17 Abuelitos que después de dejar este mundo, volvieron para dar un último adiós

¿Puede el amor convertirse en arte? A lo largo de la historia, algunas parejas han demostrado que sí: uniendo sus vidas y sus talentos, crearon obras que trascienden el tiempo. Desde los tormentos pasionales de Frida y Diego hasta las performances radicales de Marina Abramović y Ulay, estas duplas convirtieron sus relaciones en manifestaciones artísticas que desafían lo convencional.
En este recorrido, descubrirás cómo el amor, la complicidad y hasta el conflicto inspiraron algunas de las obras más icónicas del arte moderno. ¿Qué secretos creativos esconden estas parejas?
Cuando se conocieron en 1928, Diego era un muralista consagrado y Frida una joven artista que sobrevivió a un trágico accidente. Su matrimonio fue una tormenta de pasión, infidelidades y creación artística. A pesar de los conflictos, juntos reinventaron el arte postrevolucionario mexicano durante su estancia en Estados Unidos (1930-1934).
Frida plasmó sus dolores físicos y emocionales en obras crudas como Unos cuantos piquetitos (1935), mientras Diego inmortalizaba sus ideales en murales. Aunque su relación fue caótica, su legado artístico permanece unido, mostrando cómo el amor y el dolor pueden convertirse en arte imperecedero.
Esta pareja de artistas transformó paisajes urbanos y naturales en obras efímeras de gran impacto visual. Nacidos el mismo año (1935) en Bulgaria y Marruecos, se conocieron en París cuando Christo pintaba un retrato de la madre de Jeanne-Claude. Desde entonces, trabajaron juntos durante 50 años creando instalaciones monumentales como el Wrapped Reichstag en Berlín y The Gates en Central Park.
Financiaban sus proyectos vendiendo los bocetos preparatorios, rechazando patrocinios para mantener libertad creativa. Su obra, más allá del espectáculo visual, buscaba cambiar nuestra percepción de lo cotidiano. Incluso después de la muerte de Jeanne-Claude en 2009, Christo continuó realizando sus proyectos conjuntos hasta su fallecimiento en 2020.
Esta icónica pareja transformó su relación en un manifiesto artístico y activista. Se conocieron en 1966 en una galería londinense donde la obra conceptual de Yoko cautivó a Lennon. Su conexión fue inmediata: “Cuando me enamoré de Yoko, supe que esto era diferente a todo lo conocido”, confesó el exBeatle. Juntos crearon performances innovadoras como el Bed-In for Peace (1969) y canciones emblemáticas como Give Peace a Chance.
A pesar del escándalo por su romance (Lennon dejó a su primera esposa) y las críticas que culpaban a Yoko por la separación de The Beatles, su colaboración artística floreció. Desde su apartamento en Nueva York, donde vivieron hasta el asesinato de Lennon en 1980, fusionaron música, arte conceptual y activismo político, creando obras que siguen inspirando hoy.
Durante más de 40 años, este dúo japonés convirtió sus cuerpos en pinceles para pintar paisajes humanos llenos de poesía y dolor. Se conocieron en la década de 1970 en Tokio, donde ambos estudiaban danza butoh, un estilo que mezcla movimientos lentos con expresiones intensas. Pronto se dieron cuenta de que su conexión artística era tan fuerte como su vínculo emocional, y comenzaron a crear piezas donde la quietud hablaba más que los pasos rápidos.
Sus performances, como Time is Not Even, Space is Not Empty, exploraban la fragilidad humana y la resistencia del amor. A diferencia de otros bailarines, Eiko y Koma trabajaban en cámara lenta, a veces tomándose minutos para completar un solo movimiento. Esta paciencia coreográfica reflejaba su relación: un compromiso total con el arte y entre ellos. Incluso en proyectos sociales, como Cambodian Stories (2006), donde enseñaron a jóvenes artistas en Phnom Penh, demostraron cómo el arte puede sanar y unir.
Este dúo alemán revolucionó la fotografía artística al convertir fábricas, torres de agua y estructuras industriales en obras de arte. Se conocieron en 1957 en la Academia de Arte de Düsseldorf, donde él estudiaba pintura y ella fotografía. Lo que comenzó como un proyecto documental sobre arquitectura industrial en decadencia se convirtió en un estilo único: fotografías en blanco y negro, siempre con la misma luz difusa y ángulo neutral, agrupadas en series que revelaban la poesía escondida en estas “esculturas anónimas”.
Durante casi 50 años de matrimonio y trabajo conjunto, recorrieron Europa y Estados Unidos capturando silos, gasómetros y hornos de coque con la precisión de científicos y la sensibilidad de poetas. Su enfoque influyó a toda una generación de fotógrafos, incluidos sus alumnos Andreas Gursky y Thomas Struth. Hilla continuó el proyecto tras la muerte de Bernd en 2007, demostrando que su visión artística era indisoluble de su relación.
Esta pareja estadounidense revolucionó el diseño moderno con su visión de que los objetos cotidianos podían ser bellos y funcionales. Se conocieron en 1940 en la Academia Cranbrook, donde Charles estudiaba arquitectura y Ray, pintura abstracta. Su primer proyecto juntos fue un concurso de muebles para el MoMA, donde experimentaron con madera contrachapada moldeada, técnica que luego usarían para crear sus icónicas sillas Lounge y DCW.
Durante más de 40 años de matrimonio y trabajo conjunto en su estudio de Venice (California), fusionaron arte, tecnología y vida cotidiana. Desde sus casas de estudio hasta juguetes educativos, cada creación reflejaba su filosofía: “Lo mejor para la mayoría, al menor precio posible”. Su legado sigue vivo en muebles que combinan ergonomía y elegancia, y en películas como Powers of Ten, que exploran nuestra relación con el universo.
Esta pareja franco-suiza convirtió su tormentosa relación en un manifiesto artístico lleno de color y movimiento. Se conocieron en París en 1956, cuando Niki, una exmodelo autodidacta, buscaba romper con su vida burguesa, y Jean ya era conocido por sus esculturas cinéticas hechas con desechos industriales. Juntos crearon obras radicales: desde las irreverentes Nanas (mujeres voluptuosas y coloridas de Niki) hasta las máquinas absurdas de Tinguely, como Chaos I.
Aunque su matrimonio (1971-1991) fue tan caótico como sus creaciones, con infidelidades, peleas y proyectos conjuntos, su legado artístico floreció.
Esta pareja británica-italiana ha desafiado por más de 50 años las convenciones del arte contemporáneo. Se conocieron en 1967 en la Saint Martin’s School of Art de Londres, donde Gilbert (italiano) y George (británico) descubrieron que juntos podían crear lo que llamaron “esculturas vivientes”. Desde entonces, rara vez se les ve separados, siempre vestidos con sus característicos trajes formales — un uniforme que borra sus individualidades para crear una identidad artística única.
Su obra abarca desde performances donde cantaban por horas Underneath the Arches hasta sus famosas Pictures: collages fotográficos a gran escala que exploran temas tabú como la sexualidad, la religión y la identidad urbana. Viviendo y trabajando en el East End londinense, han convertido su relación en una obra de arte total, donde vida y creación son inseparables. “No somos dos artistas trabajando juntos, somos un solo artista llamado Gilbert y George”, suelen decir.
Esta pareja serbio-alemana llevó el performance art a límites nunca antes explorados. Se conocieron en 1976 en Ámsterdam, cuando ambos buscaban romper las barreras del arte convencional. Durante 12 años, su relación fue su lienzo: se llamaban “el otro” y crearon obras donde el dolor, la confianza y los roles de género eran puestos a prueba.
Sus performances más icónicas, como Rest Energy (1980) — donde Ulay apuntaba una flecha al corazón de Abramović — o The Lovers (1988) — caminando desde extremos opuestos de la Gran Muralla China para despedirse — exploraban los límites entre el amor y el arte. Aunque su relación romántica terminó, su legado artístico sigue vigente.
Esta pareja franco-estadounidense forjó una relación donde el arte y la academia se entrelazaron. Cuando el destacado historiador del arte Robert Goldwater conoció a Louise Bourgeois en París en 1937, ella era una estudiante de arte rebelde y él un profesor establecido. Su matrimonio llevó a Bourgeois a Nueva York, donde Goldwater la introdujo al círculo de surrealistas europeos exiliados, aunque ella siempre negaría su influencia.
Aunque Bourgeois atribuía su arte principalmente a su trauma infantil (su padre infiel y su madre enferma), su relación con Goldwater fue clave: él le dio acceso a colecciones de arte primitivo que inspiraron su enfoque orgánico, y defendió su trabajo cuando pocos lo hacían. Tras su muerte en 1973, Bourgeois explotó creativamente: sus famosas arañas Maman y sus provocativas esculturas emergieron cuando ya era una artista madura, desafiando las categorías de género y arte.
El arte, como el amor, es un territorio de riesgo y exploración. Estas parejas nos enseñan que crear juntos puede ser un acto de valentía: exponer las vulnerabilidades, compartir los sueños y, a veces, chocar con fuerzas opuestas. Sus obras perduran no solo por su técnica, sino porque capturan algo universal: la búsqueda de conexión en un mundo fragmentado.
¿Qué otras parejas crees que deberíamos incluir?