10 Veces en las que los gatos dejaron huella en la vida de grandes autores

Gente
hace 12 horas

Los gatos son nuestros compañeros cotidianos: encarnan la elegancia y la independencia. A lo largo de las décadas, estos felinos acompañaron a numerosos escritores que los incluyeron en su obra literaria: desde menciones al pasar, poemas dedicados a sus andares y hasta novelas enteras narradas desde su punto de vista, los gatos constituyen un tema habitual en la literatura.

A continuación, algunos autores con un vínculo cercano a estos animales y la forma en la que fueron inspirados por ellos.

El simbolismo del gato

La figura del gato fascina a los humanos desde la Antigüedad. Es bien sabido que en culturas milenarias como la egipcia este animal estaba asociado a la diosa Bastet, por lo que se lo consideraba sagrado y se lo representaba en jeroglíficos. Si bien en la Edad Media se lo relacionó a veces con la brujería y la superstición, con el tiempo recuperaron su popularidad. Ya sea como animal de compañía o como control de plagas, los felinos son nuestros grandes compañeros desde hace siglos.

En la literatura, los gatos fueron retratados como personajes enigmáticos, símbolo de astucia, sigilo e independencia, aunque también de lo sobrenatural y la transformación. Por ejemplo, el gato de Cheshire en “Alicia en el País de las Maravillas”, o el gato negro protagonista del relato homónimo de Edgar Allan Poe.

Gatos como compañeros reales de escritores

Julio Cortázar

Julio Cortázar, autor argentino e integrante del llamado boom latinoamericano, es célebre por sus numerosas obras, como Rayuela, Todos los fuegos, el fuego Bestiario. Lo que quizás no es tan conocido es su afinidad especial con los felinos. Él mismo estaba acompañado por su gata Flanelle, y en reiteradas oportunidades declaró su fascinación por estos animales.

Los gatos no solo estuvieron presentes en su vida cotidiana, sino también en sus escritos. Surgen como tema recurrente a lo largo de sus páginas en forma de metáforas o hilo conductor en algunos de sus relatos. Por ejemplo, el cuento Orientación de los gatos (1980) cuenta la historia del vínculo entre Alana, la narradora, con su gato Osiris.

Colette

La intelectual y escritora francesa Colette también tenía predilección por los gatos. Si bien se hizo reconocida tras la publicación de su novela Gigi, publicó a su vez la novela corta “La Chatte” (La Gata) en 1933.

La trama gira en torno a una mujer, su esposo, y la gata de este. En la historia, el animal simboliza la infancia del hombre, por lo que se resiste a abandonarla y dejarla atrás para afrontar su vida de casado. Pronto, el felino trae problemas a la relación. La autora se vio inspirada para escribir esta obra en su propia mascota, un gato Chartreuse al que tenía un gran aprecio.

Doris Lessing

La escritora británica y ganadora del Premio Nobel Doris Lessing disfrutaba tanto de la compañía de sus gatos que les dedicó un libro de ensayos entero, “On cats” (Sobre los gatos). Lessing tuvo gatos toda su vida: algunos casi salvajes durante su infancia en una granja y otros que acogió en su casa londinense. Uno de los últimos gatos con los que convivió, llamado El Magnífico, tuvo su propio ensayo, donde la escritora habla de su naturaleza misteriosa y su carácter particular.

Ernest Hemingway

Ernest Hemingway, célebre autor de Por quién doblan las campanasAdiós a las armas, tuvo múltiples pasatiempos en su vida más allá de la escritura, como el boxeo, la caza, la pesca. Su personalidad y figura pública fueron tan conocidas como su escritura, por eso sorprende que haya tenido un costado más sensible: su amor por los gatos.

Hemingway vivió en Cuba durante largos períodos de su vida, donde tuvo una residencia llamada Finca Vigía, que pronto se pobló de gatos de ¡seis dedos!

El primer gato, un espécimen blanco llamado Snow White, fue otorgado a Hemingway por un capitán de barco. Pronto su descendencia, los llamados gatos polidáctilos, se hizo presente en la isla. Hasta el día de hoy el museo dedicado al escritor, The Ernest Hemingway Home and Museum, celebra y preserva a estos gatos, manteniendo vivo el legado del escritor.

Gatos como personajes o narradores

Natsume Sōseki

A veces, los gatos no solo son protagonistas, sino también narradores de sus historias. La novela Soy un gato, del autor Natsume Sōseki, es contada en primera persona por el gato de una familia japonesa. Fue publicado en 1906 y es una sátira de las costumbres de la clase media-alta de Japón, narradas desde el punto de vista de un felino que las encuentra absurdas. El protagonista usa un registro especial de la lengua japonesa, el wagahai, habitualmente reservado para la nobleza y personas de alto rango, un uso irónico al tratarse de un gato doméstico.

Hoy en día la obra es un clásico, leída sobre todo en las escuelas japonesas, y su estilo es tan característico que suele replicarse en otras obras que también tienen como protagonistas a animales pomposos y arrogantes.

T. S. Eliot

El reconocido autor británico-estadounidense T. S. Eliot también dedicó varias páginas a los felinos, y publicó en 1939 el poemario El libro de los gatos habilidosos del viejo Possum, donde realiza reflexiones sobre la psicología y la sociología felina. Los poemas fueron escritos para los ahijados del autor en un registro lírico y vibrante, y si bien pensados para lectores infantiles, puede ser disfrutado por aficionados a los gatos de todas las edades.

Si bien la primera portada fue ilustrada por el propio autor, la reimpresión del año 1982 contó con las ilustraciones de otro gran fanático de los gatos: el ilustrador Edward Gorey. El libro pasó a la cultura popular, y funcionó como inspiración para Andrew Lloyd Webber para su exitoso musical, Cats.

Haruki Murakami

El autor japonés Haruki Murakami es conocido por su afecto por los gatos y por incluirlos en sus obras literarias. El protagonista de Crónica del pájaro que da cuerda al mundo, por ejemplo, se pasa gran parte de su novela buscando a su gato perdido. En Kafka en la orilla, uno de los personajes principales puede hablar con los gatos, por lo que se dedica a buscarlos si se extravían.

En las novelas de Murakami, los gatos son a menudo augurios o señales del otro mundo que se les presentan a los personajes. Reflejan lo surreal y misterioso y borran las fronteras entre lo real y lo imaginario, sugiriendo que hay otras realidades que escapan a lo cotidiano.

Gatos como símbolo poético y literario

Sylvia Plath

Los gatos son protagonistas en el poema de Sylvia Plath “Ella Mason y sus once gatos”. Publicado en 1957, narra la historia de una señora mayor excéntrica que vive con sus gatos, espiada por los niños del vecindario. Se exploran las temáticas de la soledad, el envejecimiento y los roles femeninos de la época: Ella Mason era una joven bella, pero envejeció y ahora vive con sus gatos.

Plath no hace una crítica, sino que su poema se aproxima desde la empatía y la observación de la escena, con el personaje de Ella Mason alienada de su comunidad, y su búsqueda de conexión. Un ejemplo de cómo un animal cotidiano como un gato puede simbolizar diversas ideas en la literatura.

Edgar Allan Poe

Si hablamos de gatos célebres en la literatura, sin duda se mencionaría al felino de “El gato negro”, relato clásico escrito por Edgar Allan Poe en 1843. En el cuento, los gatos negros simbolizan diferentes conceptos para el narrador: son la encarnación del mal y la brujería, y el nombre de uno de ellos, Plutón, una referencia al dios romano del inframundo.

La asociación del color del gato con las supersticiones le añaden una capa de sugestión al relato, que toca temas de la violencia, la culpa y el bien versus el mal. En cuanto a Poe, si bien la misma vida del autor tuvo altibajos, se sabe que tuvo una gata carey llamada Cattarina, que lo acompañaba en sus momentos de escritura.

Jorge Luis Borges

El autor argentino Jorge Luis Borges era un aficionado a los felinos: los tigres aparecen reiteradamente en sus cuentos y poemas, y también los gatos domésticos. Para él, los gatos eran un enigma, y los consideraba grandes compañeros: tenía dos, llamados Beppo y Odín y llegó a dedicarles poemas, uno titulado A un gatopublicado en 1972 y “Beppo”, publicado en 1981. Allí el gato es símbolo de misterio, soledad y eternidad.

Ya sea como fieles compañeros, como inspiración o como personajes de sus obras, los gatos y los escritores son un dúo inseparable. Varias obras literarias giran en torno a estos enigmáticos animales, compañeros creativos desde hace décadas. ¿Conoces algún otro autor aficionado a los gatos? ¿Por qué son buenos compañeros para los escritores?

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