14 Historias que demuestran que el amor verdadero a menudo nace en circunstancias extrañas
La naturaleza del amor es algo extraña. Pero se nota una regularidad: a menudo la historia de una relación no comienza de forma común, sino que está acompañada de situaciones asombrosas, incómodas y extraordinarias, que podrían ser parte de una película.
Genial.guru preparó una selección de historias reales en las que los participantes del grupo “Escuchado por ahí” cuentan cómo nacieron sus relaciones más unidas y felices.
- Mi esposo me encontró en un basurero. Era otoño, llovía, mi perro saltó en un charco y me salpicó, ensuciándome por completo. Fui a tirar su popó a la basura y vi entre los contenedores de desechos un tesoro, unas cajas de libros. Estaban empapados, pero algunos podían leerse. Él me vio ahí, entre los contenedores, con mi ropa mojada y sucia, con el perro embarrado a mi lado. Supuso que estaba buscando comida pero, cuando se acercó, vio que mis brazos estaban llenos de libros, y que yo estaba hojeando uno de Saint-Exupéry. Dice que se enamoró de inmediato. Estamos casados hace 10 años.
- En nuestra universidad había un profesor de mediana edad que no cuidaba en absoluto su aspecto, hablaba de manera extraña y siempre era muy estricto con los estudiantes. En una palabra, un monstruo. Una de sus estudiantes, una chica dulce y sencilla, se enamoró de él. Antes de la graduación todos se metían con ella porque su simpatía era obvia. Pero después, la olvidaron. Por voluntad del destino, 5 años más tarde estuve de vuelta en la universidad, y al salir me encontré con una pareja riéndose. Era un hombre bien cuidado, con un traje caro, y estaba de la mano de una muchacha joven y bonita, que se reía en voz alta de un chiste de su compañero. Eran ellos. Más tarde, por medio de los chismes, me enteré de que comenzaron a salir justo después de la graduación de ella. Al año siguiente, se casaron. Durante ese tiempo, él se convirtió en jefe y comenzó a desarrollar sus propios proyectos de investigación. Ella viajó al extranjero para perfeccionarse y regresó para colaborar con su ya esposo en sus actividades científicas. Los estudiantes ahora adoran al antiguo monstruo, y suelen pedir hacer su trabajo de tesis con él.
- Mis padres se conocieron en una sala de emergencias: mi madre era médica y mi padre fue llevado allí después de una pelea. Él tenía 22 años; ella, 29, y había enviudado hacía 2 meses. Él se enamoró, comenzó a esperarla después del trabajo, le regalaba flores y le demostraba su amor con palabras y actitudes galantes. Ella no lo echaba, pero siempre se mostraba fría e indiferente. El dolor por la pérdida de su marido, la llevó a padecer graves problemas psicológicos, pero él la sacó. Después de 3 años, ella pudo decirle, por primera vez, “Te amo”. Están juntos hace 27 años y tienen 3 hijos.
- Cuando me enfermo, mi piel empieza a tener moretones y se pone roja. En general, mi aspecto no es para gente sensible. Los chicos, al descubrir esa condición, huían de inmediato, creyendo que podía contagiarles mi enfermedad. Hace poco conocí a un hombre. Él no solo no escapó, sino que también me compra comida sabrosa, dice que soy la más bella y que esta característica no me arruina en absoluto. Dice que este es mi toque de distinción. Y me di cuenta de que él es mi destino.
- Siempre me gustaron los hombres morochos, musculosos, con ojos negros. Tipos brutales, podría decirse. Pero un día apareció ÉL, un pelirrojo con pecas, bajo, delgado, con anteojos, y me enamoré a primera vista. Tal es así que, sin dudarlo, acepté cuando me propuso casamiento. No me arrepiento de nada, lo amo con locura, y que todos esos tipos brutales envidien a mi compañero pecoso, que él me tiene a mí.
- Un par de semanas antes de irme de vacaciones, perdí a mi padre. Toda mi familia me decía que tenía que viajar igual. Me fui. Intentando evitar a dos hombres obsesivos en la calle, entré a un club, aunque no tenía intenciones de bailar. Un extranjero se acercó para conocerme. Paseamos con él durante toda la noche, charlamos mucho y se conmovió cuando le mencioné el motivo de mi tristeza. Al despedirnos, mis piernas temblaban. Ni siquiera pensé que íbamos a volver a vernos. Al poco tiempo, me mandó un mensaje y vino a visitarme a mi país. Hace muchos años que estamos juntos. Si no fuera por la muerte de mi padre, quizás no nos habríamos acercado tanto. La vida es una cosa muy extraña.
- Mis abuelos trabajaban juntos en las montañas. Él estaba enamorado de ella, pero no lo admitía. Una vez que fue a algún lugar solo, se cayó en una cueva y se fracturó una pierna. Como no podían encontrarlo, se organizó un grupo de búsqueda del que mi abuela formó parte. Él permaneció en la cueva durante 4 días, sin agua. En un momento, al borde del desmayo, pensó que no quería morirse sin decir antes, en voz alta, que la amaba. Y cuando lo dijo, ¡ella lo escuchó! Fue así que pudo encontrarlo. Pasaron 58 años juntos y se tuvieron siempre el mismo amor.
- Un amigo trataba, desde hacía mucho tiempo, de conquistar a mi mejor amiga. Como vi que él estaba sufriendo mucho, decidí ayudarle, ya que, aunque los dos sentían lo mismo, no se entendían, y nunca llegaban a nada. El resultado: ahora él y yo estamos profundamente enamorados, y mi amiga me considera una traidora. Bueno, lamento que cuando le hacías tanto drama de la nada y le causabas celos, yo fuera la única que lo apoyaba y lo ayudaba en todo. No me arrepiento.
- Con un grupo de amigas estábamos charlando sobre los exámenes. Un chico desconocido se acercó a nosotros. Era guapo, pero su cara estaba llena de granitos y ampollas. Nos dijo que estaba realizando una encuesta: “¿Es importante la belleza externa en una persona?”. Nos preguntó si podíamos besarlo en la mejilla. Mis amigas se negaron inmediatamente, pero yo le dije que sí. El resultado: salimos hace más de un año, nos amamos con locura. Y los granitos eran un maquillaje.
- Una vez noté en una playa a un chico guapo. Me quedé observándolo. De repente, él se dió vuelta y clavó sus ojos en mí. Por supuesto, no lo esperaba, y me dio un ataque fuerte de hipo... Pensé que todo se quedaría ahí, pero vi que él se acercaba riéndose y, cuando estuvo frente a mi, me dijo: “¿Entonces ahora las chicas atraen a los chicos de esta manera?”. Nos reímos, el hipo se me fue y empezamos a hablar. A menudo con mi esposo recordamos esta historia, que es la nuestra.
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Estaba enamorado de una compañera en la Universidad, y un día soñé con ella. En mi sueño hacíamos el amor. Durante una clase se sentó a mi lado y dijo: “Hoy soñé contigo”. Le contesté: “Y yo contigo”. Al final no contamos nuestros sueños. Los escenarios eran diferentes, pero el guión era parecido... Estamos casados, criamos a nuestra hija. No creo que haya sido misticismo, sino, más bien, el procesamiento de las experiencias diurnas en un sueño. Bueno, y una coincidencia increíble.
- Cuando éramos jóvenes, mi mejor amiga y yo comenzamos a noviar con unos chicos. Las relaciones duraron alrededor de 3 años y luego nos separamos. Recuerdo que una vez estábamos con ella en un parque y, como vio que su ex se acercaba, se alejó para fumar. Él, entonces, se sentó a mi lado. Le pedí que se fuera. Una mujer de aproximadamente 50 años que pasaba cerca de nosotros, se detuvo de pronto y le dijo, señalándome: “Cuídala, es tu destino”. Nos divirtió, pero lo olvidamos. Han pasado 18 años. Ahora estoy casada con este ex de mi amiga, y ella está casada con mi exnovio.
- En la universidad tuve dos admiradores que eran, entre sí, grandes amigos. Un día decidieron pelear por mí. Me acerqué al lugar como una reina y descubrí que había un tercero, que me miró despectivamente con sus ojos claros y les preguntó a los chicos con sarcasmo: “¿Lo hacen por esta?”. No hubo pelea porque logramos separarlos. Ahora, el de los ojos claros y yo estamos casados, desde hace 5 años. Y los 3 siguen siendo grandes amigos.
- Creé a mi esposa yo mismo. Ella es la hermana menor de mi mejor amigo. La conozco desde que nació. Recuerdo cómo lloraba por una muñeca rota, y cuánto se alegró cuando la reparé. Conocí al que fue su “primer amor” en el kinder y también a su mejor amiga. La ayudé a hacer deberes en la primaria y, luego, en la secundaria. Aprendí de memoria sus hábitos, principios y puntos de vista sobre la vida. Vi a mi niña crecer desde que era bebé, hasta que se convirtió en una chica adulta. Tenemos una diferencia de 10 años. La amo más que a mi vida.