10 Сosas sobre las escuelas de China que aprendí trabajando allí como maestro

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hace 2 años

Ser chino no es fácil. Cuando son más de un billón y medio en el país sin garantías sociales, uno debe trabajar duro para encontrar un lugar bajo el sol. Pero los niños chinos están dispuestos a esto; tienen que trabajar duro desde el primer grado.

Hace un tiempo fui profesora de inglés en cuatro escuelas chinas (y entrenadora en una escuela de kung fu). Por lo tanto, me gustaría compartir mi experiencia con los lectores de Genial.guru.

Niños en uniforme escolar — trajes deportivos — en una clase dedicada al Día de la Tierra, Liaocheng, abril de 2016.

  1. En muchas escuelas en China no hay calefacción, por lo que en invierno los maestros y alumnos no se quitan la ropa de abrigo. La calefacción central se encuentra exclusivamente en el norte del país. En el centro y sur de China, los edificios están diseñados para un clima cálido. Esto significa que, en el invierno, cuando las temperaturas pueden llegar a cero, y, a veces, bajo cero, el único medio de calentamiento es el aire acondicionado. El uniforme escolar es un traje deportivo: pantalones anchos y una chaqueta. El corte es casi igual en todas partes, solo difieren los colores del traje y el emblema de la escuela en el pecho. Todas las escuelas están detrás de unas puertas grandes de hierro, que siempre se mantienen cerradas, abriéndose solo para el paso de los estudiantes.
  2. En las escuelas chinas todos los días se hace ejercicios (varias veces al día) y se imparte formación de alumnos. La mañana en la escuela comienza con los ejercicios, luego una formación en la que se informan las noticias principales y se levanta la bandera: de la escuela o del estado. Después de la tercera clase, todos los niños hacen ejercicios para relajar los ojos. Acompañados con una música relajante y la voz grabada de un locutor, los estudiantes tocan puntos especiales. Además de ejercicios por la mañana hay ejercicios durante el resto del día, alrededor de las dos de la tarde, cuando, acompañados por la misma voz grabada, los alumnos salen al pasillo (si no hay lugar en el aula) y empiezan a levantar las manos y saltar.

Estudiantes chinos de la ciudad de Jinan haciendo ejercicios en el techo.

  1. El descanso para el almuerzo generalmente dura una hora. Durante este tiempo, los niños tienen tiempo para ir al comedor para almorzar (si no hay un comedor en la escuela, les traen la comida en bandejas-cajas especiales) y correr, estirar las piernas, gritar y hacer travesuras. Los maestros en todas las escuelas almuerzan gratis. Y, vale la pena mencionarlo, muy bien. El almuerzo tradicionalmente consiste en un plato con carne y dos platos de verduras, arroz y sopa. En escuelas caras, también entregan frutas y yogures. A los chinos les gusta comer, e incluso en las escuelas siguen esta tradición. Después de una pausa para el almuerzo, algunas escuelas primaras dan cinco minutos para “dormir”. Por cierto, un par de veces mis alumnos se quedaban dormidos en medio de una clase, y tuve que despertarlos con un nudo en la garganta.

Un modesto almuerzo escolar, según los chinos: huevos con tomates, tofu, coliflor con pimienta, arroz.

  1. La actitud hacia los profesores es muy respetuosa. Se les llama por el apellido y usando la palabra “maestro”; por ejemplo, “maestro Zhang” o “maestro Xiang”. O, simplemente, “maestro”. En una escuela, los estudiantes, no importa si eran míos o no, al verme hacían una inclinación.
  2. En muchas escuelas los castigos corporales son habituales. El maestro puede golpear al alumno con una mano o un puntero por algún tipo de falta. Cuanto más alejada de las grandes ciudades y más simple es la escuela, más común es esta práctica. Mi amiga china contó que les dieron un tiempo en la escuela para aprender palabras en inglés. Y por cada palabra sin aprender fueron golpeados con un palo.

Recreación durante las clases de tambores tradicionales, ciudad Ansai.

  1. En un aula se puede ver una calificación de desempeño de los alumnos que estimula el mejor aprendizaje. Las notas son de A a F, donde A es la más alta, corresponde al 90-100 %, y F es el insatisfactorio 59 %. Fomentar el buen comportamiento es una parte importante del sistema educativo. Por ejemplo, por una respuesta correcta, o buen comportamiento durante la clase, el estudiante recibe un asterisco de un cierto color o puntos adicionales. Por las conversaciones o faltas, se eliminan puntos y asteriscos. El progreso de los escolares se refleja en un cuadro especial del tablero. La competencia, por así decirlo, está a la vista.
  2. Los niños chinos estudian más de 10 horas todos los días. Las clases suelen durar desde las ocho de la mañana hasta las tres o cuatro de la tarde, después de lo cual los niños vuelven a casa y hacen una tarea interminable hasta las nueve o diez de la noche. Los fines de semana, los escolares de las grandes ciudades generalmente tienen clases adicionales con tutores, van a escuelas de música, de arte y clases deportivas. Debido a la competencia, desde la niñez los chicos están presionados por sus padres. Si no pueden aprobar el examen después de la escuela secundaria (y la educación obligatoria en China dura entre 12 y 13 años), no tendrán chance de ir a la universidad.

El primer día de clases los alumnos de primer grado de la “Escuela Confucio” en Nanjing participan en la ceremonia del dibujo de jeroglífico “Ren” (“hombre”), con el que comienza su aprendizaje.

  1. Las escuelas se dividen en públicas y privadas. El costo de estudiar en escuelas privadas puede alcanzar hasta mil dólares por mes. El nivel de educación en ellos es varias veces superior. Se le da una importancia especial al idioma extranjero. 2-3 clases de inglés por día, y entre los grados quinto y sexto de las escuelas de élite los alumnos ya hablan inglés con fluidez. Sin embargo, por ejemplo, en Shanghái hay un programa especial, pagado por el gobierno, gracias al cual los maestros extranjeros enseñan en escuelas públicas.
  2. El sistema educativo se basa en la memorización mecánica. Los niños simplemente aprenden una gran cantidad de material. Los maestros requieren reproducción automática, sin importar cuánto fue entendido el material estudiado. Pero ahora sistemas alternativos de educación (Montessori o Waldorf) están ganando cada vez más popularidad, con el objetivo de desarrollar las habilidades creativas de los niños. Por supuesto, tales escuelas son privadas, la capacitación en ellas es costosa y accesible para un número muy reducido de personas.
  3. A los niños de familias pobres que no quieren estudiar o que son demasiado traviesos (según los padres) a menudo los sacan de una institución educativa pública y los mandan a escuelas de kung-fu. Allí tienen pensión completa, entrenan desde la mañana hasta la noche y, si tienen suerte, reciben educación primaria básica: deben poder leer y escribir, y, dado el sistema del idioma chino, esto es muy difícil. En tales instituciones los castigos corporales son habituales.

Clases en la escuela de kung-fu.

Los maestros golpean a los alumnos con una pala-espada o, sin más preámbulos, usan su pie o dan un torniscón. Pero al final, los padres reciben a un joven disciplinado con la profesión de entrenador de kung-fu y, al menos, una chance de ser alguien. La mayoría de los maestros famosos del kung-fu pasaron por tal escuela de la vida. También es bastante común que los niños con mala salud pasen aquí uno o dos años para fortalecerse, viviendo y practicando el kung-fu o el tai chi.

Independientemente de dónde estudian los niños chinos, en una escuela de kung fu o en una escuela común, aprenden desde la infancia tres cualidades principales: la capacidad de trabajar, la disciplina y el respeto por los mayores en cuanto a edad y jerarquía.

Desde la infancia, se les enseña que deben ser los mejores, no importa en qué rubro. Tal vez, es por eso por lo que ahora los chinos están comenzando a ocupar posiciones de liderazgo en todas las ramas de la ciencia, la cultura y el arte. Compitiendo con los europeos que crecieron demasiado sobreprotegidos, a menudo no les dan una sola oportunidad. Solo porque los últimos no están acostumbrados a estudiar durante diez horas seguidas. Todos los días. Todo el año.

Imagen de portada Lane Turner / Boston Globe
María Pipenko para Genial.guru

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