15 Dueños de mascotas que tienen un máster en el arte de ponerles nombres originales

Animales
hace 2 años

Mucha gente trata de ponerles a sus mascotas nombres poco habituales. De esta manera, demuestran su originalidad y su fantasía. Otros, sobre todo los dueños de perros, quieren que al gritar el nombre, solo se les acerque su propio can y no todos los Max, Bruno o Toby del barrio.

En Genial.guru, creemos que en el mundo hay muchas palabras interesantes y casi cada una puede convertirse en un nombre original de mascota. Por eso no hace falta limitar nuestra fantasía con los habituales Jack o Coco.

  • Iba por la calle tranquilamente. Era verano, unas señoras mayores ocupaban los bancos frente a los edificios, las lilas desprendían un suave aroma, un hombre paseaba melancólicamente a su perro. Un cuadro idílico. Pasé al lado de este hombre y 5 segundos después, oí un grito formidable, agudo y rotundo: “¡Antonio! ¡Quieto!”. Me quedé inmóvil. Unas gotas de sudor cayeron por mi espalda. Me di media vuelta y vi que el hombre le había gritado a su perro porque este se había metido donde no debía. Para aclarar: me llamo Sergio, pero el grito fue tan convincente que, por un segundo, pensé que yo era Antonio y que había metido la pata. © Seregafrg / Pikabu
  • Mis padres tenían un gato llamado Perejil. Me daba mucha risa cuando mi madre iba por el huerto gritando: “Perejil, Perejil, ¿dónde estás?”. Recibió su nombre porque había sido abandonado cerca de nuestra casa y lo habíamos encontrado en el huerto entre las hierbas aromáticas: las estaba masticando. © monstrenok18 / Pikabu
  • Nuestro gato tiene un nombre. Pero yo tengo también a un marido bromista. Y él siempre llama a nuestro gato o bien Mushu, o bien Gato. Así que ahora mi Miguel Ángel reacciona tanto a Mushu como a Gato. © Soffiaa / Pikabu
  • Estaba en la sala de espera de una clínica veterinaria. De vez en cuando entraba el administrador llamando a los pacientes por su nombre: Genghis Khan, Susana, Mycroft, Segismundo, Teodoro, Pelusa. El último nombre parece no encajar en la lista de los demás nombres “nobles”. © anytka010707 / Pikabu

“El gato se llama Yoshimitsu, como el samurái del juego Tekken. Pero en realidad no se parece en nada a un samurái. Como un típico Maine Coon, es un verdadero cobarde”.

  • En el trabajo de mi padre, adoptaron a un gato naranja. Pensaron mucho su nombre observándolo... Y de repente se les ocurrió: ¡Fuego! El gato es realmente un fuego: de un color naranja vivo, rápido y ágil. Los compañeros de mi padre siguen riéndose: él trabaja en un parque de bomberos. © Oídoporahí / VK
  • Una amiga mía adoptó a un gatito pensando que era hembra y la llamó Sonata. Mi esposo no oyó bien el nombre y le preguntó: “¿Cómo lo llamaste? ¿Senator?”. En fin, el gatito resultó ser macho y ahora lo llaman Senator© Tatiana Sejerskilde / Facebook
  • Soy estudiante y vivo en una residencia. Mis compañeros tienen un gato, una gata y un perro que se llama Jimmie Veintiuna. Se llama Veintiuna porque una vez se comió de golpe 21 hamburguesas del comedor. Nadie más logró hacerlo. © Oídoporahí / VK
  • En mi primer trabajo, mi jefe se llamaba Máximo. Era un tipo muy desagradable que por cualquier error, por muy insignificante que fuera, gritaba como un loco y repetía en cada ocasión que todo el mundo debería saber cuál era su sitio. Lo aguanté durante un año, luego renuncié, adopté a un perro y le puse el nombre de mi exjefe. Por fin, Máximo no abre la boca en vano. Sabe dónde está su sitio, los comandos “siéntate”, “abajo” y “quieto”, y me trae las pantuflas. Un perro muy inteligente, no como otros.
  • Adoptamos a un perro. Mi madre decidió llamarlo Conde. Pero cada vez que quería alimentar a los gatos y los llamaba con el típico sonido que conocen estos felinos, “ps-ps-ps”, el primero en llegar siempre era él. Propuse cambiarle el nombre. Así, ya son más de 10 años que el perro se llama Gato. © Leonid Budnik / Facebook
  • Tengo un gato naranja llamado Cheshire, como en Alicia en el país de las maravillas. Es un mestizo normal y corriente, tal como yo quería. El otro día, oí a mis colegas hablar en el baño. Una le dijo a la otra: “¡Esa Mónica siempre va presumiendo! Se jacta de tener un gato de Cheshire, pero en realidad es solo un mestizo como los demás de la calle”. Y se rieron. Mónica soy yo, por supuesto. No sé si llevarles el libro de Carroll para que lo lean.
  • Mi hijo tiene un perro de la raza cane corso (mastín italiano). Oficialmente, se llama Armani no sé qué, no lo recuerdo bien. Cuando trajo a casa al cachorro, mi madre se preocupó mucho y dijo que se lo diera a alguien porque temía que, al crecer, se convirtiera en un toro bravo imposible de controlar (es que un “alma caritativa” la había informado sobre esta raza). Y ahora este macho que pesa casi 60 kilos responde al nombre de Gatito. © Ludmila Gataulina / AdMe
  • ¡Cuántas variantes de nombres teníamos para nuestra gata mayor! Es una persa grande, bonita. Por el carácter, toda una reina. Pero, mientras tanto, entre nosotros la llamábamos simplemente Marisa. Y así quedó. Mi suegra nos miró de reojo durante mucho tiempo, porque se llama María Luisa, pero casi todo el mundo le dice Marisa. Pero no hemos llamado a nuestra gata así por ella. © Milka Schoko / AdMe
  • Teníamos un gato siamés, muy grande para su raza y con la apariencia propia de un sabio. Lo llamamos Salomón. Pero dado que era muy travieso y juguetón, muy rápido se lo cambiamos por Salchichón. © Svetlana / AdMe

“Se llama Gataballo porque esta gata galopa como un caballo”.

¿Cómo se llama tu mascota y por qué recibió ese nombre exactamente?

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