14 Momentos universitarios que fueron un caos total... y por eso los extrañamos

Historias
hace 2 horas
14 Momentos universitarios que fueron un caos total... y por eso los extrañamos

La vida de estudiante no son solo clases, exámenes y fideos baratos. Es un universo paralelo donde el sentido común se apaga y se sustituye por el puro absurdo y el ingenio. Una habitación está habitada por gente que pone nombres a las cucarachas, y otra por un joven al que sus profesores adoran por su “memoria fotográfica”. Hemos recopilado 15 historias sobre la vida estudiantil: desde una sopa de tres papas hasta defensa personal con un trombón.

  • Soy profesor en una universidad. Tenía un estudiante con una memoria fotográfica única. Antes de un examen o una clase práctica, abría el libro de texto, miraba durante unos segundos las páginas necesarias y estaba listo para responder. Las chicas le admiraban, los chicos le respetaban, los profesores le adoraban. Pero en la graduación, me confesó de repente que no tenía memoria fotográfica. Se lo aprendía de memoria todo en casa, día y noche. © Cámara nº 6 / VK
  • Fue el mejor examen. Primero, el profesor dijo que quienes sabían para un 6 se sentaran en las primeras filas, los de 8 en las del medio y los de 10 en las de atrás. Confiando en poder copiar, me fui al fondo. Al sentarse todos, el profe soltó: “A quien logre lanzar su libreta hasta mi mesa, le pongo la nota de su fila”. ¡Aquello fue un caos! Yo no lo logré, pero el ambiente valió la pena. © Overheard / Ideer
  • Vivo en un país del norte. Nuestro profesor en la uni era originario de Inglaterra. Cuando se trasladó por primera vez a nuestra región para dar clases, tuvo un percance. Se despertó, miró por la ventana, vio que estaba nevando y se volvió a dormir, por costumbre, porque en su patria no hace falta ir a trabajar con ese tiempo. Se despertó por una llamada de su jefe y solo entonces recordó que no estaba en casa. © Overheard / Ideer
  • Mi computadora, como la más cursi de las historias de estudiantes, se estropeó. No solo borró el trabajo del día, sino todo lo que había hecho la semana anterior. Se desactualizó a una versión anterior y borró un par de tareas gordas y también unos cuantos proyectos pequeños pero importantes. © PoliticalMilkman / Reddit
  • Oí gritos y golpes en el pasillo de mi residencia a eso de las dos de la madrugada. Al principio, me quedé atónita. Luego empecé a pensar que alguien gritaba: “¡Socorro!” y me preocupé, agarré mi trombón y me acerqué cautelosamente a la puerta. Resultó que alguien acababa de olvidar su tarjeta de acceso y estaba golpeando la puerta muy fuerte para que le dejaran entrar. © FINALCOUNTDOWN99 / Reddit
  • El chico que vivía encima de nosotros en la residencia estudiantil era muy ruidoso. Siempre estaba jugando a la consola hasta las tres de la mañana y gritando. Un día enfadó mucho a mi vecino, tanto que empezó a golpear la pared con el puño. Al parecer, al chico no le gustó, porque se subió a la cama y saltó de ella con todas sus fuerzas. Fue entonces cuando nuestro techo se derrumbó. Mi compañero de piso, un amigo y yo corrimos a salvar el día. Mientras lo arreglábamos, este bromista que vivía encima de nosotros bajó, vio lo que había pasado, se rio y se fue. © J_robert_S / Reddit
  • En el examen nos dijeron que usáramos una hoja por las dos caras. Un chico escribió su respuesta en hojas separadas. No le dejaban entregarlas así, así que decidió pegarlas. No había nada en la sala que pudiera servirle, así que este genio utilizó goma de mascar en lugar de pegamento. Quedó horrible y asqueroso, menos mal que le dejaron reescribir el examen en otra hoja. © Mrfudog / Reddit
  • El sábado por la noche me estaba duchando y me iba a enjabonar la cabeza cuando de repente sonó la alarma de incendios. Corrí hacia la salida, me puse una bata y agarré una toalla por el camino. Por suerte era abril y no hacía demasiado frío, pero tuve que quedarme fuera empapada porque el departamento de teatro de nuestra universidad no pudo con su máquina de humo. © littlebutcute / Reddit
  • Un día, en la universidad, unos cuantos chicos y yo tomamos una mesa y unas sillas, las metimos en el ascensor y empezamos a dar vueltas por los pisos. Cuando se abría la puerta y la gente nos miraba sorprendida, preguntábamos: “¿Conocen a alguna chica soltera, porque estamos buscando una cita para nuestro amigo?”. © scarterc23 / Reddit
  • Éramos estudiantes pobres y no teníamos ni batidora. Un día quisimos hacer un pastel y compramos nata para él, olvidándonos de algún modo de la ausencia del susodicho milagro de la tecnología. Como resultado, hicimos salvajes danzas chamánicas al son de la música de los sesenta, montando nata a mano en tarros. ¡Lifehack para todos los que están perdiendo peso! © Overheard / Ideer
  • Hace un par de años, mi esposo y yo tuvimos la idea de recuperar nuestra juventud estudiantil, así que, sin pensarlo mucho, nos matriculamos en la escuela de formación profesional local. Por la mañana nos reuníamos cerca de la escuela, tomábamos café, charlábamos, luego razonábamos si ir a las clases, llegábamos a la conclusión de que no merecía la pena y nos íbamos a trabajar. Estudiamos hasta la primera sesión, tras la cual fuimos expulsados por absentismo y ese fue el final de nuestra época de estudiantes. © Mamdarinka / VK
  • Cuando me mudé a la residencia, conocí a una chica que vivía un piso por encima del mío. Un día vino y me preguntó amablemente: “¿Puedo lavar tus platos?”. Tenía una mirada tan compasiva y yo tenía tantos platos en el fregadero que no pude negarme. A partir de entonces, pasaba por casa casi todos los días, hablábamos, me lavaba los platos y me decía que no podía ver la vida sin ello. Hace tiempo que se casó y se mudó a otra ciudad, y a veces la echo tanto de menos. © No todo el mundo lo entenderá / VK
  • Vivir en una residencia cambia mucho a la gente. Tengo una amiga con la que empezamos a compartir habitación en nuestro segundo año. Durante todo el primer año viajó de casa a la universidad, gastó mucho dinero, esfuerzo y tiempo, así que desde el principio del segundo año la trasladaron a mi residencia. Oh, qué duro fue el primer mes para ella. Tenía miedo de todas las cucarachas. Al cabo de unos seis meses, se acostumbró y empezó a lidiar con ellas fácilmente. Y ahora la llamo “Cucarachéitor”. Está tan acostumbrada a la vida de dormitorio que ahora cada cucaracha tiene su propio nombre. En el baño, por ejemplo, ayer entró y dijo en voz alta: “Oh, Basilio, ¿estás aquí también? ¡Buen viaje!”. © Caramel / VK
  • El otro día llamó a mi dormitorio un chico, pidiéndome que compartiera un poco de remolacha si tenía. Decidí averiguar qué buscaba. Me dijo que iba a cocinar sopa de remolacha. Me ofrecí a ayudar a cambio de un plato de sopa. Fuimos a la cocina y solo tenía mi remolacha y 3 patatas. No nos cortamos y encontramos todo lo que faltaba de otros estudiantes. Cocinamos una olla enorme de sopa de remolacha y llevamos un plato a todos los que ayudaron. © Caramel / VK

Sigue sintiendo nostalgia de la vida universitaria con nuestro artículo sobre los compañeros de dormitorio que fueron como una familia para nosotros.

Imagen de portada Overheard / Ideer

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