Pues yo seguía creyendo en varios de estos mitos
10 Mitos sobre nuestro cuerpo que ya han sido desmentidos
Un mito muy famoso que se ha desacreditado es que “los seres humanos solo utilizan el 10 % de su cerebro”. Aunque esto ya es bastante conocido, hay otros mitos que mucha gente sigue creyendo hasta el día de hoy. Por ejemplo, nuestros padres solían decirnos que esperáramos 30 minutos después de comer antes de ir a nadar. Sin embargo, esta es una idea errónea que también exploraremos más adelante.
En Genial.guru, vamos a desmentir 10 mitos muy populares a los que mucha gente sigue siendo fiel.
1. Afeitarse las piernas hace que el vello crezca más grueso y más rápido
La verdad: cuando tu vello empieza a crecer de nuevo, puede que sientas que las puntas son más obtusas y oscuras de lo habitual. Y eso se debe a que el pelo nuevo aún no se ha expuesto a los elementos naturales, como la luz del sol y los productos químicos que aclaran su color. Esto no significa que las maquinillas de afeitar provoquen que el vello crezca más oscuro, grueso y rápido. Por lo tanto, no debes sentirte presionada a cambiar tu rutina de depilación si esta te mantiene feliz y satisfecha.
2. Todos los humanos se tragan 8 arañas al año mientras duermen
La verdad: a las arañas no les importan los humanos y no tienen ningún interés en trepar por nosotros y llegar a nuestra boca cuando dormimos. Y eso es porque nuestra respiración o nuestros ronquidos son demasiado intensos para que se acerquen. También somos demasiado grandes para ellos; en realidad, nos ven como una parte de su paisaje y nada más. Además, sería muy difícil que la gente no se despertara si una araña se paseara por su cara y entrara en su boca.
3. Crujirse los nudillos provoca artritis
La verdad: la razón por la que nuestros nudillos crujen cuando los flexionamos es porque el líquido sinovial (en su interior) hace una especie de “irrupción”. Este es el líquido que lubrica nuestras articulaciones y recibe toda la presión que se produce al tronar los nudillos. Muchos estudios han demostrado que este hábito no causa artritis, pero es posible que tengas que dejarlo por otra razón. Lo que sabemos es que el crujido crónico de los nudillos puede hacer que tu mano tenga un agarre más débil.
4. Las zanahorias realmente pueden mejorar tu visión
La verdad: las zanahorias son una gran fuente de vitamina A, que se sabe que mejora la visión nocturna. Sin embargo, no es necesario comer grandes cantidades de zanahorias para obtener la vitamina A, ya que se puede obtener de otros alimentos. Asimismo, es importante combinar las zanahorias con algún tipo de grasa para absorber toda la vitamina A que se pueda. En resumen, las zanahorias ayudan a mantener la vista en buen estado, pero no pueden mejorarla ni recuperarla.
5. Nuestra lengua tiene 6 zonas gustativas
La verdad: todas las regiones de nuestra lengua pueden detectar los diferentes sabores y gustos que existen en los alimentos. El mito de las zonas gustativas se remonta a 1901, pero recientemente, los científicos lo han desmentido. Nuestras lenguas tienen entre 5 000 y 10 000 papilas gustativas repartidas por todas sus regiones y envían señales a nuestro cerebro cuando prueban algo. Por lo tanto, se trata más bien de la percepción cerebral basada en nuestras experiencias y recuerdos que de las zonas gustativas de nuestra lengua.
6. Dientes blancos significa dientes sanos
La verdad: los dientes de cada persona son diferentes y su color grisáceo no significa necesariamente que no estén sanos. Puede significar simplemente que el grosor de su esmalte es más débil, algo que es completamente normal. Además, otros factores como el envejecimiento y el tabaquismo pueden reducir el esmalte o mancharlo, quitándole la blancura. Y no hay que olvidar la genética, que puede hacer que los dientes de alguien se formen de una manera muy específica.
7. Tu corazón deja de latir cuando estornudas
La verdad: cuando inhalas antes de estornudar, la presión de tu pecho aumenta, y después de estornudar disminuye. Así que, naturalmente, tu ritmo cardíaco se altera durante este proceso, lo que te da la idea de que tu corazón se detiene momentáneamente. Puedes estar seguro de que la actividad eléctrica de tu corazón se reanuda con normalidad y no se detiene cada vez que estornudas.
8. Hay que esperar 30 minutos para ir a nadar después de comer
La verdad: no es necesario esperar entre 30 minutos y 1 hora después de comer para meterse en el agua. No hay pruebas concretas de que te ahogues si tienes el estómago lleno. En el peor de los casos, podrías sufrir un calambre estomacal y por eso te conviene nadar en aguas poco profundas para poder salir inmediatamente. Ahora bien, puede que no sea la sensación más cómoda nadar con el estómago lleno, pero no te pondrás en peligro si decides hacerlo.
9. Nuestra sangre es azul antes de entrar en contacto con el oxígeno
La verdad: algunas personas se confunden cuando ven a través de su piel que sus venas son de color azul. Esto es solo una ilusión óptica y no una prueba de que parte de la sangre dentro de nuestro cuerpo no contiene oxígeno. En realidad, la sangre permanece de color rojo oscuro dentro de nuestras venas y se vuelve de color rojo cereza cuando se encuentra con el oxígeno. Y esto es gracias a un compuesto llamado “hemo” que ayuda a transportar el oxígeno por todo nuestro cuerpo.
10. Si te tragas una goma de mascar, se queda en el estómago durante 7 años
La verdad: es cierto que la goma de mascar no se digiere en el estómago, sino que sale del cuerpo como cualquier otro alimento. Desde luego, no permanece en nuestro estómago durante 7 años, sino que sale en 7 días. Sin embargo, tragar una goma de mascar no es una buena idea, ya que un exceso de esta puede obstruir los intestinos y provocar estreñimiento. Por eso hay que tener cuidado con este hábito, especialmente en los niños.
¿Cuáles de los mitos mencionados anteriormente te han impactado más? ¿Sigues creyendo en alguno de ellos y, en caso afirmativo, en cuál?
Comentarios
Yo lo del afeitado sí lo creía
yo creía que afeitarse hacía con que el vello creciera más grueso y más rápido
yo siempre crujo los nudillos