15 Historias sobre situaciones que pusieron fin a las relaciones con los seres queridos

La autoestima no es algo con lo que nacemos, sino una habilidad que podemos desarrollar con práctica y las herramientas adecuadas. Si alguna vez te has sentido insegura en el trabajo, en tus relaciones o simplemente frente al espejo, estas estrategias te ayudarán a construir una confianza más sólida. Aquí tienes 10 pasos que nosotros te aconsejamos en tu misión de tener más confianza en tus capacidades y en lo que eres.
El bullet journal es más que un método de organización; es una herramienta de autoconocimiento. Combina planificación, listas de tareas y reflexiones personales en un solo lugar. Escribir tus metas y emociones te ayuda a externalizar tus pensamientos, lo que aumenta la claridad mental y refuerza la confianza en tus capacidades.
Puedes empezar con un cuaderno sencillo y dividirlo en secciones: una para tus objetivos mensuales, otra para registrar tus logros diarios y una más para reflexionar sobre cómo te sientes. La clave está en la consistencia. Al final del mes, cuando revises lo que has logrado te dará una sensación de progreso y te recordará que eres muy capaz.
Crear un alter ego, como hizo Beyoncé con su personaje Sasha Fierce, puede ayudarte a superar inseguridades. Se trata de diseñar una versión de ti misma que encarna las cualidades que admiras: confianza, determinación y resiliencia. Este alter ego no es una mentira, sino una extensión de tu potencial.
Para empezar, piensa en cómo sería esa versión de ti misma. ¿Cómo se viste? ¿Cómo habla? ¿Cómo actúa en situaciones difíciles? Incluso puedes darle un nombre. Cuando te sientas insegura, pregúntate: “¿Qué haría mi alter ego en esta situación?”. Esta técnica te permite actuar con la seguridad que quizás aún no sientes, pero que sabemos que está dentro de ti.
Hablar en tercera persona, como si le dieras consejos a alguien más, puede reducir la ansiedad y mejorar tu desempeño en situaciones de presión. Esta técnica, conocida como distancia psicológica, te ayuda a ver los problemas desde una perspectiva más objetiva.
Por ejemplo, en lugar de decir: “No puedo hacer esto”, intenta decir: “María, tú puedes con esto”. Este pequeño cambio en el lenguaje te permite distanciarte de la situación y abordarla con más calma y claridad. Esta práctica puede mejorar la toma de decisiones y reducir el estrés.
El miedo al rechazo es algo que nos afecta a todos, pero exponerte a pequeños rechazos controlados puede ayudarte a desensibilizarte. La idea es buscar situaciones en las que es probable que recibas un “no”, como pedir un descuento inesperado en una tienda o hacer una pregunta atrevida (pero inofensiva) a un desconocido.
Cada vez que lo haces, te das cuenta de que el rechazo no es el fin del mundo. Con el tiempo, esta práctica te ayuda a desarrollar una piel más gruesa y a sentirte más cómoda en situaciones sociales. Además, te recuerda que el rechazo no define tu valor.
Dominar una habilidad nueva, ya sea un truco de magia, hablar en otro idioma o incluso hacer malabares, te da una sensación de logro. Este tipo de actividades no solo refuerzan tu autoestima, sino que también te recuerdan que eres capaz de aprender y crecer.
Elige algo que siempre hayas querido probar y dedica tiempo a practicarlo. No tiene que ser algo complicado; incluso pequeños logros pueden darte un impulso de confianza. Además, tener una habilidad única te da algo de qué hablar en situaciones sociales, lo que puede hacerte sentir más segura.
Tu postura y gestos influyen en cómo te perciben los demás y, lo más importante, en cómo te percibes a ti misma. Mantener una postura erguida, hacer contacto visual y sonreír no solo proyecta seguridad, sino que también te hace sentir más segura.
Prueba esto: antes de entrar en una reunión o en una situación que te ponga nerviosa, párate derecha, respira hondo y sonríe. Este pequeño ritual puede cambiar tu actitud y prepararte para enfrentar el desafío con más confianza.
Las afirmaciones son declaraciones positivas que te ayudan a reprogramar tu mente. En lugar de enfocarte en lo que crees que te falta, repite frases como: “Estoy aprendiendo y mejorando cada día”. Este pequeño cambio en tu diálogo interno puede tener un gran impacto en tu confianza.
Para que sean efectivas, las afirmaciones deben ser realistas y específicas. Por ejemplo, en lugar de decir: “Soy perfecta”, prueba con: “Estoy haciendo lo mejor que puedo en este momento”. Repítelas a diario, especialmente en momentos de duda.
Las personas seguras no tienen prisa. Caminar más lento y hacer pausas intencionales al hablar no solo te hace parecer más segura, sino que también te da tiempo para pensar y sentirte más en control. Esta práctica envía señales inconscientes de autoridad, tanto a ti misma como a los demás. Además, te ayuda a reducir la ansiedad y a comunicarte con más claridad.
Hablar de lo que te da miedo o te hace sentir vulnerable puede ser liberador. Cuando compartes tus inseguridades con alguien de confianza, te das cuenta de que no eres la única que las tiene. Y, curiosamente, al sacarlas a la luz, pierden parte de su poder sobre ti.
Este acto de vulnerabilidad no solo te ayuda a enfrentar tus miedos, sino que también fortalece tus relaciones. Las personas tienden a conectarse más con quienes son auténticos y honestos.
El efecto placebo es un recordatorio de que tu mente tiene un poder increíble sobre tu cuerpo. Si crees que algo te va a ayudar, es más probable que realmente te ayude. Aplica esto a tu confianza y amor propio: si empiezas a creer que eres capaz, verás cómo tu actitud y tus acciones cambian. No se trata de engañarte a ti misma, sino de aprovechar el poder de tu mente para reforzar tus fortalezas. Por ejemplo, si antes de una presentación importante te repites: “Estoy preparada y puedo hacerlo”, es más probable que actúes con seguridad y determinación. La clave está en cultivar una mentalidad que te impulse a avanzar, incluso cuando las dudas intenten frenarte.
La confianza y el amor propio no son algo que aparece de la noche a la mañana, pero con pequeños pasos y un poco de práctica, puedes construirlos. Prueba estas estrategias, encuentra las que mejor funcionen para ti y recuerda: no tienes que ser perfecta, solo tienes que ser tú. Y tú, querida lectora, eres más poderosa de lo que crees.