo y puede decidir. Comienza gradualmente. Al principio, incluso puede ofrecerte ir de compras para regalarte algunas cosas hermosas, y luego, un día, dirá: “¿Para qué necesitas algo nuevo? En realidad, me gustas al estilo de aqua y sapone (significa ‘agua y jabón’, es decir, completamente natural, sin maquillaje). ¿Necesitas un vestido? Esperemos a las rebajas”.

  • En Italia existe el estado civil separato. Es un detalle muy interesante en su legislación. Separato es, dicho con palabras más simples, un permiso oficial para salir con otras personas. Es decir, el esposo y la esposa pueden no vivir juntos, pero no están oficialmente divorciados. Es una suspensión temporal del matrimonio en la que, a la vez, se preservan las relaciones financieras y el respeto mutuo, como se indica según la ley. Mientras que el divorcio oficial puede esperar desde varios meses hasta años.

  • Aquí, incluso la pasta puede teñirse de notas de pasión. Existe un plato llamado la pasta dei cornuti, es decir, “la pasta del cornudo”. Es una pasta sin salsa. El hecho es que en Italia se considera una tontería si la salsa para la pasta no está recién preparada, sino calentada. Entonces, en la pasta dei cornuti solo hay un trozo de mantequilla y un poco de pimienta. Alguien a veces también agrega queso, pero no hay salsa. Y si la esposa no hizo la salsa, ¿qué estuvo haciendo? ¿O con quién? Los celosos italianos rápidamente dibujarán en su mente escenas de traición. Por lo tanto, si sirves pasta común y corriente, prepárate para un interrogatorio y una escena de celos.

Mamma mia!

  • Lo que en otras partes del mundo se llama “pasión italiana”, en Italia es exactamente lo contrario. Sí, son emocionales, pero hay una regla: discute en casa todo lo que quieras, pero en público no puedes alzar la voz o gritarle a tu esposo. Punto. Si un italiano lo permite, tal vez la mujer tiene depresión confirmada oficialmente por un médico, y por lo tanto puede permitirse un poco más por razones de salud.

  • Mamma mia! no es un cliché cómico. Los italianos realmente gritan así, y elevan las manos hacia el cielo. Cuando lo vi por primera vez me eché a reír. Fue como si una película con Adriano Celentano de repente cobrara vida en mi casa. Pero lo que siguió ya no fue tan divertido.

  • Los italianos no saben discutir de manera civilizada. Durante un ataque de furia dicen cosas que las personas adultas no deben decir. Te lo lanzan y que pase lo que pase. Son como niños ofendidos. En ese momento, tratar de razonar es inútil. Hay que dejar que se enfríe ese macho cabrío. Bueno, y con un esfuerzo de voluntad sacar de la cabeza lo que acababa de decirte. Los italianos, como nadie, necesitan ser evaluados por sus acciones, no por las palabras.

  • Generalmente, la paz llega muy rápido. Y, de nuevo, “Ti amo”, y eres su amore. Se disculpan con declaraciones de amor, cosas ricas, y cuidando a tu hijo.

Pequeños trucos

  • Un italiano se ofenderá con una cosa, pero no con otra. Si cenas en algún lugar con una amiga y vuelves a casa llena, entonces en el 99 % de los casos se ofenderá. Y puede que haga un escándalo, con mamma mia y las manos al cielo. Pero, si dices que no tienes apetito porque comiste un helado con tu amiga, dirá cariñosamente: “¡Oh, mi bambina!”. Y no habrá conflicto, incluso si un filete con vino está siendo digerido en ti en ese momento. Son unos pequeños trucos mundanos para no irritar a un carácter ya de por sí emocional.

  • El arma secreta es un cumplido, pero no uno cualquiera. No hay nada mejor que decir: “¡Qué hermoso eres!”. Y eso es todo: lo tomará al pie de la letra, no importa cuán “poco guapo” sea. Y será feliz sin una sombra de duda en tus palabras. Muy a menudo, incluso los hombres se saludan diciendo “Ciao, bello!” (es decir, “¡Hola, guapo!”). En general, la palabra “bello” suena cada segundo aquí. Esa es su herramienta de medida, una forma de evaluar el mundo entero.

Las bodas italianas

  • Hay 3 tipos de invitaciones: solo a la iglesia (ve la boda, da las felicitaciones y adiós), la iglesia y la fiesta (el que no se casa por iglesia, entonces solo a la fiesta), y una invitación por la noche a una mesa dulce (es decir, llegarás al final de todo). Todo esto se indica en la invitación.

  • Por extraño que parezca, las bodas son aburridas en Italia. La celebración se lleva a cabo en silencio: sin brindis, sin largos discursos, sin baile. Aunque a veces sí hay baile, especialmente si la novia es extranjera. Todos comen mucho y rico, y, a menudo, en silencio.

  • Los novios están parados en el centro, y todos se acercan a ellos silenciosamente para felicitarlos y sacarse una foto.

  • Una boda italiana es muy cara. Los vestidos no cuestan menos de mil euros, en promedio de 2 a 3 mil. El servicio del fotógrafo, no menos de mil euros. Algunas familias sacan un préstamo específicamente para la ocasión.

  • Los regalos, en la mayoría de los casos, se dan en forma de dinero. O los recién casados ​​informan que puedes hacer un pago en una tienda en particular donde ya han elegido los regalos que quieren, o puedes depositar dinero en alguna agencia de viajes para la luna de miel. Y no se acostumbra regalar flores.

  • Los invitados no pueden estar vestidos de blanco, pero sí de negro. Este es generalmente el color más común para los invitados en una celebración. Así que, si ves que todos están de negro, es probable que no sea un funeral, sino una boda, solo que la novia se fue a algún lado.

¿Qué piensas sobre las pasiones italianas y su forma de vida? ¿Te vendría bien un poco de dolce vita? Comparte tus pensamientos con nosotros en los comentarios.

Comentarios

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de que libro de fantasía sacaron esto? porque cada linea es más fantasiosa que la anterior! es mas esa publicación esta equivocada los italianos no son para nada asi!

Cierto no son cubos de hielo pero no son fuego puro

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esto lo vi por television, cuando el presidente de italia en el sexenio pasado visito mi pais, Mexico. se le olvido pasar revista a las banderas y a las guardias, el presidente de Mexico se detuvo y se lo recordo, pues es de acuerdo al protocolo, menudo escandalo que hizo el presidente de italia, mientras caminaban hacia el podio desde donde darian sus discursos iba manoteando y diciendo no se cuantas cosas, el mexicano se esforzaba en hacerle entender y apaciguarlo, pero este parecia no entender, al final arriba del podio hablo muy bien de la relacion Mexico, Italia y elogio y agradecio al pais anfitrion, vaya escenita.

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Felicito a quien escribió esto! Al ser muy honesto. Vivo con un italiano y todo es exactamente así. Jajajaja. A veces quisieras tirarlo por el primer despeñadero pero jamás el divorcio. Viva Italia. El amor.

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No se puede generalizar, si buen está claro que te casaste con un hombre del sur que no habrá salido de su población.

De acuerdo con que se acicalan en exceso, se cuidan por demás y les gusta vestir bien, pero todo eso no es para llevarse las manos a la cabeza. Mi marido es italiano y como me consta que tarda más que yo en el baño, simplemente ... que empiece antes.

Yo soy española, vasca para más reseña, somos mujeres de fuerte carácter, independientes y autosuficiente, que pagamos siempre la primera copa, por qué? Porque si decidimos que no haya una segunda, no les debemos nada. No somos princesas ni nos gustan en exceso las zalamerías ( casi todas somos así).

Mi marido trabaja en Italia y está casi todas la semana fuera o incluso semanas consecutivas, si me engaña y me entero, más pierde él.

Los Italianos son conquistadores natos, está en su ADN pero también son cazadores ( como todos los hombres) y si creen que te tienen segura o te pueden dominar, pierden el interés y pasas a ser un objeto de decoración, efectivamente las italianas no se suelen divorciar, pero eso ha cambiado mucho y quizás porque mi marido es del norte, yo tengo amigas jóvenes italianas divorciadas, sus padres no han puesto armas sobre una mesa, ni ellas vuelven llorando a casa.

Entre el norte y el sur hay mucha diferencia, pero como sucede también en España, no se puede generalizar y cuanto más “ Neandertal “ pare, más del Sur es.

Pero nosotras también tenemos nuestra culpa, a mi nadie me da de comer, me viste o me procura nada que no sea mi trabajo, precisamente por eso hago lo que quiero, respeto a mi marido, como creo que él me respeta a mi, es géneros, galante y cariñoso, cosa que no ha cambiado con el matrimonio.

Donde nacemos puede marcar nuestra personalidad por los usos sociales en los que nos criamos, pero no determinan la forma de ser de nadie.

Saludos

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Mi novio es italiano. Si bien ha sido el hombre más comprometido que he tenido en mi vida. Me asusta su machismo y el que siempre diga que tiene la razon

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