Ahora me entero de que María Antonieta rechazó a Mozart
10 Mujeres de la historia cuya genialidad envidiaría la misma Daenerys Targaryen
Dicen que es importante estar en el lugar adecuado en el momento correcto. Nuestras protagonistas de hoy, casualmente, no han podido seguir este consejo. Todas estas mujeres de mentalidad progresista se adelantaron a los tiempos que les tocó vivir.
En Genial.guru recordamos las historias de mujeres fuertes y de espíritu libre. Estas mujeres son dignas de emulación, porque tuvieron el valor de no renunciar a sus sueños y de hacer el mundo un poco mejor.
1. Agnódice
En el siglo IV a. C., no había mujeres médicas en Grecia. Entonces, ¿qué debía hacer la joven Agnódice, que soñaba con ejercer la medicina? Huir a Egipto para obtener educación. Así lo hizo, y al regresar a su Atenas natal, abrió un consultorio de obstetricia. Solo que para hacerlo tuvo que fingir ser un hombre.
Cuando el secreto salió a la luz, Agnódice fue juzgada. Afortunadamente, los pacientes satisfechos pudieron defender su derecho de trabajar como médica, así como el de todas las mujeres griegas.
2. Urraca I de León
Urraca fue apodada la Temeraria. Y según los estándares de la Edad Media, había una razón para ello. Tras perder a su primer marido, a su hermano y a su padre, la heredera de León y Castilla volvió a casarse. Su segundo marido fue su primo Alfonso. El matrimonio no fue bueno. Alfonso resultó ser violento y Urraca, incapaz de soportar semejante trato, lo dejó. Así que Alfonso volvió a su Aragón natal para iniciar una guerra contra su propia esposa.
Por suerte, la consanguinidad le permitió a la pareja evitar arruinar la vida del otro (y de su pueblo) y anular formalmente el matrimonio. La “imprudencia” de Urraca no terminó ahí. La reina ya no contrajo matrimonios oficiales y hasta el final de su vida gobernó sola el país. Este precedente les permitió a sus descendientes femeninos mantenerse en el poder sin la ayuda de nadie.
3. Ana Bolena
Ana Bolena fue la segunda y quizás la más famosa de las seis esposas de Enrique VIII. Su historia, entretejida con intriga política y tragedia personal, ha atraído a varias generaciones de cineastas.
La bisnieta del sombrerero, que no quería convertirse en favorita, respondió muy discretamente a los avances del casado Enrique. Ana rechazó al rey, y este cedió. Ya sea por su gran amor o por no querer ser rechazado, hizo todo lo posible para obtener el divorcio y casarse con Ana.
Y vivieron felices, pero no por mucho tiempo. Sin dar a luz al príncipe heredero, Bolena fue acusada de brujería y traición. Para ello, en aquella época solo había un castigo: el cadalso.
4. Marquesa de Châtelet
Parece que la marquesa de Châtelet consiguió vivir varias vidas a la vez. Le gustaba bailar, tocaba bastante bien el clavicordio, cantaba en la ópera y actuaba en el teatro de aficionados. La misma persona hacía las traducciones de Newton. Sí, sí, fue gracias a Émilie du Châtelet que los lectores franceses conocieron la teoría de la gravedad.
La marquesa se dedicaba seriamente a las matemáticas, la física y la filosofía. Su pensamiento, que conciliaba las posiciones de Newton y Leibniz, se adelantó a su tiempo. Sorprendentemente, su vida personal no se vio afectada por una agenda tan apretada. Su elegido no fue otro que Voltaire.
5. Catalina II, la Grande
La historia de Catalina II es tan polifacética que uno no sabe ni por dónde empezar. Por un lado, encontrarás una comedia romántica, por el otro, un thriller sobre la sublevación de Pugachev. Y además, un drama histórico sobre los inicios del feminismo en el Imperio Ruso.
En 1764, Catalina la Grande creó el Instituto Smolny, la primera escuela secundaria para niñas de Rusia. Unas 200 niñas de entre 6 y 18 años recibían una educación integral en Smolny. La educación duraba 12 años, y las alumnas solo podían ver a sus padres ocasionalmente. ¿Y todo por qué? Lejos de sus familias, las niñas eran reeducadas en el espíritu de la nueva era, para que les transmitieran estos valores a las futuras generaciones de mujeres.
6. María Antonieta
María Antonieta tuvo una vida corta pero colorida. Sus contemporáneos la consideraban una mujer frívola y caprichosa, pero no todo lo que se dice es verdad. Por ejemplo, la frase burlona atribuida a la reina de Francia, “¡Si no tienen pan, que coman pasteles!”, nunca fue pronunciada por ella. Esta frase está tomada de las Confesiones de Jean-Jacques Rousseau, escritas en 1769. En ese momento, la Archiduquesa vivía con sus padres en Austria y ni siquiera pensaba en casarse con un monarca francés.
Se rumorea que ya había recibido una propuesta de matrimonio, pero de otro joven. Ese era Mozart. Cuando Wolfgang tenía 6 años, daba conciertos en la residencia de verano de los Habsburgo. Ahí es donde se conocieron. El músico resbaló en el suelo pulido y María Antonieta acudió en su ayuda. En respuesta, el joven Mozart, medio en broma y medio en serio, le ofreció su mano y su corazón a su salvadora, pero la futura reina de Francia lo rechazó. Una anécdota histórica.
7. Clémentine Delait
Clémentine Delait tardó 36 años en convertir su “defecto” en una ventaja innegable. Desde que era una niña, había ocultado cuidadosamente la espesa barba que le había regalado la naturaleza, pero ¿qué no puedes hacer por una apuesta? Un cliente de un pub propiedad de la familia de Clémentine se dio cuenta del pelo que le crecía en la cara y ofreció una recompensa si la señorita Delait se dejaba crecer la barba.
El apodo de “mujer barbuda” se hizo rápidamente popular. Las fotografías de Clémentine con vestidos y trajes de hombre se comenzaron a difundir por todos lados. Madame Delait llevaba una vida muy ajetreada: actuaba en un circo con animales salvajes, dirigía varios bares e incluso tenía una tienda de ropa interior. Con el tiempo, su barba se volvió gris, pero Clémentine nunca volvió a afeitarse.
8. Annette Kellerman
Annette Kellerman es conocida como la “liberadora de los cuerpos de las mujeres”. El hecho es que Annette transformaba los incómodos pantalones de natación en elegantes trajes de baño de una sola pieza que no interferían con los movimientos de una nadadora profesional.
La australiana no solo consiguió forjarse una carrera deportiva y convertirse en la primera mujer que intentó cruzar el canal de la Mancha, sino que también se convirtió en un éxito de Hollywood, lanzó una línea de trajes de baño y dio conferencias sobre estilos de vida saludables y vegetarianismo. Annette era una joven decidida, incluso para los estándares de nuestra época: ella misma le propuso matrimonio a su futuro marido.
9. Delia Akeley
La vida después de los 50 apenas comienza, como demuestra el ejemplo de Delia Akeley. Por supuesto, esta mujer no se quedó quieta. Recorrió media África, salvó la vida de su marido en dos ocasiones: tras la picadura de un mosquito de la malaria y el ataque de un elefante, y se divorció de él por un mono (el marido de Akeley estaba categóricamente en contra de las mascotas).
Después de los 50, Delia recuperó el aliento. Se marchó sola a África, se convirtió en la primera mujer blanca en cruzar el continente, convivió con los pigmeos y publicó varios libros de gran éxito sobre esta increíble experiencia. Entre expediciones, Delia se volvió a casar y vivió feliz hasta los 100 años.
10. Junko Tabei
Junko Tabei comenzó su viaje a las montañas cuando, en su país de origen, Japón, a las mujeres se las relegaba al papel de amas de casa. La alpinista admitió que algunos hombres se negaron a trabajar con ella y la llamaron “buscadora de maridos”. Pero Junko lo ignoró. En 1969 fundó el primer club de escalada femenino de Japón, The Ladies Climbing Club.
Junko Tabei alcanzó la cima del monte Everest en 1975. Solo hombres habían escalado la montaña antes que ella. La trayectoria de la alpinista japonesa no terminó ahí. Junko fue la primera mujer en conquistar los famosos 7 picos, las montañas más altas de los 5 continentes. La alpinista nunca abandonó las montañas hasta sus últimos días.
¿De cuál de nuestras protagonistas has oído hablar por primera vez? ¿Y a qué mujeres destacadas pondrías en esta lista?
Comentarios
Bravo por Agnódice!!
Mujeres pioneras y con carácter
A varias no las conocía. Me gustó mucho este artículo
Muy interesante la de Ana Bolena