12 Importantes decisiones que merecerían una sonrisa y, en cambio, nos suelen avergonzar

Psicología
hace 3 años

A medida que crecemos, vamos aprendiendo ciertas normas sociales que nos limitan a lo largo de los años. Esto hace que algunas cosas “no adultas” como estudiar una carrera, seguir soltero o iniciar un nuevo proyecto de mayor sean vistas de una forma extraña. Pero los tiempos cambian, las necesidades son otras, y ya nada es como antes, por lo que es momento de tomar estas actividades como algo natural en cada persona, independientemente de las etapas de la vida.

En Genial.guru buscamos esas cosas que a muchos nos hacen sentir vergüenza, pero que, en realidad, no deberían llevarnos a disculparnos por hacerlas.

1. Tener pasatiempos “infantiles”

Lejos quedaron esos tiempos en que percibíamos a un adulto como una persona rígida y seria, cuyos propósitos en la vida eran el trabajo y la familia. Esto se debe a un fenómeno a nivel global conocido como kidults, donde un adulto gusta de entretenerse con actividades consideradas “infantiles” como leer historietas, comprar juguetes o ver series animadas.

Tener un pasatiempo no es nada malo. Todos necesitamos algún entretenimiento para liberarnos del estrés y cuidar la salud. Así es que no hay nada de malo en que uno sea un gerente talentoso y reconocido en su empresa y, al mismo tiempo, disfrute de una maratón de Dragon Ball después de un arduo trabajo en la oficina.

2. Comenzar a estudiar siendo un adulto

Hay personas que, al cumplir los 30 años, consideran una desventaja obtener un título universitario después de esa edad por el temor a “no conseguir trabajo”. Sin embargo, son más los beneficios que obtenemos con esto, como el de tener mayor autonomía en el estudio y también una mayor independencia con respecto a los jóvenes.

Si bien existe la creencia de que el estudio es cosa de la gente joven, muchos adultos desean estudiar siendo mayores por distintos motivos, ya sea para conseguir un mejor trabajo o por superación personal. También están los que quieren evitar el estancamiento profesional adquiriendo nuevos conocimientos y demostrar a sus familiares que también son capaces de lograr sus sueños.

3. Ser solteros o preferir la soltería

Muchos creen que nacimos para encontrar pareja y formar una familia, por lo cual mantienen esa idea de que los solteros son infelices por no tener a nadie a su lado y que, en el fondo, se autoengañan al decir que “disfrutan de su soltería”.

Sin embargo, existe una gran diferencia entre estar solo y sentirnos solos. En el primer caso, la persona que “está sola” no se siente solitaria, mientras que, en el segundo, puede estar acompañada de alguien, pero sentir como si estuviese “ausente”. La “soledad” también puede ser una decisión personal, y no necesariamente se da por “falta de pareja”.

4. Hacer una boda sencilla o casarse en secreto

Hay muchas formas de celebrar una boda sin gastar un dineral. Una de ellas es organizar una celebración civil en casa donde, además de los trámites legales, también podemos establecer un festejo orientado a los familiares más cercanos.

Y para aquellos a los que no les gustan las fiestas, también existe la opción de las bodas secretas. En este caso, la pareja decide formalizar su relación sin invitar a ningún familiar o amigo, por lo que las gestiones y preparación del evento son mínimas. No hay nada de malo en querer un poco de privacidad y más en ese día especial, junto al amor de nuestras vidas.

5. Cortar lazos con parientes tóxicos

Es cierto que los parientes no se pueden elegir, pero sí podemos decidir qué relación tener con ellos. El problema surge cuando un familiar tiene actitudes tóxicas, por lo que la convivencia se vuelve muy difícil. Lo más sano es tratar de conversar sobre esas actitudes dañinas y, en casos extremos, mantener distancia, evitando cualquier contacto con esa persona.

6. No estar al tanto de las redes sociales

Es cierto que las redes sociales nos ayudan a mantener contacto con amigos o personas lejanas, dar a conocer un emprendimiento e incluso compartir conocimientos. Pero también cuentan con otra cara de la moneda, como la dependencia y pérdida de la privacidad. Dejarlas de lado puede ser muy sano y ayudarnos a invertir el tiempo en otras actividades.

7. No soportar a los clientes irrespetuosos

Trabajar en el sector de atención al cliente puede ser muy agotador, en especial si nos topamos con esos tipos de clientes maleducados y prepotentes que buscan desquitarse con extraños. En estos casos, debemos saber tratar con esas clases de personas y no dudar en pedirles respeto si reflejan conductas hostiles y agresivas contra nosotros.

8. Discutir nuestro salario y decir cuánto pretendemos

Una de las cosas más difíciles de discutir en una entrevista laboral es el salario. Muchos lo ven como una batalla perdida, pero, en realidad, es un derecho de toda persona que valore sus habilidades y talento para el puesto deseado. Lo ideal es que usemos las palabras correctas a la hora de negociar un sueldo, ya que pueden ayudarnos a obtener los mejores resultados. También pueden dejar una buena impresión al entrevistador al ver que somos capaces de llegar a un acuerdo en el trabajo.

9. Cambiar de carrera

Así como no hay nada de malo en estudiar siendo mayores, tampoco lo hay en cambiar de carrera a cierta edad. Esto se debe a que, de jóvenes, muchos tendemos a estudiar algo que no nos satisface más que nada por falta de apoyo, motivación o método educativo que nos oriente a visualizar el futuro. En este caso, lo mejor es tener bien en claro el porqué deseamos cambiar de profesión, trabajar como voluntarios o investigar los beneficios que ofrece el sector en el que deseamos incursionar.

10. Negarnos a que nos toquen nuestra panza de embarazadas

Son muchas las personas que no se resisten a tocar la panza de una embarazada y, en ocasiones, creen que tienen todo el derecho de hacerlo. Pero una mujer en esa condición puede sentirse incómoda (ya que sería como invadir su privacidad) y, en ocasiones, sufrir de estrés. Poner límites está bien, y más si es alguien con quien no tenemos demasiada confianza.

11. Dejar que la novia pague la cuenta

Ya sea por normas de conducta, etiqueta o imposición social, solemos apreciar cuando es el hombre quien paga la cuenta en una cita amorosa. Pero esto ha cambiado, por lo que es cada vez más común que sean las mujeres quienes asuman los gastos de pareja. Una relación funciona de a dos, por lo que es mejor conversar sobre los ingresos de cada uno y compartir los gastos sin hacer caso a lo que digan los demás.

12. Iniciar un nuevo negocio o proyecto en la adultez

La vida no acaba a los 50, como muchos piensan, por lo que no hay nada de malo en iniciar un nuevo proyecto de vida como estudiar un nuevo oficio o iniciar un nuevo negocio. Muchas veces, los adultos recién encontramos nuestra verdadera vocación de mayores o incluso terminamos posponiendo ciertos proyectos a la espera de que los hijos crezcan y sigan sus propios sueños. Nunca es tarde para volver a empezar.

¿Qué posturas tomas cuando alguien te señala por hacer algo “vergonzoso” para tu edad?

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La edad no es determinante para estudiar o cambiar de trabajo. En realidad no lo es para muchísimas cosas

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