10 Hechos poco obvios sobre los niños que ni siquiera los padres experimentados conocen

Psicología
hace 4 años

Cada padre quiere entender lo más que se pueda a su hijo, aunque los niños cambian tan rápido que parece que es simplemente imposible encontrar criaturas más misteriosas. Nuestras “pequeñas personas” nos sorprenden todos los días y hacen que los padres también se vuelvan cada vez más hábiles.

Genial.guru se interesó en hechos relacionados con la fisiología y la psicología de los niños que pueden ayudarte a comprenderlos y a acompañarlos a convertirse en adultos inteligentes y felices.

1. En las primeras semanas, el niño no puede llorar porque no sabe hacerlo

Un bebé recién nacido tiene canales lagrimales, por supuesto, pero ellos todavía no tienen suficiente líquido. Se produce solo para proteger los ojos, pero no puede filtrarse. Este estado persiste durante varias semanas después del nacimiento, período en el cual el bebé solo puede gritar. A veces, si algo está mal con los conductos lagrimales, los ojos pueden inflamarse, impidiendo que las lágrimas aparezcan. Esta es una razón para consultar a un pediatra u oftalmólogo pediátrico.

2. Los niños tienen más papilas gustativas que los adultos

Decimos de los verdaderos amantes de la comida son aquellos que pueden sentir la plenitud de los sabores. Y los niños lo son, solo que aún no se han dado cuenta. El niño promedio tiene alrededor de 10 mil papilas gustativas, mientras que una persona en edad adulta tiene alrededor de 5 mil. Por lo tanto, los pequeños sienten los matices del gusto mucho mejor; simplemente no pueden explicárselo ni a sí mismos ni a los adultos. Por ejemplo, un plato que no nos parece tan amargo o agrio podría estar demasiado cargado de sabor para ellos. Por otro lado, a nosotros, la falta de voluntad del niño para comer puede parecernos un simple capricho. Por supuesto, los pequeños prefieren sabores dulces, los cuales además mejoran los receptores sensibles.

3. Hasta los 5 meses, el bebé no puede reconocer el sabor de la sal, porque sus receptores no están completamente formados

Se cree que los primeros sabores que un niño percibe son los dulces y los amargos. Los receptores que son responsables de reconocer y reaccionar ante la salinidad solo terminan de formarse a los 5 meses. Hasta cierta edad, el niño muestra una reacción neutral a los sabores salados. Los científicos dicen que los pequeños no los sienten o simplemente no los consideran significativos hasta los 5 o 6 meses.

4. Los bebés no ven el color azul

Se cree que el primer color que el niño comienza a distinguir en su vida es el rojo. Luego, el amarillo. La capacidad de distinguir tonos de azul y verde se forma, según diversos estudios, a partir de los 4 meses. Por lo tanto, el “desarrollo temprano” referente a la enseñanza de los colores es una actividad carente de sentido en la primera infancia. En los primeros meses de vida, los oftalmólogos recomiendan rodear al niño con juguetes de tonos rojos y amarillos para lograr un correcto desarrollo visual.

5. Los primeros sonidos del bebé son muy importantes

Puede parecer que el balbuceo de un bebé es un conjunto de sonidos sin sentido que sale de su boca. Pero es lo que les dice a los padres que el cerebro del niño está listo para aprender. Cuando los adultos escuchan tales “indicaciones”, deben prestar mucha atención.

Según los neurocientíficos, las conversaciones entre los padres y sus bebés los hace más inteligentes. Por lo tanto, el diálogo entre un adulto y un niño juega un papel muy importante en la vida de los pequeños.

6. Los ojos prácticamente no cambian de tamaño a medida que los niños crecen

El hecho de que los ojos de los niños nos parezcan más “grandes” que los de los adultos tiene una explicación simple. Estos parecen grandes en relación con la cara. El crecimiento principal de los ojos ocurre hasta los 3 años, después de lo cual, estos dejan de crecer o lo hacen muy lentamente. A modo de comparación, el ojo de un niño de 3 años mide aproximadamente 23 mm y, a los 20 años, su tamaño aumentará solo en 1 mm.

7. Cuando un niño se ríe mejora su inmunidad

Al principio, reír y sonreír son las únicas formas en que un pequeño puede comunicarse con sus seres queridos. Un bebé sonríe unas 200 veces al día y, a través de la risa, expresa alegría, aprende sonidos y muestra que todo está en orden. La risa puede ayudar a los niños en crecimiento a aliviar el estrés. Según los científicos, la risa es la mejor medicina y la principal defensa de los pequeños. Por lo tanto, no debes regañar a los bebés por ser demasiado risueños, porque por salud se les recomienda reír al menos 300 veces al día, y esto es aproximadamente una vez cada 3 minutos. Lo principal es que los adultos aguanten.

8. “Si no veo, entonces nadie lo ve”. Esta creencia se considera la norma para un bebé de 3 años

Puedes encontrarte con la siguiente situación extraña: un niño se cubre los ojos con las manos y entra en una habitación para robar dulces. Tú estás en ese cuarto. El niño piensa que no puedes verlo porque él no te ve a ti. Puede parecer gracioso para los adultos, pero el pequeño realmente piensa que es así. Esto significa que aún no ha desarrollado el pensamiento lógico abstracto y que toma todo demasiado literalmente. Puedes intentar acelerar el desarrollo abstracto del bebé, pero hasta los 3 o 4 años, esa “sencillez” se considera la norma.

9. Los adolescentes son más vulnerables que los niños pequeños

Para lograr un desarrollo adecuado, los adolescentes necesitan dormir más que los adultos y los niños pequeños: de 9 a 10 horas al día. Estudios han mostrado que el aumento y la caída de los niveles de melatonina en sangre en adolescentes ocurren más tarde en la noche y en la mañana que en adultos y niños más pequeños. Esto puede explicar por qué los adolescentes permanecen despiertos durante mucho tiempo y luego no pueden despertarse temprano en la mañana. Pero como tienen que levantarse para ir a la escuela, todos los días pierden minutos necesarios de sueño.

10. Los abrazos son vitales para los niños

Abrazar a un niño significa mostrarle muy rápidamente su importancia y lo mucho que significa para nosotros. Los pequeños que no reciben suficiente ternura y afecto crecen inseguros, y no son capaces de sentir empatía y sentimientos mutuos. Pero más allá del aspecto psicológico, los abrazos son buenos para la salud física. Con ellos aumenta la cantidad de endorfinas y oxitocina, aumenta el nivel de hemoglobina y se fortalece la inmunidad.

¿Conocías estos hechos sobre el desarrollo de los niños? ¿Tienes anécdotas interesantes que ocurrieron mientras observabas a tus bebés?

Imagen de portada Depositphotos

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