10 Cosas que antes la industria del cine clásico exigía a los actores, pero que ahora serían impensables

Famosos
hace 2 años

El brillo y el glamur de la gran pantalla causan fascinación en muchos. Pero detrás de toda la fama, hay obligaciones y condiciones que los actores deben cumplir, como en cualquier otro trabajo. Por ejemplo, se sabe que a los primeros artistas de la llamada Edad de Oro de Hollywood (entre 1920 y 1960) apenas se les pagaba, porque los estudios se regían por un “sistema estelar” según el cual las celebridades tenían un salario básico.

Genial.guru te cuenta 10 reglas que debían cumplir los actores en tiempos pasados para triunfar en el mundo del entretenimiento.

1. Las estrellas tenían que verse bien, y si era necesario, el estudio se haría cargo de mejorar su imagen

Podría decirse que el canon de belleza de Hollywood es polifacético, en gran parte porque a lo largo de su historia ha tenido que flexibilizarse y abrirse a un concepto de belleza sin estándares. Famosas como Meryl Streep no hicieron caso a los comentarios negativos sobre su apariencia y han demostrado que el talento es lo que se necesita para alcanzar el éxito.

Sin embargo, en el pasado lo común era que los estudios se dedicaran a fabricar iconos de belleza a través de un esfuerzo meticulosamente organizado. Las aspirantes a estrellas debían firmar un contrato exclusivo que implicaba seguir instrucciones detalladas sobre su apariencia, con el acompañamiento de dietistas, maestros de canto o expertos en postura.

Por ejemplo, más allá de teñirse el cabello, Rita Hayworth fue sometida a un cambio de imagen exhaustivo que eliminó la mayoría de los rastros de su originales. Tuvo que seguir dietas restrictivas y mantener un régimen de ejercicio agotador. Además se sometió a dos años de dolorosa electrólisis para cambiar su línea de cabello oscura y baja.

2. Las estrellas eran contratadas por un salario básico y tenían que trabajar en las películas que les asignaran

En la época del cine clásico, una de las formas de alcanzar el triunfo como actor era firmando contrato con uno de los “Cinco Grandes” (Metro-Goldwyn-Mayer, Paramount, Warner Bros., RKO Pictures o 20th Century Fox), aun cuando significara resignarse a años de trabajo. Los estudios en aquel entonces controlaban desde los roles que aceptaba el actor hasta los directores con los que trabajaba.

Así, por ejemplo, aunque Marilyn Monroe le dio vida al personaje principal en la comedia musical Los caballeros las prefieren rubias, al ser una actriz contratada por 20th Century Fox, ganó menos dinero que Jane Russell (coprotagonista), que trabajaba de forma independiente. El popular icono femenino debió conseguir su autonomía, y para ello creó su propia productora.

Con el paso del tiempo, otros siguieron su ejemplo, formando sus propias empresas y comprando guiones de vanguardia. Hoy en día, mujeres como Reese Witherspoon apuestan de igual manera por la acción, a través de productoras propias que promueven el enfoque de personajes femeninos complejos.

3. Los estudios podían suspender a los actores que rechazaban papeles

Al ser contratados, era indebido que los actores rechazaran un papel, porque hacerlo implicaba consecuencias indeseadas para su carrera. De hecho, Warner Bros. suspendió por ese motivo a Bette Davis (imagen a la izquierda), una de las estrellas más importantes del sistema de estudios de Hollywood, que trabajó en casi 100 películas.

Después de ser suspendida por rechazar papeles, demandó al estudio y pasó algún tiempo fuera de los Estados Unidos. Luego regresó y le ofrecieron un salario más alto, así como una mejor elección de roles. Uno de los papeles que rechazó fue el de la protagonista de La reina africana, personaje que fue finalmente interpretado por Katharine Hepburn (imagen a la derecha), y con el que luego fue nominada a un premio de la Academia.

Hoy en día los actores no solo tienen la libertad de elegir sus papeles, sino que incluso hay casos en los que han abandonado producciones en la mitad de la grabación. Por ejemplo, en la película V de Venganza, el actor James Purefoy abandonó el proyecto seis semanas después de iniciar el rodaje, porque se sentía frustrado al utilizar la máscara durante toda la película.

4. Los contratos podían ser de hasta 7 años y luego alargarse

Actrices como Olivia de Havilland manifestaron su inconformidad por los papeles que le proporcionaban, por lo que sufrió la represalia del estudio, que no le concedió ningún papel en más de seis meses. Además, luego de finalizar su contrato de 7 años (que era el límite legal en ese momento), los estudios pretendían alargar su tiempo de trabajo a través de cláusulas de suspensión.

Olivia los demandó cuando intentaron prorrogar su contrato, y al final consiguió la victoria (aunque le costó casi tres años sin trabajar). Su triunfo legal sobre Warner Bros. en 1943 sentó un nuevo precedente para las relaciones laborales en Hollywood, y ahora esta ley se conoce por su nombre.

5. Para actuar con otra productora, debían tener un permiso

Hasta la década de 1960, Elizabeth Taylor fue una de las actrices contratadas por los estudios Metro-Goldwyn-Mayer (MGM), y tenía que interpretar los roles que le asignaran. Sin embargo, en esa época sus mejores películas fueron proyectos que ella misma eligió y que pertenecían a otras productoras. Para hacerlo, debió “ser prestada” y contar con el permiso de MGM.

Curiosamente, no quería trabajar en la producción de Una venus en visón, una historia de drama estadounidense, pero negarse a filmar la película antes de la terminación de su contrato le hubiera costado una penalización. En cambio, sí quería hacer Cleopatra para 20th Century Fox, donde le ofrecieron hasta 10 veces la tarifa de MGM.

6. Los actores y cineastas tenían que seguir un código de producción que regulaba el contenido

Los estudios tenían un código de producción con una lista detallada de restricciones, muchas de las cuales hoy en día no tendrían sentido. Se hacía referencia al lenguaje y al comportamiento, prohibiendo por ejemplo la descripción de escenas de partos y de mestizaje. Según este código de producción cinematográfico, se debía representar el estilo de vida estadounidense, hasta que se abandonó en el año 1967 para dar lugar al nuevo sistema de clasificación de películas según el contenido y las edades.

7. Los besos debían durar 3 segundos

La censura del código de producción se reflejaba también en las escenas de besos. Específicamente, solo debían durar 3 segundos, pero fueron surgiendo algunas estrategias ingeniosas para lidiar con la norma. Por ejemplo, usaban la técnica de los besos cortos, tal y como hicieron Audrey Hepburn y George Peppard en Muñequita de lujo (imagen a la izquierda).

En la actualidad, además de que no existe un tiempo límite, podríamos mencionar algunos besos de cine que han quedado en la memoria de muchos, como el beso al revés (imagen a la derecha) entre el Hombre Araña (Tobey Maguire) y Mary Jane (Kirsten Dunst), e incluso hacer una lista de algunos que ni siquiera estuvieron planeados.

8. Las estrellas tenían que estar dispuestas a cambiar su nombre

Podría pensarse que tener un nombre artístico es una elección que muchas celebridades harían con gusto, pero lo cierto es que no necesariamente es así. Conocida como Joan Crawford, la actriz cuyo verdadero nombre era Lucille Fay Le Sueur debió acceder a cambiar su nombre.

El jefe de los estudios de MGM en aquel entonces vio potencial en la actriz, pero no como Lucille Le Sueur, por lo que anunció un concurso público para cambiar su nombre que pareció satisfacer a todos, excepto a la estrella. Otras famosas que cambiaron su nombre fueron Sofia Villani, conocida con el nombre artístico de Sophia Loren, y la propia Marilyn Monroe, cuyo verdadero nombre era Norma Jeane Mortenson.

9. El tiempo libre de las estrellas estaba regulado por los estudios

Los estudios también tenían influencia en aspectos de la vida privada de los famosos, desde cómo pasaban su tiempo libre hasta con quién salían. Judy Garland es un ejemplo de ello: la famosa actriz, recordada por interpretar a Dorothy en El mago de Oz, debió luchar por mantener tanto su peso como su imagen de joven ingenua, siguiendo las regulaciones que se le exigían. Además, luego de casarse a los 19 años sin la aprobación de MGM, tuvo que regresar al trabajo en 24 horas.

10. Los embarazos en las estrellas eran mal vistos

El embarazo era un tema delicado según el código de producción que seguían los estudios de Hollywood, pero también fuera del set de grabación. Un ejemplo de esto fue Loretta Young, quien para no dañar su carrera, decidió disimular su embarazo, dar a luz en secreto y entregar a la bebé a un orfanato. Posteriormente, Young anunció que había adoptado a una niña (que en realidad, era su propia hija).

¿Qué te sorprendió más de esta lista y por qué?

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