14 Historias de personas que hicieron fila y recibieron una sorpresa inolvidable

Historias
hace 3 días

Hacer fila es toda una aventura. Pero es precisamente en esos momentos cuando podemos notar algo inusual o encontrarnos en una situación divertida.

  • Estaba haciendo fila en una policlínica. Una anciana que llevaba allí más de una hora salió de la consulta. Caminó confusa con los papeles en la mano hacia su esposo y le dijo: "Miguel, es extraño que siempre pueda entender la factura que escribe el médico, pero nunca puedo entender su receta. ¿Qué me ha escrito aquí? Ayúdame". © No todo el mundo lo entenderá / VK
  • Estaba escaneado los artículos de un joven. Al final dijo que pagaría con el código QR. Me llamó la atención una anciana detrás del chico. Ella observaba el proceso muy atentamente. Al principio se quedó callada y luego exclamó: "¿Ya se puede pagar con foto? Todavía no me he acostumbrado a pagar con el reloj y el teléfono, y aquí ya es por fotos. ¿Adónde va el mundo?". Toda la fila se echó a reír. Escaneé la mercancía de la anciana y me dijo: "¿Puedo pagar con dinero normal o solo con foto? La foto, solo la tengo en mi pasaporte". © Work Stories / VK
  • Fui a la farmacia y me puse en una fila enorme. Tenía mucha prisa y no quería perder mucho tiempo comprando hematógeno para mi esposa, así que decidí improvisar. Estornudé, tosí y fingí desmayarme. Varias personas de la fila se giraron al ver mi actuación, y una mujer dijo: "Hombre, ¿qué haces aquí? Todos los que estamos delante de ti estamos igual. Tenemos tos, mocos y nos desmayamos de malos actores". © No todo el mundo lo entenderá / VK
  • Desde lejos vi una caja vacía. Caminé lentamente hacia ella. Vi a una mujer que corría literalmente hacia ella, intentando no mirarme. Aceleré el paso y fui el primero de la fila. Le lancé una sonrisa de suficiencia y empecé a descargar mi carrito con orgullo. Ella resopló, se sonrojó y me miró con cara de enfado. Era la compra más deliciosa que había hecho en mi vida. © valerianthegreat / Reddit
  • Estaba con mi hijo de 3 años en una fila de la policlínica. A nuestro lado había una madre con un niño un poco mayor. Ella sacó unos caramelos y le dio un puñado, pero mi hijo se quedó mirando. La mujer sonrió, tomó el último caramelo y se lo di. Le susurré: "¿Qué tienes que decirle a la señora?". Mi hijo miró el caramelo y dijo: "Podrías haberme dado más". Casi ardo de vergüenza. © Mamdarinka / VK
  • Estaba en la fila del cajero automático. Delante de mí, un hombre con expresión triste. Insertó su tarjeta, presionó algunos botones y de repente empezó a reír histéricamente. Se carcajeó hasta las lágrimas durante unos cinco minutos. Le pregunté si todo estaba bien, y su respuesta fue sencillamente demoledora: "El sueldo es tan ridículo que da risa hasta llorar". Cómo lo entiendo. © No todo el mundo lo entenderá / VK
  • Un abuelito con el pelo canoso pulcramente peinado hacía fila para comprar un pastel. Delante de él, había una majestuosa abuelita con sombrero y pintalabios rojo. Estaba eligiendo el té. El abuelito se volvió hacia ella: "El té sin limón es como la vida sin amor". La abuelita revoloteó un segundo y dijo: "Entonces tome un limón y deme un ejemplo de amor". El abuelito, sin perder tiempo, pidió el limón y se sentó a su mesa. Estuvieron allí sentados unos 40 minutos, hablando de todo lo que hay en el mundo. © No todo el mundo lo entenderá / VK
  • Un día estaba haciendo fila en un supermercado y oí a un joven que estaba delante de una chica en la fila decirle: "Probablemente no sea asunto mío, pero yo nunca me comería eso". No me di cuenta de qué hablaba, pero una mujer se volvió hacia él y le dijo: "Sí, no es asunto tuyo". El joven m miró inquisitivamente, pero le dije en voz baja: "No esperes compasión de mí". El chico replicó: "Las mujeres siempre están unidas". Le ignoré, pero la cajera dijo: "Será mejor que dejes en paz a las dos". © Leora Zairi / Quora
  • Una mamá y su hija de unos 4 o 5 años llegaron a la oficina de correos. Se sentaron y esperaron. Sin hacer fila, entraron personas con envíos urgentes. Había indignación en la cara de la señora. La niña dijo: "¡Mamá, vamos!". La situación se repitió, la hija otra vez: "¡Mamá, vamos!". Han pasado unos 30 minutos, la mamá estaba furiosa y la hija dijo: "¡Vamos!". La situación se calentó y entonces la niña soltó: "Mamá, vamos a montar un escándalo, ¿eh?". La madre lo tomó como una señal directa a la acción y exclamó: "¡Vamos a montar uno!" y se dirigió al mostrador. © SITUACIÓN / VK
  • Oído en la fila de una policlínica:
    - ¿Quién es el último de la fila?
    - Yo estaba detrás de esa abuela.
    - ¡Yo no soy abuela!
    Se sentaba una señora de unos 70 años, con aspecto muy jovial. "Bueno, - pensé. - Ahora empezará: ¡No soy abuela, soy mujer!". La respuesta siguió inmediatamente:
    - No soy abuela, sino bisabuela. Tengo 87 años y mi hijo ya tiene 65".
    La fila hizo un respetuoso "ahh". El niño de la silla de al lado no pudo guardar silencio:
    - Mamá, ¿es posible que un hijo tenga 65 años? © schewa*** / Pikabu
  • Hace poco fui a la policlínica con mi hijo de seis meses. Estaba sentada en la fila y pasó una mujer de unos 50-60 años. Nos miró e inmediatamente empezó a abalanzarse sobre mí con reproches de que el niño tenía frío. Llevaba overol con pantalones cortos, fuera hacía 30 °C. Todo quedaría en nada, pero antes de que me diera cuenta, la señora empezó a palpar las manos y los pies de mi hijo. Tras asegurarse de que estaban calientes, la mujer me amenazó con el dedo y se marchó diciendo: "Ya te vale". © Ward #6 / VK
  • Una fila en una tienda de comida hecha. Hay un chico en suéter y detrás de él, una mujer mayor de edad. El chico retrocede hasta un escaparate vecino para mirar el surtido. En ese momento, la señora mayor lo sigue, diciendo:
    - ¿Adónde se ha ido mi tamalito?
    Todos se quedaron estupefactos.
    Pero la señora continuó:
    - Aquí había tamales de frijol y ya no están. ¿Se lo han llevado ya? © No todo el mundo lo entenderá / VK
  • Ayer presencié una situación divertida. En el supermercado solo funcionaba una caja registradora y había una fila de mucha gente. Había una pareja detrás de mí que estaba teniendo una discusión acalorada durante 10 minutos. La chica, delante de todo el mundo, le lanzaba quejas porque él no le pedía matrimonio. Ella se lo reprochaba, y él solo suspiraba y pedía hablar en voz baja. Finalmente, el joven no aguantó más, sacó una lata de refresco de la cesta, arrancó el anillo, se arrodilló y le preguntó si quería ser su esposa. Los clientes del supermercado, junto con la cajera, empezaron a aplaudir y a gritar "que se besen". La chica se quedó perpleja. Al parecer, no era el tipo de proposición que se había imaginado. © Caramel / VK
  • Estoy en la fila de la caja, a mi lado hay un hombre con un niño. El niño bebe jugo de una cajita. Se lo termina. El padre le quita la cajita vacía, la extiende ordenadamente, se la entrega a la cajera y dice:
    - Aún tenemos que pagarlo.
    El niño pregunta sorprendido:
    - ¿Por qué? Ya me lo he bebido todo.
    Papá, suspirando pesadamente, explica:
    - Así se hace, hijo. Se llama préstamo. © Unknown author / Pikabu

A veces la vida nos da tales sorpresas que no nos lo podemos creer. Con solo leer estas historias, todo resplandecerá de inmediato con colores brillantes.

Comentarios

Recibir notificaciones
Aún no hay comentarios. ¡Puedes ser el primero!

Lecturas relacionadas