10 Partes del cuerpo humano que no sirven para nada, pero la evolución se está haciendo cargo

Curiosidades
hace 4 años

Nuestro cuerpo no consiguió la apariencia que tiene hoy en día por arte de magia, es fruto de lo que solemos llamar evolución. Sí, porque a medida que nuestros antepasados cambiaron hábitos para adaptarse a los cambios en su ambiente, el cuerpo humano también tuvo que trabajar para adaptarse a su dueño y, desde la prehistoria, no ha dejado de cambiar. Pese a todo el paso del tiempo, aún almacenamos en nuestro cuerpo órganos que no sirven de mucho en nuestro presente, pero hablan bastante de nuestro pasado.

Genial.guru te muestra 10 partes de la anatomía humana que tal vez fueron útiles para nuestros ancestros, pero en la actualidad no sirven de mucho, y nuestro cuerpo lo sabe.

1. Músculo palmar largo

Un porcentaje de la población puede no tener este músculo palmar largo, y habrá vivido gran parte de su vida sin saberlo. Incluso los que lo tienen desconocen su existencia ¿Cómo saber si lo tenemos o no? Es muy fácil, toca tu dedo meñique con tu pulgar y dobla la palma de tu mano en dirección a tu rostro, podrás ver elevarse ese músculo similar a un tendón en tu brazo.

Si eres uno de los “privilegiados” que poseen este músculo, muy probablemente te preguntes para qué sirve, ¿verdad? Bueno, para nada. Todo indica que, en realidad, es una herencia de nuestros ancestros. Nuestros antepasados emplearon ese músculo activamente, pero a medida que el uso del aparato del pulgar comenzó a evolucionar, el palmar largo perdió su utilidad y permaneció sin cambios. Nuestro cuerpo lo conserva como un vestigio.

2. Apéndice

La gran mayoría recordamos la existencia del apéndice cuando se inflama provocando apendicitis, y no es un buen recuerdo, para nada. Dado que, al quitarse este órgano, las personas pueden seguir su vida con normalidad y no lo echan de menos, se pensó que había quedado obsoleto al carecer de utilidad. Pero lo cierto es que algunos estudios han analizado que, en realidad, el apéndice protege al sistema inmunológico refugiando las bacterias saludables que regulan la flora intestinal.

Puede sonar un poco confuso, así que lo explicaremos de manera sencilla: cuando tenemos determinados tipos de enfermedades, como gastroenteritis, nuestro cuerpo quiere limpiar a toda costa lo que nos afecta y comienza a eliminar bacterias, pero lo hace sin seleccionar cuáles son buenas bacterias y cuáles malas. Y no todas son las “villanas” que provocan malestares. Para que las bacterias buenas no fueran desechadas con las demás, se refugian en el apéndice y, cuando todo vuelve a la normalidad, continúan creciendo para el buen funcionamiento del cuerpo. Ciertamente, suena útil, pero el uso del apéndice puede ser significativamente menor al que tenía en nuestros ancestros cuando cumplía funciones digestivas. Aun así, visto de esta manera, ya no suena tan inútil como pensábamos antes, ¿verdad?

3. Coxis

Nuestro coxis se encuentra en la columna vertebral y delata que nuestros antepasados tenían cola. Sí, una larga cola. Antes cumplía la importante función de ayudar a mantener el equilibrio y la movilidad, pero al aprender el humano a caminar erguido, perdió utilidad y, en la actualidad, tiene la función secundaria de ser un punto de unión entre los músculos, tendones y ligamentos. Vaya, eso explicaría por qué no ha desaparecido por completo de nuestro cuerpo junto con la cola.

4. Órgano vomeronasal

El órgano vomeronasal es considerado un órgano auxiliar del sentido del olfato ubicado en la cavidad nasal. Se encuentra en muchas especies animales, pero en los humanos es un órgano vestigial. Los científicos no han podido encontrar evidencia de neuronas sensoriales activas como las de los sistemas de los animales que la poseen para que puedan ser usadas.

5. Muelas del juicio

Las muelas del juicio pueden ser los dientes que menos extrañamos cuando necesitamos extraerlos, ya que, si notamos su presencia, generalmente es porque molestan. Y aunque para nosotros sean un estorbo, para nuestros antepasados eran muy importantes; las utilizaban para moler tejido vegetal.

De hecho, algunos estudios afirman que los cráneos de nuestros antepasados tenían mandíbulas más grandes y con más dientes. A medida que los hábitos alimenticios humanos cambiaron, la mandíbula fue evolucionando hasta hacerse más pequeña. Al parecer, los terceros molares no se han dado cuenta de que no hay lugar para ellos en nuestras pequeñas bocas, porque siguen desarrollándose pese a no cumplir función. De hecho, a menudo son perjudiciales y los dentistas suelen optar por extraerlas.

6. Tubérculo de Darwin

Si tenemos el tubérculo de Darwin podremos verlo en nuestra oreja, en la pequeña parte donde se engrosa la hélice. Esta afección puede estar en uno o en ambos oídos, y la popularidad de su nombre se debe a que fue Charles Darwin el primero en hacer mención de ella en una publicación. El científico explicó que es una herencia de nuestros ancestros y que demuestra la ascendencia común que tenemos con los primates, que tienen orejas puntiagudas.

7. Músculos del oído humano

Algunos monos tienen músculos en sus orejas para poder moverlas y así estar alertas de cualquier sonido que delate una amenaza. Sin embargo, los humanos y primates como el orangután, tienen los músculos de las orejas tan poco desarrollados que no funcionan ni tienen razón biológica.

Sin embargo, podemos encontrar personas que tienen la rara capacidad, por no decir superpoder, de mover sus orejas con facilidad. Aunque es asombroso, ciertamente no es necesario para nuestra subsistencia como lo es para la de los monos.

8. Plica semilunaris

Es un pequeño pliegue que se encuentra en la esquina interior del ojo y puede confundirse con la glándula lagrimal. Es un vestigio de un tercer parpado conocido como membrana nictitante, y actualmente solo nos ayuda a rotar el globo ocular y a drenar nuestras lágrimas.

9. Músculo platisma

¿Es visible? Sí, es un músculo superficial que está en la parte delantera de nuestro cuello y llega al tórax. ¿Es útil? No mucho, es más que nada estético, puede ayudar a que algunas expresiones en nuestra boca sean más notorias. Su contracción consigue que la comisura se mueva para abajo y logremos vernos “tristes”. Incluso ayuda a abrir un poco más la boca y la mandíbula. Se especula que, en realidad, es un vestigio remanente del pannoso carnoso de los animales que lo utilizan para objetivos más claros, como evitar que los pájaros e insectos se posen sobre ellos.

10. Reflejos

No solamente tenemos órganos vestigiales, sino también respuestas físicas de nuestro cuerpo a determinados estímulos que son espontáneos, pero nada útiles. Como la piel de gallina en momentos de tensión o frío, para nuestros antepasados levantar el pelo del cuerpo era necesario para parecer más grandes y asustar a los depredadores. El cabello levantado incluso mantenía al animal más caliente, pero en la actualidad, con la disminución de vello en el cuerpo humano, estos reflejos quedaron obsoletos.

Incluso el reflejo de prensión palmar en los bebés de pocos meses, que sujetan con fuerza un dedo u objeto que toque su palma, probablemente se deba a una herencia ancestral, ya que hay crías de animales que deben utilizar este reflejo de agarre para su supervivencia al ser transportados en el pelaje de su madre.

¿Eres de las personas que pueden mover sus orejas? ¿Pudiste encontrar el tubérculo de Darwin? ¿Qué tal el músculo palmar largo? No dudes en compartir qué otras partes obsoletas encontraste en tu cuerpo, incluidas las muelas del juicio.

Comentarios

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Todos estos vestigios evolutivos desdicen la creación bíblica del humano

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hace 4 años
Por dios, Elenita, ¿por qué borraste este comentario?

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