12 Pruebas de que nada es imposible para los padres

Crianza
hace 6 horas

Las mamás y los papás hacen cosas increíbles cada día, a menudo sin que nadie se dé cuenta. Nos ayudan, protegen y apoyan de maneras que pueden parecer casi mágicas. La siguiente colección comparte momentos reales en los que han ido más allá. Algunos son adorables, otros conmovedores, pero todos ellos demuestran lo fuertes y cariñosos que pueden llegar a ser nuestros padres.

  • Cuando éramos pequeños, no teníamos mucho. Un invierno, deseaba tanto esta bicicleta roja. Apareció bajo el árbol como por arte de magia.
    Años después, descubrí que mi padre había vendido su guitarra para comprarla. Él nunca me lo dijo. Me enteré cuando le pregunté adónde había ido a parar. Se encogió de hombros y dijo: “De todas formas, la bici hacía más ruido”.
    Esa bici me llevó durante años. Pero esa guitarra nunca se fue de mi memoria. Tampoco el hombre callado que la cambió por mi sonrisa.
  • La noche antes del baile, se me rompió la cremallera del vestido. Colapsé y me tiré al suelo sollozando. Mi madre vino con una linterna y un kit de costura. Ni siquiera se inmutó. Se quitó los lentes, se recogió el pelo y se puso manos a la obra.
    Dos horas después, el vestido tenía mejor aspecto que cuando lo compré. Incluso le añadió un bolsillo oculto, “por si acaso”. Entré en el baile sintiéndome como de la realeza. Nadie sabía que la diseñadora era mi madre, en pijama. Solo me guiñó un ojo y me dijo: “Ve y diviértete”.
  • Le dije a mi madre que quería probar a correr. Me compró los tenis, me despertaba cada mañana a las 6. Corría conmigo aunque lo odiaba. Me marcaba el paso, me animaba, bajaba el ritmo cuando yo lo hacía. No faltó ni una sola mañana.
    Entré en el equipo de atletismo. Ella dejó de correr al día siguiente. Dijo: “Solo quería que empezaras”. Resulta que se ponía hielo en las rodillas todas las noches. Nunca me lo dijo hasta años después.
  • Tuve mi primera entrevista de trabajo y estaba aterrorizada. Mi madre me hizo ensayar las respuestas en el salón. Me interrogó más de lo que lo haría cualquier empleador. Incluso me hizo ponerme de pie mientras contestaba. Llevaba lentes solo para parecer “oficial”.
    El día de la entrevista, estaba tranquila y preparada. Clavé todas las preguntas. Conseguí el trabajo. Se lo conté y ella se limitó a decir: “Te dije que serían más fáciles que yo”. Incluso me escribió una nota de buena suerte que encontré en mi bolsillo. Todavía la tengo...
  • Cuando mi padre dejó a mi madre por otra mujer, yo estaba dispuesta a no volver a hablar con él. Mi madre nos sentó a mis hermanos y a mí y nos dijo: “Aunque tu padre era un mal esposo, no dejes que esto afecte a tu relación con él porque es, y seguirá siendo, un padre fantástico”.
    No puedo imaginar lo duro que debió de ser. Le atribuyo el mérito de la maravillosa relación que aún mantengo con mi padre. © gogu***6 / Reddit
  • Suspendí el examen de matemáticas. Estaba destrozada. Lo llevé a casa, preparándome para el sermón.
    En lugar de eso, mi madre sacó sus viejos boletines de notas. Me enseñó sus propias notas de matemáticas, peores que las mías. Luego me contó cómo había llegado a ser contable. Me ayudó a hacer fichas y un plan de juego.
    Un año después, era la mejor de la clase. Enmarcó mi mejor nota en el examen. La puso junto a una foto de ella cuando tenía 10 años. “Al final, las dos lo conseguimos”, me dijo.
  • Mi madre era una inmigrante viuda que criaba a seis hijos. Se esforzó mucho por cumplir los dos papeles tradicionales de los padres, a pesar de que otros le decían que volviera a casarse.
    Siempre nos puso a nosotros, sus hijos, en primer lugar. Eso significaba trabajar muchas horas en el segundo turno, perderse la mayor parte de nuestra vida escolar y darnos total libertad e independencia para sumergirnos en nuestros intereses, moldeándolos hasta convertirlos en pasiones.
    Ahora está jubilada, y lo único que hacemos es cuidar de ella, financiando sus viajes de vuelta a su tierra natal. © someradkid / Reddit
  • Mi padre trabajó siete días a la semana, doce horas al día, en dos hospitales diferentes durante gran parte de mi infancia. El hombre se ponía enfermo si estaba de vacaciones; él lo llamaba “mareo inmóvil”. De algún modo, aún se las arreglaba para despertarse varias horas antes y prepararnos a mi hermana y a mí el desayuno antes de ir a la escuela.
    Él creía firmemente en el trabajo duro y me dio muchos ejemplos, además de ser un niño de corazón. No sé cómo lo hizo, pero lo adoro. © TurtleFisher54 / Reddit
  • A mi madre nunca le gustó mi esposa. El día de mi boda, lloró: “¡Hijo, ella no es para ti!”. Le dije: “¡Un día, tú también la amarás!”. Ella asintió.
    2 años después, mamá murió. Fui a vaciar su casa. Me quedé helado cuando miré debajo de su cama. Había decenas de documentos legales de mi esposa, que databan de años atrás. Al mirar más de cerca, me di cuenta de que todos eran registros de deudas: matrículas universitarias, préstamos personales, tarjetas de crédito... de todo. Todos habían sido pagados. Por mi madre. El total ascendía a 48 000 dólares.
    Fue entonces cuando lo entendí: mamá había descubierto las deudas de mi esposa y sabía que casarse con ella significaba que yo tendría que cargar con ellas y que me vería obligado a renunciar a mi propia educación. Así que utilizó el dinero de su jubilación y los ahorros de toda su vida para liquidarlo todo, en silencio.
    Me había ocultado las deudas de mi mujer para protegerme, y por eso había hecho todo lo posible para evitar que me casara con ella. Cuando me enfrenté a mi esposa, me dijo que mi madre había hablado con ella y le había pedido que mantuviera el secreto.
  • Mis padres se mudaron a Canadá literalmente con el único propósito y la esperanza de darnos a mi hermano y a mí una vida mejor. Un entorno mejor, mejores oportunidades, todo mejor, en realidad. Dejamos a toda nuestra familia y amigos -a todos- y nos mudamos aquí, solos los cuatro.
    Trabajaron mucho los primeros años, apenas ganaban nada y vivían en un minúsculo apartamento en Toronto. Ahora que lo recuerdo, me sorprende que no se rindieran y volvieran a casa, donde tenían trabajos respetables y mucho apoyo.
    Me alegro mucho de que no lo hicieran. Todo lo que tengo y todo lo que soy se lo debo a mis padres por su amor y apoyo incondicionales. © lenerz / Reddit
  • Cada cumpleaños, mi padre me hace un regalo raro y barato. Una piedra, una papa, una cuchara con mi nombre grabado. Pero cada uno viene con una historia. Como que la piedra es de nuestra acampada. O la cuchara de mi primera comida en solitario de niño.
    A mis 25 años, tengo una caja con estas rarezas. Cada una despierta un recuerdo mejor que cualquier regalo caro. Papá dice: “Las cosas grandes desaparecen. Las historias no”. Ahora le creo. Esa caja no tiene precio.
  • Recuerdo cuando era niño y guardaba los platos. Cuando iba a guardar una fuente grande, se me resbaló de las manos y se rompió en mil pedazos. Al instante me eché a llorar y me sentí fatal por haberla roto. Hacía juego con la vajilla y todo.
    Mi mamá entró confundida por mi llanto. Me preguntó si lo había roto a propósito. Todavía llorando y disculpándome, le dije que no, y ella me contestó: “Vale, una fuente es solo una cosa, y no la rompiste a propósito, así que enfadarme contigo no tendría ningún sentido. Intentabas ayudar y ha sido un accidente. Compraré otra”.
    Ese momento se me quedó grabado. © rmblmcskrmsh / Reddit

A veces, la vida real se vuelve tan dramática, impactante e increíble que rivaliza con cualquier cosa que puedas ver en televisión. Eso es exactamente lo que ocurre en estas 13 historias reales, cada una de las cuales te llevará a una montaña rusa emocional.

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