15 Piropos que dejaron huella en la vida de estos hombres

Quizá alguna vez hayas escuchado que para alcanzar nuestros sueños es necesario comenzar desde muy jóvenes, sobre todo si nuestras metas involucran las artes: la pintura, la danza y, en muchos casos, la escritura. Sin embargo, esta noción es cada vez más rechazada y, de hecho, nunca ha sido del todo cierta.
Si bien es posible que comenzar a trabajar en nuestros sueños desde una edad temprana traiga resultados más rápido, la realidad es que muchos escritores famosos no comenzaron su carrera hasta después de los 50, con una historia que se volvió un éxito inesperado, una novela que pedía a gritos ser escrita o un pasatiempo después de la jubilación. Los escritores de esta lista son la prueba de que nunca es tarde para poner nuestras ideas en el papel y que el amor por las artes no tiene fecha de caducidad.
Joan Lindsay fue una escritora australiana que comenzó en el mundo de las artes como pintora, pero pronto descubrió su verdadera pasión en los libros y las palabras. Aunque escribió diversas obras de teatro, ensayos, poemas y reseñas a lo largo de su vida, no fue hasta 1967, cuando Joan tenía 71 años, que publicó la novela que la catapultó al éxito, Picnic en Hanging Rock.
La novela, de estilo gótico y perteneciente al género de ficción histórica, se trata de un grupo de jóvenes estudiantes y su profesora, quienes tienen un pícnic en Hanging Rock el día de San Valentín del que no regresan. Sus desapariciones causan estragos en la comunidad escolar y en sus hogares, y la novela explora lo que pasa después de estos sucesos. Joan afirmó que la novela está basada en una historia real, lo que ayudó a despertar el interés de lectores y críticos por igual. El final de la novela es un misterio tan grande que las teorías sobre lo que le pasó a las estudiantes no faltan aunque para la autora, eso nunca fue lo más importante.
Un dato curioso sobre esta novela es que la autora tardó dos semanas en escribir la historia de principio a fin, y escogió el título al pensar en la pintura de William Ford, En la roca colgante (1875).
Laura Ingalls Wilder fue una escritora estadounidense que también ejerció como maestra y periodista a lo largo de su vida. La familia de Laura estuvo en constante movimiento a través de diferentes estados de los Estados Unidos hasta que se asentaron en Dakota de sur en el invierno de 1880, y su experiencia de vida fue su mayor inspiración al momento de escribir sus libros más famosos, una serie conocida como La casa de la pradera.
La primera entrega de La casa de la pradera llegó en 1932, cuando Laura tenía 65 años. Fue gracias a su única hija, Rose Wilder Lane, quien ya era una autora popular en la época, que Laura obtuvo la motivación para poner en el papel todas las experiencias de su infancia que la habían formado como persona. Las novelas, en su mayor parte autobiográficas, siguen a la familia de la protagonista mientras se mudan de un estado a otro en el Medio Oeste de Estados Unidos y los problemas a los que se enfrentan a lo largo de los años. Los libros se convirtieron en un fenómeno mundial que ha inspirado musicales, desfiles, festivales e incluso una serie de televisión que estuvo al aire durante las décadas de los 70 y 80.
Frank McCourt tuvo una juventud difícil, la cual plasmó en sus memorias tituladas Las cenizas de Ángela, su primer libro publicado y con el que ganó el premio Pulitzer en 1997, cuando tenía 67 años. Sus recuentos de su infancia en Nueva York, pero sobre todo en Irlanda, los problemas familiares y la situación precaria en la que se encontraban, recibieron críticas mixtas; algunos aplaudieron su prosa, mientras que otros se mostraron escépticos al leer su libro. Sin embargo, el éxito de su primer libro es innegable y llevó a Frank a escribir dos secuelas. La primera, publicada en 1999, retoma el final del primer libro y cuenta su vida en Nueva York, inmediatamente después de regresar de Irlanda. Su tercer y último libro detalla sus experiencias como profesor de universidad.
Las cenizas de Ángela no solo le ganaron un premio, sino que en 1999, la novela fue adaptada como película con el mismo nombre y en 2017, inspiró un musical homónimo. La esposa de Frank, Ellen, dijo que la película no tenía el mismo humor que el libro y que el musical era más similar en ese aspecto.
Para Richard Adams, todo comenzó con un viaje en auto, donde le contó a sus hijas una historia que, dos años después, se convertiría en su novela debut, El destino de los conejos (1972). Richard tenía 46 años cuando terminó de escribir el manuscrito, a insistencia de sus dos hijas, pero el libro no vio la luz hasta 6 años más tarde, después de ser rechazado 7 veces por editoriales y agentes literarios por igual. El error de estas editoriales seguramente las perseguiría durante muchos años, pues la novela de Richard ganó popularidad mundial casi de inmediato, vendiendo más de un millón de copias en los años siguientes.
El éxito de la novela debut de Richard es gracias a su contenido: se trata de un clásico viaje del héroe, pero en vez de un humano, sus protagonistas son un pequeño grupo de conejos con su propia cultura, lenguaje, poesía e incluso mitología. La novela vio diversas adaptaciones, incluidas una película en 1978, una serie de caricaturas de 1999 al 2001 y una serie animada en 2018. También tuvo una adaptación al teatro y, más recientemente, se convirtió en una novela gráfica.
Harriet Doerr fue una escritora estadounidense que pasó al menos dos décadas de su vida en México, en una localidad de Aguascalientes, donde la familia de su esposo era dueña de una mina de cobre. Aunque su familia siempre alentó el desarrollo creativo, Harriet dejó la universidad después de su tercer año para contraer matrimonio con Albert Doerr. Después de la pérdida de su esposo, su hijo le sugirió volver a la universidad, donde se graduó de la carrera de historia europea a los 67 años. Su novela debut llegó cinco años después, cuando Harriet tenía 74 años.
La novela, Piedras para Ibarra, es autobiográfica en esencia y relata la vida de Sara y Richard, quienes se mudan de San Francisco a México en la década de los 60 para hacerse cargo de una mina de cobre. Desde el comienzo de la novela, narrada desde el punto de vista de Sara, Richard es diagnosticado con una enfermedad similar a la de Albert, el esposo de Harriet. Un retrato de los altibajos que vivieron durante su tiempo en México, la historia fue adaptada a la pantalla chica en 1988, y la prosa de Harriet fue un éxito que continúa atrayendo lectores al día de hoy.
Mary Wesley es, en realidad, el pseudónimo de la autora inglesa Mary Siepmann, quien no se dedicó a la escritura hasta los 58 años, después de perder a su tercer marido y como su única vía para generar un ingreso que la mantuviera a flote. Sus primeras publicaciones fueron libros para niños, pero no fue hasta 1983, cuando Mary tenía 71 años, que pasó a escribir novelas para adultos, donde encontró el éxito. Durante la siguiente década de su vida, Mary vivió algunos de sus años más creativos.
Su primera novela fue Saltando la cola, pero el verdadero éxito llegó con su segunda publicación, El césped de manzanilla, novela que publicó un año después de la primera. De hecho, Mary publicó una novela al año hasta 1990, cuando su producción adoptó un ritmo más lento. El césped de manzanilla retrata la vida de cinco primos a lo largo de los años, desde su juventud hasta años más tarde, después de que han atravesado cambios, amores, dolores y alegrías. El éxito del libro permitió que la novela se adaptara a una serie de televisión en los 90 y hoy continúa siendo un pilar del canon británico.
Las novelas de Mary fueron un éxito, sobre todo, porque su escritura desafió las convenciones de su época que dictaban que las personas de su edad eran amargadas, juzgonas y demasiado viejas para vivir la vida. Su escritura provocadora intrigó tanto a las personas jóvenes como a los adultos de la época, y las personas mayores, sobre todo, estaban contentas de ver una representación diferente a la que estaban acostumbrados.
Anna Sewell, autora inglesa del siglo XIX, vivió una vida humilde con sus padres y un hermano menor. Anna estuvo rodeada por la literatura desde una edad temprana, pues su madre era una escritora popular de libros infantiles. A partir de los 14 años, Anna comenzó a viajar en carruajes tirados por caballos, lo que contribuyó a su amor por los animales y sus preocupaciones sobre el bienestar de los mismos. Esto se ve reflejado en su primera y única novela, la cual publicó a los 57 años con ayuda de su madre.
Belleza negra no solo fue un éxito de ventas, con más de 50 millones de copias vendidas, sino que revolucionó la literatura del momento por un peculiar, pero muy importante, detalle: la historia está narrada en primera persona, desde el punto de vista de un caballo. Anna estaba interesada en retratar y resaltar la importancia de mostrar amabilidad y empatía a los animales, un tema que le apasionó durante toda su vida. Aunque ella pretendía escribir una novela para adultos, el libro pronto se convirtió en un clásico de la literatura infantil, pero el impacto positivo que tuvo en el trato de los caballos en los años posteriores a su publicación sugiere que tanto jóvenes como adultos disfrutaron de su obra maestra. El libro ha visto diversas adaptaciones, tanto a la pantalla chica como a la pantalla grande; entre ellas, una película de Disney en el 2020.
Annie Proulx es solo uno de los nombres con los que se conoce a la escritora estadounidense Edna Ann Prouxl. Annie encontró su amor por las letras desde muy joven; su primer relato lo escribió a los 10 años mientras estaba enferma. Se dedicó al periodismo y a publicar historias cortas hasta que en 1992, a los 57 años de edad, publicó su primera novela, Postales. El éxito de la novela es indiscutible y la prosa de Annie fue tan bien recibida que ganó el premio Faulkner, convirtiéndose en la primera mujer en ganarlo.
A partir de entonces, Annie continuó escribiendo éxitos que le ganaron más premios e historias que se robaron el corazón de sus lectores. Uno de sus mayores éxitos incluso se convirtió en una de las películas más famosas de la década de los 2000, Secreto en la montaña. En 2007, la historia corta, originalmente publicada en la revista estadounidense The New Yorker cuando Annie tenía 62 años, también inspiró la creación de una ópera en la que la misma Annie participó y que se estrenó en el 2014, en el Teatro Real de Madrid.
Helen DeWitt es una escritora estadounidense que debutó a los 44 años con su novela titulada El último Samurái en el año 2000. La novela narra la vida de una madre soltera, Sibylla, y su hijo Ludo, un niño prodigio que a los tres años ya puede leer a Homero en su idioma original. Ludo aprende una variedad de idiomas y matemáticas avanzadas, pero a lo largo de su vida, no tiene muchas oportunidades para interactuar con otras personas de su edad y tampoco ha asistido a una escuela real. Por eso, su madre lo inscribe a clases de judo, donde conoce a su padre biológico y, insatisfecho, decide buscar a otro hombre que llene ese vacío en su vida.
Aunque El último Samurái es la novela debut de Helen, no es la primera que escribió. A lo largo de su vida tuvo una variedad de trabajos ocasionales, de medio tiempo, mientras intentaba terminar un manuscrito tras otro. El último Samurái, el primer manuscrito que terminó, era el número 50. Desde entonces, Helen ha escrito más novelas, novelas cortas y una colección de historias cortas, mostrando que aún tiene muchos relatos que contar.
Aurora Venturini, escritora argentina, ya había publicado una multitud de obras de poesía y prosa para cuando su éxito literario, Las primas, vio la luz en el 2007. De hecho, incluso ganó un premio de poesía en 1948, el cual recibió de manos de Jorge Luis Borges por su poemario El solitario. Aurora fue parte de la creación de un sello editorial y ejerció como traductora de trabajos críticos sobre poetas franceses durante su estancia en Europa.
Sin embargo, no fue hasta el 2007, cuando tenía 85 años, que su escritura se volvió conocida gracias a su sexta novela, Las primas, con la que ganó el Premio de Nueva Novela Página/12 y que publicó bajo el pseudónimo de Beatriz Portinari. Hasta entonces, había sido una autora casi secreta, pero Las primas le ganó reconocimiento en múltiples países de habla hispana, consolidó su reputación como escritora y difundió su obra por el mundo.
Bram Stoker creó a uno de los personajes más famosos de todos los tiempos cuando escribió su novela, Drácula, cuando tenía 50 años. Aunque antes de eso se había dedicado a escribir historias cortas, el éxito de Drácula fue lo que lo catapultó a la fama. La novela se volvió popular desde su publicación, y hoy en día sigue siendo uno de los pilares del canon literario internacional. La popularidad del Conde Drácula es tal, que incluso tiene un récord mundial como el personaje literario más representado en todo tipo de medios, desde la televisión y el cine, hasta novelas gráficas y música.
La inspiración para este personaje es mucha y variada. Bram tomó ideas de la mitología y el folklor, y posiblemente de figuras históricas como la condesa Elizabeth Báthory, para escribir más de un centenar de notas sobre el personaje que pasaría a la historia como uno de los vampiros más influyentes.
Sherlock Holmes puede ser el detective ficticio más popular de todos los tiempos, pero definitivamente no es el único. En 1939, el autor Raymond Chandler debutó a los 53 con su primera novela de crimen, El sueño eterno. Siete años antes, Raymond perdió su trabajo en una compañía petrolera, por lo que encontró refugió y una gran pasión en la escritura.
Su novela sigue a Philip Marlowe, un detective privado, mientras este intenta resolver los misterios de quienes contratan sus servicios. El éxito de la primera entrega, pero sobre todo de la segunda, lo empujaron a convertir las aventuras del detective Philip en una serie de libros (seis publicados en vida y uno póstumo), y a adentrarse al mundo del guion para colaborar en las adaptaciones a la pantalla grande de otras obras literarias de su tiempo.
Desde autores que pasaron toda su vida persiguiendo su sueño hasta aquellos que encontraron un refugio en la escritura en sus últimos años, los autores de esta lista nos hacen ver que nunca es tarde para poner nuestras ideas en papel. La creatividad no tiene fecha de caducidad y nunca sabemos cuándo será el momento en que el mundo esté listo para leernos. Si ya conocías a estos autores, ¿qué te parecieron sus obras? Y si no, ¿a quién te interesa leer?